DANTE
Había ciertas cosas que siempre me había prometido que nunca haría. Estaba rompiendo esa promesa, no es que yo siguiera las reglas pero jamás me entregaría al enemigo con facilidad. Yo nunca pensé flaquear en ese sentido, debía mantener mi reputación y no mostrar ningún punto débil. Pero hoy había llegado el día que conocerían mi puta debilidad, una que ni yo mismo creí que llegaría a tener.
Por ella era capaz de hasta arráncame la piel si era necesario de hacerlo, que importaba si me torturaban para después matarme. Pero primero que nada me aseguraría de que ella estuviera a salvo y protegida.
Tome el par de armas que se encontraban encima de la mesa que esta junto a la cama. Las encaje en la funda que suel
DANTEEran las tres de la madrugada, había llegado la hora de partir al encuentro donde supuestamente estaba Lillie. Edgardo estaba muy seguro de que era una trapa y aunque Iván estaba molesto con él, también lo apoyo en ese asunto. Pero como a mí me valía una jodida lo que digieran, al final aceptaron ir a ese lugar, con o sin ellos yo me iba a arrojar a la cueva del traidor. Debía asegurarme de que ella no estaba allí, que ya lo sabía. Lo hice porque quería obtener algunas pistas, y este era el motivo por el que iría.Sabía de sobra que con ese maldito no se podía confiar y él también estaba al tanto de que yo no me fiaría con facilidad. Por ello tuve que acceder al método que armo Iván.La idea era enviar tres grupos, en el último irían Leo y Alan e Iván estaba convencido de que quería
DANTE― ¡Es mejor que hables de una puta vez! ―grite sin importarme quienes estuvieran a mi alrededor. De igual manera todos eran mis soldados.Me pare a escasa distancia el individuo que estaba amordazado en una silla mientras Iván sumergía su asquerosa cabeza en un contenedor grande de agua.―Sera mejor que sueltes toda la mierda que tengas o aquí mismo acabare contigo ―amenaza Iván ― ¿Me has oído?―No, hermano ―me dirijo a Iván ―Él es mío, solo dejare que te diviertas por un rato.― ¡Mierda! Tenía tantas ganas de hacer esto ―dijo, ahogando de nuevo al tipo en el contenedor.― No sab
LILLIEEl temor volvió a mí, y ahora no solo temblaba de frio, sino también de pánico. Bruno, ese desgraciado. Maldigo el día que lo conocí en la casa de mi padre, desde ahí comenzó mi sentencia de muerte y yo sin saber que me deparaba la vida. Al principio estaba segura de que la causa de todo esto había sido porque era la hija del líder de la mafia Alemana, pero después arme cabos e ideas que tenía en la mente y recordé que se apellidaba igual que Dante, pero no estaba informada de que fuera su enemigo. ¿Cómo es posible que alguien de tu familia sea tu rival y te haga daño?No entendía eso, mas bien seguía sin comprender el mundo de la mafia. Recuerdo que una vez dijo Mika que la naturaleza de ellos era matar, controlar todo a su paso y
LILLIEEstaba lista, decidida y preparada para escapar de este horrible lugar. Tome en mis manos el único abrigo que me habían dado en este sitio cuando llegamos, no me iba ir sin el aunque no quisiera nada de ellos, pero no podía salir así. Las temperaturas eran demasiado bajar, tanto que hasta podría morir congela allí afuera y nadie se daría cuenta.El lugar era demasiado grande, podría decir que era un castillo entre la nieve. Habías pasillos y puertas por todos lados como un laberinto. Nunca anduve vagando por el corredor, no lo tenía permitido, no me dejaban sola en ningún momento, solo cuando iba al baño o estaba en la alcoba.Era difícil salir de aquí y escapar, con un gigante lleno de músculos vigilando fuera de mi p
DANTE―Tres putos meses ―gruñí exasperado, dándole un puño cerrado a la pared más cercana.Habían pasado Tres meses de cuando se la llevaron, alejándola de mí. No he logrado conseguir información para entrar a ese maldito lugar, pero aun seguía esperando la ayuda de ese contacto en Rusia.Desgraciadamente en esto momentos era como si estuviera atado de pies y manos, no podía moverme y volver a Rusia.―No queda mas que seguir esperando. Mientras tanto te necesitamos aquí, mas Edgardo e Iván ―explico Leo.Edgardo había caído enfermo, y ahora se encontraba en cama recuperándose. Después del infarto que vivo hace una semana a causa de la noticia que recibió.
LILLIEDesperté con un intenso dolor de cabeza, pero no le tome importancia porque ahí no era donde estaba preocupada. Mi vientre seguía dolorido, sentía unas punzadas fuertes, como un desgarre y eso me tenía mareada y confundida.Antes de abrir mis ojos, escuche unas voces extrañas muy cercas de donde me encontraba recostada. Probablemente eran las mismas que anteriormente había oído, no las entendía ya que hablaban en un idioma distinto al mío.Lentamente abrí los ojos, ya que sentía que mis parparos pesaban. Parpadee varias veces para acostumbrarlos a la luz repentina que golpeaba en mi rostro. Cuando lo logre y enfoque la mirada mire a mi alrededor. Un joven de complexión delgada y pecoso me miraba como experimento.
DANTE― ¡Demonios! Dije que no ―mascullo. Maldito viejo, maldigo. Tenía horas discutiendo con Lionel por el mismo asunto ―Di la orden de que no quiero malditos estorbos en mi camino.―Tu a mí no me das órdenes, Diablo. O acaso has olvidado quien soy, y no solo porque sea el padre de tu esposa.―Da igual si así fueras el rey de Alemania. Aquí el que da las órdenes soy yo, tú solo eres uno más del montón.El viejo me aniquila con su mirada y yo solo le muestro una sonrisa arrogante. Él no iba a venir a mi territorio a decirme que hacer y que no, para mí no era nadie y no iba a dar órdenes, mucho menos a mí.Tenía apenas un mes que había salido del hospital y ya quería v
DANTE―Quiero que busquen por mar y tierra en todos los rincones, que ningún lugar haga falta ―grito las ordenes a mis soldados ―Y no regresen hasta que hallan conseguido lo que les ordene. Mientras tanto seguirán buscando hasta traerme a mis hijos.No tenía mucha información de su extravió, aun así mande varios hombres a todos lados del mundo a buscarlos. Debían aparecer, nadie iba a rebatármelos y quitarme a mi familia. Leo me dijo algo que Lilli le había dicho antes de desmayarse, ella no estaba en condición de hablar o pensar algo así, tampoco quería preocuparla más, suficiente tenía ya con el secuestro que vivió y la perdida de nuestros hijos.Desde que volvimos a Italia a dormido todo el tiempo, la fiebre bajo pero seguía un poco mal. Des