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Traición. Huyendo del Billonario.
Traición. Huyendo del Billonario.
Por: N.Mordon
Capítulo 1. El muchacho de los ojos azules.

Stephanie Miller conoció a un chico cuando él tenía ocho años. Era el primer día de primavera, aquel en que los rayos del sol están acompañados por una suave brisa fresca y es posible observar los primeros brotes florales. Los colores son vivos y te invitan a disfrutar del entorno.

Estaba de visita con su madre en el parque estatal que queda ubicado en el centro de la ciudad de Manhattan.

Mientras ella jugaba con su barquito de madera en la laguna, este chico se sienta a su lado y coloca su barco en el agua.

Luego él se gira y la observa divertido con sus grandes ojos azules brillando intensamente. Le dice confiadamente: “En verdad me gustan mucho los barcos. ¿Qué hay de ti?”

Ella, sin poder articular una sola palabra a sus tiernos seis años, lo miró boquiabierta y solo le sonrió tímidamente, sonrojándose totalmente, mientras asentía a sus palabras en completo silencio.

Él le devuelve la sonrisa, siendo aún más grande que la anterior, mientras le dice: “Me llamo Matthew, pero todos me dicen Matt. ¿Cuál es el tuyo?”

Casi de forma inaudible, le dice: “Stephanie, pero todos me dicen Steph”. Aún es posible ver su cara avergonzada por responderle al muchacho, ya que jamás se atreve a contestarle a extraños, pero ella siente que el chico es diferente.

Matt se siente atraído de forma inmediata por la mirada melancólica de la pequeña Steph y, sin esperar mucho, le responde: “Mucho gusto en conocerte, Steph. Espero que seamos grandes amigos.”

Desde aquel estupendo día de primavera, han pasado ya casi veinte años y el chico de los increíbles ojos azules pronto se convertirá en su esposo.

Ambos han tenido una vida llena de desafíos que han enfrentado juntos… pero el mayor de todos, hasta el momento, ocurrió una noche de invierno del año 2022.

“Hija, no pueden irse así. Está nevando demasiado fuerte. Odiaría que algo les pasara.” Dice el padre de Stephanie, el señor Philip Miller.

Matt le responde, “Tu padre tiene razón, cariño. Creo que sería sabio quedarnos a pasar la noche aquí y dependiendo de cómo amanezca mañana, evaluamos si nos marchamos a primera hora para que puedas llegar a tiempo al hospital.”

Stephanie se queda viendo las caras de los dos hombres más importantes de su vida, suspira y asiente en acuerdo con ambos. Luego les dice: “Bien, ustedes ganan. Nos quedamos.”

“¡Excelente, cariño!” Dice su padre, en un excelente buen humor. Luego, llama a una de las mucamas y le pide que les prepare la habitación antigua de Stephanie.

Se quedan riendo y compartiendo en la sala, hasta que Matt les dice, “Creo que los dejaré por esta noche. Estoy agotado. ¿Vienes conmigo, querida?”

“No, cariño. Me quedaré con papá un poco más.”

“Cómo quieras. Buenas noches, Philip.”

“Buenas noches, Matt. Descansa.”

“Querida, te espero arriba.” Stephanie, sin decir nada, le regala una sonrisa y le lanza un beso a la distancia, a lo que él le responde colocando una mano en su corazón mientras sube las escaleras.

Al llegar a la habitación, Matt se prepara para dormir, sin antes tomar una ducha. Mientras él estaba relajado debajo del agua caliente, pensando en lo afortunado que es por tener todo lo que siempre ha deseado, la hermana de Stephanie tenía otros planes.

Stella Miller es una mujer codiciosa y envidiosa de su hermana mayor. Todo esto debido a que ella es el fruto de una indiscreción de su padre, cuando estaba de viaje de negocios, cuando Steph tenía casi cinco años. El señor Miller conoció a la mamá de Stella en un restaurante en el cual, ella era camarera.

Una noche de pasión entre ambos y ya la habían concebido. Pero el señor Miller supo de su existencia, solo cuando Stella tenía doce años. Fue un gran escándalo en esa época.

Viendo que Stephanie está gratamente conversando con su padre, decide hacerle una visita a su cuñado, sin antes haber cortado la luz de toda la propiedad.

“Se demorarán por lo menos una hora en hacer andar el generador de emergencia. Solo si encuentran los fusibles.” Pensó mientras una sonrisa malévola se asomó por sus labios.

Sin pensarlo mucho, entró silenciosamente a la habitación. Escucha el ruido del agua caer y se dirige a la ducha y ahí ve a su guapísimo cuñado desnudo en toda su plenitud.

Ella se muerde el labio mientras dice, “Hum… serás mío, Matt. Hoy es el día en el que por fin podré sentir tu enorme polla atravesándome.”

Cierra la puerta y se dirige a la cama. Se desnuda, se echa el perfume de su hermana y se mete dentro de las sábanas, cubriéndose completamente, esperando a que Matt se acostara a su lado.

Pasaron los minutos y escucha cómo el agua se corta. Cinco minutos después, escucha que la puerta se abre, mientras Matt se aclara la garganta. Observa el bulto en la cama y dice, “¿Estás dormida, querida?”

Stella sonríe, pone los ojos en blanco mientras piensa, “tan molesto que es a veces… tiene suerte de que esté caliente.”

Al no escuchar respuesta, Matt asiente en silencio. Se dirige al closet en donde siempre tienen ropa de emergencia y se coloca unos bóxeres. Por lo general, él no duerme desnudo, pero hoy tiene intenciones de hacer el amor, mientras la nieve cae afuera.

Se sienta en la cama y se mete dentro de las sábanas. Sonríe al darse cuenta de que su prometida está esperándolo completamente desnuda.

Se acerca a ella por detrás y coloca su mano en su cadera, mientras le susurra al oído, “Te deseo, querida.”

Sin escuchar respuesta, decide bajar su mano hasta colocarla entremedio de sus piernas, mientras le besa el cuello y aprieta su polla dura contra su culo tonificado. Ella las abre para darle mejor acceso. Él sonríe satisfecho y juega con su clítoris, frotándolo en círculos.

Stella se muerde el labio, mientras sus ojos están completamente cerrados, disfrutando de las caricias y besos que su cuñado le está proporcionando. Y sin esperarlo, él le introduce dos dedos dentro de su húmedo coño, deseoso de ser llenado. Ella deja escapar un gemido de puro placer.

Matt se baja el bóxer para poder sentir el exquisito roce de su polla en contra de su regordete culo. Ella, sin girarse, acaricia su enorme erección, deseosa de que la empale volviéndola loca.

Con su voz ronca y seductora le dice en el oído, “¿Quieres que te folle?” Sin dejar de rozar su polla en contra del culo de Stella.

Olvidándose por completo, Stella le responde, “¡Sí! ¡Quiero que me metas tu enorme polla!”

Matt se congeló en un segundo y al otro se sale rápidamente de la cama. Es en ese momento en que las luces regresan y se puede ver que, en su cama, tendida, deseosa y desnuda, no era su prometida a quien estuvo a punto de cogérsela, sino que era su cuñada.

Abre mucho los ojos y le dice, enfurecido, “¿Stella?” ¿Qué m****a estás haciendo aquí? ¡Cómo se te ocurre! ¡Soy tu cuñado!”

Ella se ríe burlesca y le dice, “Eso no te impidió acariciarme el coño, Matt. ¡Pero ya no seas aguafiestas y cógeme! ¡Sé que quieres! ¡Se te nota!”

Con la furia y la adrenalina bombeando a mil, toma del brazo a Stella y la lanza al piso. Luego, la toma fuerte del pelo y se acerca a su cara mientras, con una voz aterradora y amenazante, le dice: “Stella, por el bien de la familia y para que tu reputación no quede enlodada, ¡desaparece de mi vista! No quieres encontrarme de malas.”

Ella se ríe más fuerte, pero el agarre de Matt también se tensa, mientras continúa diciéndole, “Y por el profundo amor que le tengo a tu hermana, no diré lo que estás tratando de hacer. Pero ¡Escúchame bien, niña!”

Ahora su cara está muy cerca de ella, sus ojos son oscuros y atemorizantes, haciendo que la sonrisa de Stella se borre y la preocupación la invada. Traga fuerte mientras Matt le dice: “Vuelves a acercarte a mí de esta forma y te juro que te expongo frente a toda la sociedad, como la ramera que eres. Mantente alejados de nosotros y, sobre todo, ¡aléjate de mí, y de mi prometida!”

Matt suelta violentamente su agarre en el pelo de Stella, le lanza la ropa en la cara, mientras le dice, “¡Lárgate de aquí, m*****a puta!”

Stella no espera más, toma su ropa y corre hacia su habitación. Matt se sienta en la cama, respirando pesado, decidiendo si era oportuno contarle la verdad a su prometida.

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