Aquel momento era bochornoso, se decía a sí misma Aurora, mientras era plenamente consciente de la desnudez de Massimo. El, definitivamente ya no era un niño…como ella ya no era una niña. No podía evitarlo, quería mirar más allá de lo que se había permitido, pero su rigidez moral no se lo permitió.—¿Por qué desvías la mirada?, somos esposos, es lo más natural del mundo ver nuestros cuerpos sin prenda alguna encima. ¿Acaso temes lo que puedo provocar en ti? Santa Aurora… — dijo Massimo pegándose un poco más a aquella hermosa pelirroja cuyas mejillas se habían encendido.Aurora negó, y colocó su mano en el húmedo pecho de su esposo e intentó alejarlo. Algunas voces se escuchaban en la habitación; charlas normales entre la servidumbre que, creyéndolos fuera, había entrado a asear como era la costumbre de cada mañana.—Esto es inapropiado. — se quejó la pelirroja en voz baja, cerrando los ojos para no ver la desnudez de Massimo.El magnate de cabellos rubios sonrió.—Sabes Aurora…— susur
—Massimo ha cometido un error grave al casarse con una mujer pobre. He escuchado rumores en la empresa de que algunos socios minoritarios están pensando en no renovar sus contratos por la mala reputación de su esposa. — decía un joven hombre mientras Enzo escuchaba atento.—Es que es tan obvio que esa mujer solo se casó con él por interés, y lo peor de todo es que desprecio a Juliana Hancock; si se hubiera matrimoniado con ella nuestro estatus familiar habría incrementado mucho más, pero el muy estúpido decidió enamorarse de una trepadora y rechazar a quien realmente le convenia como esposa. — decía Anastasia sosteniendo una elegante copa.—Todo esto tan solo demuestra que él no era apto para heredar desde un principio, Mauro al menos si se casó con la mujer correcta para reparar el error de su padre, pero Massimo ha caído de vuelta en ello, y esto nos ha dejado en una situación realmente vergonzosa, y aun cuando ninguno de nosotros está en fila para heredar, igualmente nos sigue perj
Las olas en el mar se desvanecían al tocar la blanca arena de la playa. La luna, tan hermosa y radiante, brillaba en lo alto al mismo tiempo que su hermoso reflejo se dibujaba sobre el agua oscurecida por el manto de la noche. La alegre y movida música caribeña sonaba fuerte, tanto que era prácticamente imposible escuchar hasta los propios pensamientos, y Aurora disfrutaba de su fresca bebida de mango mientras admiraba a las parejas bailar tan atrevidamente que parecía que iban a realizar el “acto”, a plena vista de todos.—Luces muy pensativa, mi petirrojo, dime, ¿Te gustaría que bailemos?, aunque te advierto que no soy tan bueno como los lugareños. — ofreció Massimo que había notado la mirada de su esposa hacia las parejas que bailaban animadamente.Aurora negó. — No me gusta bailar, y menos de esa manera tan…provocativa. Y si crees que voy a darte entrada para que nuevamente pongas tus astutas manos sobre mí, estas muy equivocado, lagartija. — respondió con evidente molestia la pel
La hermosa pelirroja caminaba a la orilla de playa, y se había quitado el pareo que llevaba puesto, para entrar en el mar a bañarse con las livianas olas. Aquel traje de baño que llevaba debajo, era de dos piezas y dejaba poco a la imaginación…en realidad no sabía porque había escogido el diminuto traje para llevar con Massimo.—¿Hey estas bien? — cuestionó Akira que llegó sorpresivamente tras ella.Aurora se quedó plasmada y en silencio, y rápidamente se limpió las lágrimas, tirando nerviosamente el pareo que llevaba en las manos. Esperaba que aquel primo de Massimo, no los hubiera visto discutir ni tampoco escuchado.—Lo siento, pero quiero estar sola, si no te importa. — dijo Aurora con un toque de desdén plasmado en su voz, mientras intentaba cubrirse con las manos.Akira sonrió y luego se acercó a ella. Tomándola de la cintura, volvió a admitir que aquella mujer era demasiado hermosa, quizás, la más bella que jamás antes hubiese visto.—Una hermosa señorita no debería de estar ll
En el edificio de B&H corporation.—Bueno, ahora pasemos al nuevo lanzamiento del celular que se tiene estimado para dentro de poco. — solicitaba Julius Hancock quien desde que se hallaba en Palermo había asistido a cada junta hecha por el comité y los socios.—Lo lamento mucho señor Hancock, pero el señor Bensiali dejó dicho que nadie tocaría nada sobre el nuevo lanzamiento hasta su regreso. — respondió el asistente personal de Massimo, Andréu, quien se había quedado a cargo en la ausencia de su jefe.Julius miró al joven de manera despectiva.—Usted, señor Saltino, no es nada más que el empleado de Massimo Bensiali, en realidad no representa ninguna autoridad aquí, y yo soy Julius Hancock, socio mayoritario de Massimo, y el segundo hombre más importante dentro de la empresa que tu jefe y yo tenemos en conjunto. Así que, dadas las circunstancias, y teniendo en cuenta que el joven Bensiali está en su idílica luna de miel demasiado ocupado para atender nimiedades, me parece apropiado q
Aquella mañana daba comienzo, y el hermoso amanecer era admirado por Aurora y Massimo, sentados casi a la orilla de la playa sobre el cofre del costoso auto del rubio. No habían regresado a la mansión, y en cambio se habían quedado abrazados observando las olas del mar, abrazados mientras hablaban de cualquier cosa. Ella todavía se sentía extraña con esas repentinas muestras de pasión, aunque realmente no sabía ni cómo nombrarlas, además, de aquel gran afecto que había existido entre ellos desde que eran tan solo unos niños. Aun así, la pelirroja apretó sus manos en el firme pecho del joven, mientras las olas rompían el silencio y la calma de esa mañana y ella dejó de escucharlas.Massimo la montó atrevidamente en sus piernas, y ella jadeó cuando de forma atrevida el magnate rubio apretó su trasero con una de sus manos y con la otra recorría su pierna bajo su vestido.— Espera…Massimo…mejor subamos al auto para ir de regreso a la mansión… — pidió Aurora e intentó apartarlo.— He esper
El amanecer había llegado plenamente, y Aurora escuchaba a Massimo hablando muy molesto con su asistente por el celular. Habían regresado rápido a la mansión y con la intención de pasar mucho más tiempo juntos, sin embargo, algo había ocurrido que al llegar los sirvientes se mostraron con mala cara, y el atrevido primo de Massimo, Akira, también se encontraba seriamente allí.—¡Esto no puede ser!, ¡Busca la manera de confirmarlo! — gritó Massimo completamente fuera de sí, sin importarle si era escuchado por todos los que se encontraban en el lugar.Aurora se mostraba preocupada; jamás antes había escuchado a Massimo gritar de esa manera tan descontrolada, y menos aún frente a otras personas. Generalmente, el mantenía una calma imperturbable ante cualquier situación, siempre sacando a relucir su lado más cínico, sin embargo, lo que sea que hubiese ocurrido, había sido lo suficientemente grave y grande para hacerlo reaccionar así, meditó.Un portazo terrible se escuchó, y la pelirroja v
—Necesito ese dinero… — mencionó Brunella Berrycloth fríamente observando desde su balcón el atardecer de la ciudad de Palermo. — Y será mejor que lo arregles Walter. — ordenó la mujer rubia, sujetando sin mucha presión el móvil en su mano.—Sabes bien que no se puede, desde que cometiste esa estupidez en la ciudad de New York, tu dinero se redujo al mínimo… — dijo el joven esa respuesta del otro lado de la línea.—Esa solo es una excusa…siempre se puede y lo sabes — insistió la mujer mientras el viento fresco ondeaba su dorada cabellera.—El imbécil del abuelo jamás aceptara… aunque… — dijo Walter al otro lado de la línea haciendo sonreír a la mujer que seguía contemplado la ciudad desde su alto y lujoso departamento. — Hay otras formas… pero, no son tan correctas. — finalizó su tío muy seguro de que ambos obtendrían un beneficio.—Hazlo. — ordenó Brunella sin pensar o meditarlo, después de todo, ella tenía la facultad para ordenar eso…se trataba de la empresa de su padre, Bruno Berr