Narrador.

Elián se encontraba en el despacho de su padre conversando con este pidiéndole apoyo para iniciar una guerra contra la manada luna creciente.

—padre solo serán 500 guerreros esa manada no cuenta con recursos para ganarnos una guerra— le rogó Elián a su padre.

—Hijo no se trata de ganar o perder una guerra es que tus justificaciones para iniciar una guerra no es válida— le respondió su padre sin comprender los intereses de su hijo. Se preguntaba a sí mismo ¿qué tenía esa loba? 

Porque según tenía entendido esa loba no era su pareja destinada.

Elián le había salido tan diferente a su hijo mayor Manuel quien siempre era un príncipe obediente y muy disciplinado, a pesar de que se dice que los demonios son oscuro él dudaba de si su hijo mayor tuviera esa oscuridad en su alma por qué él es tan noble que no dañaría a nadie, ni siquiera a un pequeño pajarito.

Hace un año que Manuel había salido en busca de su pareja destinada y aún no ha tenido noticias algunas de su hijo, pero su instinto de padre le dice que él se encuentra bien, que solo se ha quedado a disfrutar un poco más de su libertad, porque en cuanto regrese de su viaje él ascenderá al trono como el gobernador del inframundo.

—no mereces ser el rey del inframundo no eres más que un demonio asustadizo— le dijo Elián a su padre mostrando sus rasgos demoníacos dándole a entender a su padre que él no le estaba haciendo una simple rabieta, sino que se estaba comportando como su peor enemigo. Su padre al ver qué su hijo se le estaba acercando de manera amenazante dio varios pasos hacia atrás con la intención de tranquilizarlo por qué él no se iba a enfrentar a su hijo.

—hijo reacciona, mira soy tu padre — le dijo este con la esperanza de que su hijo retrocediera, pero en vez de hacerlo solo le clavó sus garras negras en el pecho donde arrancó su corazón sin temblarle el pulso ese ser estaba tan lleno de oscuridad que para él su padre siempre fue un peón y como no le estaba siendo útil decidió eliminarlo de su juego para poder cumplir con su objetivo el cual es tener a iris a su lado así tenga que tenerla encadenada y aunque todavía no sabía que Iris es la luna de David más o menos se lo presentía.

Aprovechando la ausencia de su hermano se autoproclamó el rey del inframundo y aquel que no le reconociera como su gobernante esté lo mataba delante de todos, con eso infundía el miedo y el terror en sus habitantes, el inframundo pasó de ser un lugar pacífico a ser el terror de todos los demonios.

Elián al tomar el trono buscó varios aquelarres de brujas oscuras para aumentar su poder, su ambición se volvió tan grande que en menos de una semana se convirtió en el demonio más temido por varias especies.

Narra iris.

Ya he pasado una semana siendo la mujer más feliz del mundo David es un pulgoso más tierno de lo  que aparenta, de verdad no me puedo quejar a su lado soy la mujer más dichosa he decidido que hoy le contaré mi historia, no deseo tener ningún tipo de  secreto con él así que le contaré todo sobre Elián y su obsesión conmigo.

—En que piensas mi luna amargada— me susurró mi lobo abrazándome por la espalda.

—en ti mi pulgoso— le respondí sin poder borrar la sonrisa de mis labios.

—no sabes lo feliz que me siento al saber que solo yo soy el dueño de tus pensamientos y de este corazón— me dijo dejando varios besos en mi cuello.

—Mi lobo hermoso me fascina que me beses, pero estamos en el jardín y si no te has dado cuenta aquí hay muchos guerreros incluyendo a mi padre — le dije sintiendo un poco de vergüenza al ser observados por todos.

—Eso no es nada — me respondió restándole importancia mientras me volteaba para besarme en los labios.

—Con razón me has olvidado mi princess — comentó Gary interrumpiendo nuestro beso.

Me separé de los labios de David con pesar, pero también emocionada de ver a mi amigo ya lo extrañaba mucho, dejándolo más que sorprendido le salté arriba con emoción mientras besaba sus mejillas.

Sonreí al escuchar los gruñidos de David quien me jaló por el brazo derecho para alejarme de mi amigo el cual no había podido cerrar la boca al igual que mi padre quien estaba mirando todo desde una distancia prudente.

—futuro alfa dígame qué le ha hecho a mi amiga, iris la amargada que odia los abrazos y los besos— le preguntó Gary a David con un tono jocoso y tan dramático como de costumbre.

—ay Gary a ti no hay quien te comprenda, llevamos años siendo los mejores amigos y siempre me pediste un abrazo y ahora que te lo he dado no lo quieres—le respondí haciéndome la dolida.

Gary y David al verme se echaron a reír provocando que lo mirara a ambos.

¿Cuándo fue que estos dos se hicieron amigos? Me pregunté con duda, pero a la vez muy emocionada al ver cómo mi mejor amigo y mi lobo ya habían dejado de tratarse mal o al menos David porque Gary es un alma noble que nunca lastimaría a nadie sin embargo mi pulgoso siempre le hablaba con disgusto.

—Me alegra mucho verlos así de  felices, pero me robaré a mi hijo por un momento— comentó Inma la madre de David quien estaba sonriendo.

—Mi suegra es un sol— le comenté a Gary en el momento que vi a David y a su madre alejarse.

—Pensaba que era la luna, pero si tú dices que es un sol te lo voy a creer— me dijo él con gracia.

—Que bruto eres Gary te digo que es un sol porque ella me ha tratado súper bien, mira — le señale mi ropa— está ropa chula me la ha comprado ella— le dije emocionada.

—amiga estoy muy feliz por ti, te ve diferente en tus ojitos ahí un brillo especial, nunca pensé que te vería como lo estoy haciendo ahora— me dijo mientras agarraba mis manos.

—también deseo verte feliz así como lo estoy yo en este momento— le dije sin dejar de sonreír con sinceridad, no recuerdo cuando fue la última vez que sonreí como lo estoy haciendo ahora.

—Eres tan egoísta que por obtener tu felicidad se te importa dejar que ese Demonio acabe con esta manada— me gritó Olivia sin haber llegado a mi lado.

—eso no pasará porque pienso pelear para que eso no suceda— le respondí furiosa.

—jaja! — se carcajeó sin gracia—solo mírate no eres más que una cachorra recién formada que no sabe cómo combatir, mi opinión sería que mejor te largues con ese demonio para que no cargues en tu conciencia las muertes de todos nosotros— me dijo esparciendo su veneno.

—primero que nada tu opinión me vale poco — le dije mientras enumeraba con los dedos de mi mano izquierda— segundo tú no estás pensando en las vidas de los integrantes de esta manada, yo diría que solo estás pensando en ti y en nadie más — volví a bajar otro dedo— tercero dudo mucho que si por casualidad de la vida yo  decido irme con ese demonio cosa que lo dudo, estoy más que segura que por la mente de David no pasara convertirte en su luna, pero te digo algo hermanita que aunque yo muera David no te volvería a mirar como mujer y si tu obsesión por ser la luna de esta manada te ha cegado déjame decirte que trate de sanarte para que veas la marca que llevo en mi cuello, David no puede elegir a otra luna porque ya me tiene a mí y yo soy su luna, su mujer y su dueña—le respondí enfadada.

—vas a llorar lágrimas de sangre eso te lo juro— me dijo antes de marcharse.

—hija no le pongas mucha atención a tu hermana solo es el dolor el que habla — me dijo mi padre el cual se había acercado cuando notó que mi hermana venía furiosa.

—no te preocupes padre que yo sé que todo esto pasará pronto — le dije regalándole una cálida sonrisa.

—Ya no estás enojada conmigo mi iris — me preguntó con curiosidad.

—no tengo porque— le dije emocionada mientras Gary no dejaba de mirarme asombrado.

—Te quiero mucho mi arcoíris— me respondió dejándome aturdida.

— ¿Cómo me acabas de llamar?— le pregunté apenas audible.

—arcoíris, la diosa luna fue quien te nombró cuando naciste ella nos contó todo a tu madre y a mí, ella sabía que nosotros te amaríamos con tu amargura, pero si diosa géminis yo sé quién eres desde el primer momento en que te tomé en mis brazos y me siento el lobo más afortunado por tener a una diosa como hija— me comentó emocionado y de mis ojos brotaron varias lágrimas.

¡Qué mala hija he sido! Pensé sin dejar de llorar.

— Lo siento mucho —le dije antes de abrazarlo con fuerza y de mis labios no podían salir nada más que gritos y lamentos.