Capítulo 7

Esa misma tarde, después de almorzar me quedé mirando la taza con el té que habia dejado en la mesita de noche. 

Mi nueva habitación poseía una cama grande de uno treinta donde podía tumbarme muy a gusto. Las almohadas eran muy blandas, seguramente de algodón. Las sábanas eran tan suaves que me recordaban a las que tenía mi abuela. También poseía un sofá donde solía leer y un pequeño escritorios que se había adueñado Will.

Solo tenía un pequeño equipaje que constaba con una cesta para llevar a Will y el abrigo que me dio Sasha antes de salir del reino de las brujas. Solo tenía dos pantalones y tres camisas con las que me apañaba y guardaba en una mochila de tela vaquera.

Volví

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