LILLIE
He tomado una decisión. Me llevo mucho tiempo culminar este asunto, pero por fin había decido avanzar y perdonar a ese hombre quien es mi padre.
Después de ver a mis hijos el como van crecido y los felices que eran, llegué a la conclusión de que ellos tenían derecho de conocer a su abuelo. Dejando mi resentimiento a un lado llevaré a mis pequeños a verlo.
Tengo entendido que vino de visita a Italia, pero a las afueras de Sicilia, muy lejos del territorio principal de Dante. Su enemistad seguía y eso nunca iba acabar, pero el hecho no era por sus negocios o algo relacionado a ello, era por mí.
Dante estaba molesto con Lionel por haberse callado todo y no hablarlo con la verdad. Aún así él mismo me dijo que lo fuera a ver y que llevará conmigo a los
LILLIE Minutos más tardes, mis hijos se habían puesto inquietos por el viaje. Nos llevaba largo el camino, mis pequeños tenían mucha energía y estaban ansiosos por liberarse de sus cinturones. —No, pronto llegaremos —digo en un tono severo mientras trato de sacar mi móvil de mi bolso y con la otra sujeto al pequeño diablillo que quiere liberarse de la correa del asiento —por Dios Alessio, quédate quieto. Mi móvil vibra y timbra sin parar. Quizás sea Dante, estaba esperando su llamada. Contesto sin mirar la pantalla, tampoco es que pueda fijarme en ella ya que Antonella también se inquietó, ya estaban desesperados por llegar a casa. —¿Quieres que tome a Anto en los brazos? —se ofreció Enzo, amablemente. Asentí, necesitaba refuerzos y Alan y el chófer solo miraban la escena asustados. Definitivamente estos hombres podría ser
DANTE Un año después. Esto era peor que el puto infierno, mi hermosa Fiera se había apagado con el tiempo, sus esmeraldas ya no brillaban como antes, y es que nos habían arrebatado una parte muy valiosa de nuestra vida, nuestro hijo Adamo. Yo le volví hacer una promesa, pero con el trascurso del los meses ella termino por ya no confiar en mis palabras. Estuvimos distantes un tiempo, quise darle espacio, pero el dolor que estábamos viviendo era de ambos y decidí hacer algo y nunca más apartarme de ella. Nos necesitamos, este dolor era de los dos. Y pueden pasar meses y años, nunca iba a bajar la guardia. Iba a seguir buscando por tierra y mar, hasta traer de vuelta a mi hijo. Después del infierno el que vivieron y la muerte de mi querido amigo, ellos llegaron a casa a sa
Un tiempo después…Mire mi imagen en el espejo fijamente. Mi barriga estaba cada vez más grande y esto ahora solo me recordaba una cosa, lo que estaba por suceder después de sus nacimientos. En vez de disfrutar esta etapa y estar feliz por sus llegadas, la emoción que me dominaba en este momento era la del pánico.―En cuanto nazcan esos bastardos se desharán de ellos ―anuncio una voz potente y perversa que ya conocía, que me hizo vibrar de pies a cabeza.Podía percibir unos pasos que se acercaban hasta la puerta de la alcoba donde me encontraba encerrada.― ¿Pero qué haremos con ellos? ―pregunto otra voz que me erizaba los bellos de la piel.&
Tiempo atrás.D A N T EEstoy impaciente y listo para darle un puñetazo a la pared a casi nada de perder el poco control que me queda.Otra semana más tuve que aguantar, no se porque tuve que hacer caso a Edgardo, cuando dijo que esperara más tiempo. Ese hijo de puta e infeliz tenía a mi mujer y no podía seguir esperando sentado, tenía que hacer algo.—No puedo seguir esperando, debo ir por ella — me levanté del sillón, frustrado y desesperado, a punto de perder la cordura.Comencé a aflojarme los primeros botones de mi camisa mientras caminaba de un lado a otro, sentía asfixiarme. Habíamos lle
LILLIE—Come —ordena el monstruo —O quiere algo en especial mi reina.¿Su reina? Jamás, esta loco si cree que seré suya.No respondo, y solo tomo el cubierto puntiagudo para hincarlo en el filete que estaba servido en mi plato. Debía comer, no porque él me lo haya ordenado, sino por mis bebés que aún crecían en mi vientre y necesitaban nacer sanos y fuertes para soportar cualquier cosa a futuro.Yo más que nadie debía tener fuerzas para protegerlos y salir de este maldito lugar.—Bien, así me gustas más. Obediente y dócil como una pequeña gatita —dijo, mientras me llevo otro bocado a la boca
DANTEHabía ciertas cosas que siempre me había prometido que nunca haría. Estaba rompiendo esa promesa, no es que yo siguiera las reglas pero jamás me entregaría al enemigo con facilidad. Yo nunca pensé flaquear en ese sentido, debía mantener mi reputación y no mostrar ningún punto débil. Pero hoy había llegado el día que conocerían mi puta debilidad, una que ni yo mismo creí que llegaría a tener.Por ella era capaz de hasta arráncame la piel si era necesario de hacerlo, que importaba si me torturaban para después matarme. Pero primero que nada me aseguraría de que ella estuviera a salvo y protegida.Tome el par de armas que se encontraban encima de la mesa que esta junto a la cama. Las encaje en la funda que suel
DANTEEran las tres de la madrugada, había llegado la hora de partir al encuentro donde supuestamente estaba Lillie. Edgardo estaba muy seguro de que era una trapa y aunque Iván estaba molesto con él, también lo apoyo en ese asunto. Pero como a mí me valía una jodida lo que digieran, al final aceptaron ir a ese lugar, con o sin ellos yo me iba a arrojar a la cueva del traidor. Debía asegurarme de que ella no estaba allí, que ya lo sabía. Lo hice porque quería obtener algunas pistas, y este era el motivo por el que iría.Sabía de sobra que con ese maldito no se podía confiar y él también estaba al tanto de que yo no me fiaría con facilidad. Por ello tuve que acceder al método que armo Iván.La idea era enviar tres grupos, en el último irían Leo y Alan e Iván estaba convencido de que quería
DANTE― ¡Es mejor que hables de una puta vez! ―grite sin importarme quienes estuvieran a mi alrededor. De igual manera todos eran mis soldados.Me pare a escasa distancia el individuo que estaba amordazado en una silla mientras Iván sumergía su asquerosa cabeza en un contenedor grande de agua.―Sera mejor que sueltes toda la mierda que tengas o aquí mismo acabare contigo ―amenaza Iván ― ¿Me has oído?―No, hermano ―me dirijo a Iván ―Él es mío, solo dejare que te diviertas por un rato.― ¡Mierda! Tenía tantas ganas de hacer esto ―dijo, ahogando de nuevo al tipo en el contenedor.― No sab