—Tome asiento señorita Hancock, debo decir que me tomó por sorpresa su repentino interés por el programa de becas, y realmente el financiamiento de su familia, nos ayudaría enormemente a otorgar más becas a jóvenes promesas que no cuentan con los recursos suficientes para pagar una educación universitaria. — decía el Decano de la facultad de Palermo.Juliana Hancock sonrió falsamente. — Por supuesto señor Harris, a los Hancock nos interesa la educación de los prometedores estudiantes, y ya que me satisfactoriamente mudado a Palermo, me gustaría ayudar y ser parte de esta tan gentil comunidad. Sin embargo, tengo mis dudas con respecto a una estudiante de la universidad de medicina, su nombre es Aurora Bianco. — dijo la caprichosa mujer.El Decano mostró un temple serio. Por supuesto, había escuchado los rumores sobre el matrimonio del importante Massimo Bensiali con una de las estudiantes más prometedoras de la carrera de medicina, y a todos les había parecido un suceso extraño; tambié
—¿Te has vuelto loco?, ¿Por qué dices esas cosas? — cuestionó Aurora mirando fijamente a su ahora esposo. — Suéltame de una buena vez. — exigió.Massimo rechisto, y Aurora vio con sorpresa la forma tan estúpidamente repentina en que se vio en esa incomoda posición. Massimo parecía un niño caprichoso e inseguro, y ella, aun cuando había sido obligada, era su esposa, y por supuesto que respetaba eso, jamás haría algo tan estúpido como engañar al hombre con el que se casó. Aurora lo miró fijamente a los ojos, estaba sobre él, y Massimo se deslizó en el asiento, en ese momento su femenina intimidad sintió el grosor del miembro del joven magnate que amenazaba con despertar, ella abrió los ojos con sorpresa y lo vio sonreír orgulloso.—Entiéndelo, no me gusta que nadie toque o vea lo que es mío — informó el rubio y sus manos acariciaron celosas la delgada cintura de la hermosa Aurora.La piel de la pelirroja se erizó.— No soy un objeto, y no soy tuya, esto solo es…— Aurora interpuso su org
“Es el momento de que hablemos seriamente, Giuseppe, como el mentor del heredero de nuestra familia, era tu deber casarlo con una mujer de familia privilegiada, no con una completa desconocida. Los Bensiali de las ramas menores, no estamos de acuerdo con la elección a esposa que ha hecho Massimo; estamos en boca de todos, y nuestra reputación se verá seriamente afectada. Esto ya había pasado una vez y las consecuencias fueron desastrosas para nosotros. ¿No fue por el abuelo Miguel, padre del tío Mauro, se casó con esa mujer de cuna inferior que tuvimos que buscar alianzas de negocios con los Hancock en primer lugar?, Massimo nos enviará directamente a la ruina al casarse con la hija de una sirvienta.”El viejo Giuseppe recordaba las palabras de Enzo Bensiali, quien había visitado la mansión para hacer saber a Massimo la opinión que la familia inferior tenía con respecto a Aurora, su esposa. Negando el silencio, el anciano de ojos cansados intentaba concentrarse en los contratos. Aun n
Aquella noche era diferente. Massimo Bensiali observaba a la luna desde la cama en la que se sentía tan solo. Los grandes ventanales estaban abiertos de par en par, y el aire salino y fresco entraba en libertad. Del otro lado de la mansión, tan alejado como le era posible de ella, Aurora ya debería de estar durmiendo. Estaban recién casados, y siendo ya una pareja de esposos como lo eran, aquella situación se sentía extraña; eran casi como un par de desconocidos, a pesar de conocerse desde toda la vida…pero no había nada que pudiese hacer al respecto, iba a esperarla tal y como le había prometido, aun cuando el deseo de su cuerpo y de su alma lo estaban consumiendo.“Yo siempre voy a detestarte.”Ella le había dicho aquello, y, sin embargo, en aquellos pasionales momentos en que las ganas casi vencieron y los instintos más salvajes afloraron, ella no se había resistido a él. Aurora era una mujer con una moral firme y una amabilidad nata mientras que el, era todo lo contrario. Era un t
—¿Quieres que yo sea el tutor de tesis de Aurora Bianco? — cuestionó Julio Hancock mirando entre extrañado y sorprendido a Juliana.—Así es, sé que estas fuera de práctica, pero necesito que hagas esto por mí. — respondió Juliana sin dejar de mirar el periódico.—¿Fuera de practica? Jamás ejercí la pediatría, y tan solo estudié eso porque era el deseo de mi madre, nunca tuve la vocación para dedicarme a ello y detesto a los niños. ¿Cómo se supone que seré asesor de tesis de una carrera que jamás he ejercido? — respondió molesto el joven de cabellos castaños.Juliana frunció el entrecejo. — Deja de quejarte, te he hecho un CV perfecto, y empezaras su tutoría en cuando ellos regresen de su estúpida luna de miel…y más te vale no decepcionarme, hermano. — demandó molesta la castaña.Julio guardo silencio un momento. Ya podía imaginar lo que su hermana quería, y tragó duro antes de preguntar y confirmar sus sospechas.—¿Qué es exactamente lo que quieres que haga? Hermana. — cuestionó.Juli
Aquel momento era bochornoso, se decía a sí misma Aurora, mientras era plenamente consciente de la desnudez de Massimo. El, definitivamente ya no era un niño…como ella ya no era una niña. No podía evitarlo, quería mirar más allá de lo que se había permitido, pero su rigidez moral no se lo permitió.—¿Por qué desvías la mirada?, somos esposos, es lo más natural del mundo ver nuestros cuerpos sin prenda alguna encima. ¿Acaso temes lo que puedo provocar en ti? Santa Aurora… — dijo Massimo pegándose un poco más a aquella hermosa pelirroja cuyas mejillas se habían encendido.Aurora negó, y colocó su mano en el húmedo pecho de su esposo e intentó alejarlo. Algunas voces se escuchaban en la habitación; charlas normales entre la servidumbre que, creyéndolos fuera, había entrado a asear como era la costumbre de cada mañana.—Esto es inapropiado. — se quejó la pelirroja en voz baja, cerrando los ojos para no ver la desnudez de Massimo.El magnate de cabellos rubios sonrió.—Sabes Aurora…— susur
—Massimo ha cometido un error grave al casarse con una mujer pobre. He escuchado rumores en la empresa de que algunos socios minoritarios están pensando en no renovar sus contratos por la mala reputación de su esposa. — decía un joven hombre mientras Enzo escuchaba atento.—Es que es tan obvio que esa mujer solo se casó con él por interés, y lo peor de todo es que desprecio a Juliana Hancock; si se hubiera matrimoniado con ella nuestro estatus familiar habría incrementado mucho más, pero el muy estúpido decidió enamorarse de una trepadora y rechazar a quien realmente le convenia como esposa. — decía Anastasia sosteniendo una elegante copa.—Todo esto tan solo demuestra que él no era apto para heredar desde un principio, Mauro al menos si se casó con la mujer correcta para reparar el error de su padre, pero Massimo ha caído de vuelta en ello, y esto nos ha dejado en una situación realmente vergonzosa, y aun cuando ninguno de nosotros está en fila para heredar, igualmente nos sigue perj
Las olas en el mar se desvanecían al tocar la blanca arena de la playa. La luna, tan hermosa y radiante, brillaba en lo alto al mismo tiempo que su hermoso reflejo se dibujaba sobre el agua oscurecida por el manto de la noche. La alegre y movida música caribeña sonaba fuerte, tanto que era prácticamente imposible escuchar hasta los propios pensamientos, y Aurora disfrutaba de su fresca bebida de mango mientras admiraba a las parejas bailar tan atrevidamente que parecía que iban a realizar el “acto”, a plena vista de todos.—Luces muy pensativa, mi petirrojo, dime, ¿Te gustaría que bailemos?, aunque te advierto que no soy tan bueno como los lugareños. — ofreció Massimo que había notado la mirada de su esposa hacia las parejas que bailaban animadamente.Aurora negó. — No me gusta bailar, y menos de esa manera tan…provocativa. Y si crees que voy a darte entrada para que nuevamente pongas tus astutas manos sobre mí, estas muy equivocado, lagartija. — respondió con evidente molestia la pel