DANTE
Los meses habían pasado. En este tiempo había aprendido a valorar muchas cosas, como mi vida, ahora tenía sentido. Tenía una familia que se había convertido en mi prioridad y lo único bueno que había sabido hacer en este puto mundo.
Mi primer trabajo ya no era ser el mafioso más poderoso de Europa, sino proteger a mi familia. Era mi primera tarea y deber, y lo que más quería hacer, sin ellos muy infierno seria otro, uno al que no quería volver nunca.
Quizás muchas cosas no cambiaron, seguía siendo un jodido mafioso, pero para mí ellos lo hacían un poco mejor entre tanta oscuridad y maldad. Jamás quise un destino así para mi familia, pero no tenía otra opción, mis hijos heredarían el infierno del Diablo y no había elección alguna, como me paso a mí. Lo único que me quedaba era protegerlos.
Y para empezar debía acabar con algunos enemigos que estaban detrás de mi familia. Carlo fue el p
LILLIE Tres años después. En este tiempo podría decir que todo ha marchado a la perfección pero no era tan cierto. El peligro siempre asechaba a nuestra familia y a pesar de que aquel día fue el último atentado que sufrimos, no estábamos de todo al salvo. Ese día Bruno había asaltado el yate y puso una bomba en el, provocando la explosión. Dante no me quiso contar nada, pero después de un tiempo me entere por parte de Mika que a ella si le había contado su marido. Y supuestamente él había muerto en su misma explosión, pero no estaban seguros de ello porque nunca encontraron rastros de él. Todo este tiempo viví un poco tranquila ya que la tempestad de calmo, los conflictos que tuviera Dante eran asuntos de sus negocios, nada que relacionara la vida de nuestros hijos. Aunque mi marido siempre estaba en peligro. ― ¿A dónde me llevas? ―inquirí, mientras me llevaba tapada de los
LILLIEHe tomado una decisión. Me llevo mucho tiempo culminar este asunto, pero por fin había decido avanzar y perdonar a ese hombre quien es mi padre.Después de ver a mis hijos el como van crecido y los felices que eran, llegué a la conclusión de que ellos tenían derecho de conocer a su abuelo. Dejando mi resentimiento a un lado llevaré a mis pequeños a verlo.Tengo entendido que vino de visita a Italia, pero a las afueras de Sicilia, muy lejos del territorio principal de Dante. Su enemistad seguía y eso nunca iba acabar, pero el hecho no era por sus negocios o algo relacionado a ello, era por mí.Dante estaba molesto con Lionel por haberse callado todo y no hablarlo con la verdad. Aún así él mismo me dijo que lo fuera a ver y que llevará conmigo a los
LILLIE Minutos más tardes, mis hijos se habían puesto inquietos por el viaje. Nos llevaba largo el camino, mis pequeños tenían mucha energía y estaban ansiosos por liberarse de sus cinturones. —No, pronto llegaremos —digo en un tono severo mientras trato de sacar mi móvil de mi bolso y con la otra sujeto al pequeño diablillo que quiere liberarse de la correa del asiento —por Dios Alessio, quédate quieto. Mi móvil vibra y timbra sin parar. Quizás sea Dante, estaba esperando su llamada. Contesto sin mirar la pantalla, tampoco es que pueda fijarme en ella ya que Antonella también se inquietó, ya estaban desesperados por llegar a casa. —¿Quieres que tome a Anto en los brazos? —se ofreció Enzo, amablemente. Asentí, necesitaba refuerzos y Alan y el chófer solo miraban la escena asustados. Definitivamente estos hombres podría ser
DANTE Un año después. Esto era peor que el puto infierno, mi hermosa Fiera se había apagado con el tiempo, sus esmeraldas ya no brillaban como antes, y es que nos habían arrebatado una parte muy valiosa de nuestra vida, nuestro hijo Adamo. Yo le volví hacer una promesa, pero con el trascurso del los meses ella termino por ya no confiar en mis palabras. Estuvimos distantes un tiempo, quise darle espacio, pero el dolor que estábamos viviendo era de ambos y decidí hacer algo y nunca más apartarme de ella. Nos necesitamos, este dolor era de los dos. Y pueden pasar meses y años, nunca iba a bajar la guardia. Iba a seguir buscando por tierra y mar, hasta traer de vuelta a mi hijo. Después del infierno el que vivieron y la muerte de mi querido amigo, ellos llegaron a casa a sa
Un tiempo después…Mire mi imagen en el espejo fijamente. Mi barriga estaba cada vez más grande y esto ahora solo me recordaba una cosa, lo que estaba por suceder después de sus nacimientos. En vez de disfrutar esta etapa y estar feliz por sus llegadas, la emoción que me dominaba en este momento era la del pánico.―En cuanto nazcan esos bastardos se desharán de ellos ―anuncio una voz potente y perversa que ya conocía, que me hizo vibrar de pies a cabeza.Podía percibir unos pasos que se acercaban hasta la puerta de la alcoba donde me encontraba encerrada.― ¿Pero qué haremos con ellos? ―pregunto otra voz que me erizaba los bellos de la piel.&
Tiempo atrás.D A N T EEstoy impaciente y listo para darle un puñetazo a la pared a casi nada de perder el poco control que me queda.Otra semana más tuve que aguantar, no se porque tuve que hacer caso a Edgardo, cuando dijo que esperara más tiempo. Ese hijo de puta e infeliz tenía a mi mujer y no podía seguir esperando sentado, tenía que hacer algo.—No puedo seguir esperando, debo ir por ella — me levanté del sillón, frustrado y desesperado, a punto de perder la cordura.Comencé a aflojarme los primeros botones de mi camisa mientras caminaba de un lado a otro, sentía asfixiarme. Habíamos lle
LILLIE—Come —ordena el monstruo —O quiere algo en especial mi reina.¿Su reina? Jamás, esta loco si cree que seré suya.No respondo, y solo tomo el cubierto puntiagudo para hincarlo en el filete que estaba servido en mi plato. Debía comer, no porque él me lo haya ordenado, sino por mis bebés que aún crecían en mi vientre y necesitaban nacer sanos y fuertes para soportar cualquier cosa a futuro.Yo más que nadie debía tener fuerzas para protegerlos y salir de este maldito lugar.—Bien, así me gustas más. Obediente y dócil como una pequeña gatita —dijo, mientras me llevo otro bocado a la boca
DANTEHabía ciertas cosas que siempre me había prometido que nunca haría. Estaba rompiendo esa promesa, no es que yo siguiera las reglas pero jamás me entregaría al enemigo con facilidad. Yo nunca pensé flaquear en ese sentido, debía mantener mi reputación y no mostrar ningún punto débil. Pero hoy había llegado el día que conocerían mi puta debilidad, una que ni yo mismo creí que llegaría a tener.Por ella era capaz de hasta arráncame la piel si era necesario de hacerlo, que importaba si me torturaban para después matarme. Pero primero que nada me aseguraría de que ella estuviera a salvo y protegida.Tome el par de armas que se encontraban encima de la mesa que esta junto a la cama. Las encaje en la funda que suel