Stephanie Miller.
Luego de que Matt me encontrara en el parque, volvimos al departamento a consumar la reconciliación y debo decir, que estuvo más apasionado que de costumbre. Me hizo acabar cinco veces seguidas y aún él tenía ganas de más.
Es algo tan maravilloso saber de qué a pesar del tiempo, aún nos podemos amar de diferentes formas y Matt… es un amante espectacular.
Cada vez que me hace el amor, me hace acabar de mil formas posibles, intentando siempre de que yo quede satisfecha antes que él.
Abro mis ojos perezosamente y veo la luz tenue que se cuela entre las cortinas. Desconozco la hora que es, pero solo me alegra saber que es fin de semana y no estoy de guardia.
Gimo a la realización de tener que levantarme, porque mi estomago suena y comienzo a estirarme en la cama, protestando.
Cuando de repente, siento que un par de manos cálidas, comienzan a acariciar mi cadera y continúan viajando hasta llegar a mi centro, en donde es tocado furtivamente.
Sonrío a la sensación que me provoca y me giro para poder observarlo y brindarle mejor acceso.
Me mira divertido mientras me dice con su voz ronca y llena de lujuria, “buenos días, señorita Miller. ¿Tiene hambre?”
Sonrío a su saludo, me muerdo mi labio mientras le digo coquetamente, “no te imaginas cuanta hambre tengo ahora. ¿y tú?”
Matt, sin dejar de tocar mi clítoris, se acerca a mi oído diciendo, “tengo un hambre voraz, pero no de comida.”
Sus palabras provocan que se me escape un gemido, y que mi centro se humedezca aún más para él. Matt me besa el cuello mientras introduce dos dedos en mi centro.
Gimo ante la intromisión, arqueando mi espalda. Dejo escapar el aire, cierro mis ojos y coloco mi pierna sobre su cadera, de modo que pueda llegar más adentro de mí.
Él se muerde su labio y busca los míos. Me besa impetuosamente mientras no deja de bombear mi coño. Gimo en su boca y entierro mis uñas en su espalda.
El gime más fuerte y me dice, “Wow, señorita Miller, pero ¡que húmeda está!”
Luego me gira rápidamente colocándose sobre mí. Abre mis piernas y sin previo aviso, me introduce su enorme polla hasta el fondo de mi centro, haciendo que grite de placer y me arquee ante la intromisión.
Comenzamos a movernos, cuando nuestra acción es interrumpida por el sonido incipiente de uno de los celulares.
Automáticamente me quedo inmóvil escuchando el sonido, mientras él me dice, “vamos querida, déjalo, ya se acabará.”
“Matt, sabes que podría ser importante.”
Sonrío y lo beso, mientras el sigue moviéndose, a lo que yo le digo, “basta, deja que iré a ver quién es.”
“¡No te vayas! Si es importante volverá a llamar, sino… pues, ya entiendes la idea.”
Me quedo quieta por unos momentos y comienzo a besarle, cuando el sonido cesa.
Luego de unos segundos, el celular suena aún más fuerte que la vez anterior. “Matt, anda a ver quién es!”
El suspira y se levanta cabreado diciendo, “que no lo dejen follar tranquilo a uno, ¡joder!”
Yo me quedo en la cama, riendo divertida ante la actitud infantil de mi amado prometido, mientras lo veo caminar con toda su desnudez en plenitud.
Luego, lo escucho contestar, “¿aló?” abre los ojos y me dice, “querida, tengo que contestar esto. Iré a mi oficina.” Yo asiento a sus palabras mientras suspiro.
Decido levantarme a regañadientes. Me coloco mi bata y me acerco a la cocina. Chequeo mi celular y veo varios mensajes y llamadas de Emily y Amelia.
Extrañada ante la cantidad inusual de llamadas y mensajes, decido comunicarme con Emily.
Suena dos veces y luego se escucha, “¡gracias a Dios que has contestado! ¿Dónde estabas? ¿Por qué no contestabas el teléfono y los mensajes que te enviamos?”
Frunzo el ceño ante la pequeña inquisidora que es mi amiga, mientras replico, “no contesté el teléfono, porque pasé la noche haciendo el amor desenfrenadamente con Matt. ¿Te parece que es una buena razón?”
Emily se pausa por unos momentos y luego dice, “Bien, si es buena razón. Pero lo que tengo que decirte es importante.”
“¿Qué ha pasado?” pregunto curiosa.
“Es tu hermana.” Dice Emily con una voz insegura.
Abro mucho mis ojos, mientras pregunto, “¿qué ha pasado con Stella?”
Emily suspira mientras me responde, sin rodeos, “anoche vino a parar a urgencias. Ha sido notoriamente golpeada. Tiene laceraciones en la cabeza y en el resto del cuerpo.”
“Según sus declaraciones, fue robada y golpeada. Dice que no abusaron de ella. Llegó aquí en la ambulancia. Aparentemente, fue encontrada inconsciente a las afueras de un callejón.”
“¡Mierda!”
“Sí, m****a… por eso te llamamos tanto Steph. Debes venir de inmediato. Tu padre está preguntando por ti diciendo que por qué no has sido tú la que ha curado sus laceraciones. Está emputecido.”
“Demonios, está bien. Iré para allá. Envíame el expediente para leerlo en el camino.”
“De inmediato. Nos vemos amiga.”
Cuelgo rápidamente, mientras paso mis manos por mi rostro, suspirando. Matt sale de su oficina y dice, “¿Por qué tienes esa cara? ¿pasó algo?”
Yo le respondo, “si, es Stella.”
Matt levanta una ceja, listo para contestarme, cuando yo replico rápidamente, “pero antes de que digas algo, está herida. Según Emily, fue robada, golpeada y dejada abandonada en un callejón. Debo ir al hospital. Papá está con ella.”
Veo como Matt abre mucho sus ojos y solo se limita a decir, “iré contigo. Dijimos que no te dejaría sola con ella. Sin importar que esté en el hospital.”
Yo asiento a sus palabras, sin tener ninguna intención de discutir y nos vamos al baño a darnos una ducha rápida.
Nos vestimos, sacamos unas frutas de la cocina y nos vamos a toda velocidad al auto. En el estacionamiento está esperándonos Taylor, listo con la puerta abierta para que ingresáramos al auto.
Nos subimos, cierra la puerta y rápidamente enciende el motor. Matt le dice, “al hospital metropolitano. Maneja rápido.”
Taylor simplemente responde, “si señor.”
El viaje tomó unos quince minutos, los cuales me sirvieron para poder leer el expediente y saber a qué me enfrentaré cuando llegue al hospital.
Matt me observa preocupado, pero no se atreve a preguntarme nada. Luego de terminar de leer el expediente, levanto mi cabeza y le digo, “¿Qué es lo que quieres saber?”
Matt sonríe diciendo, “¿Qué dice el expediente?”
“Básicamente señala el tipo de laceraciones encontradas en el cuerpo de Stella. La más grave es la de su cabeza, dada a la extensión de esta. Es como si la hubieran golpeado con la empuñadura de un arma. Pero hay algo que no me cuadra Matt.”
Él frunce el ceño mientras me pregunta, “¿Qué es lo que no te cuadra?
Pienso por un momento, mirando el techo del auto, mientras contesto, “la forma de la laceración. Para haber sido golpeada con eso, su atacante debió tomar el arma por el cañón, pero la herida pareciera estar al revés.”
“¿A qué te refieres querida?” pregunta Matt, visiblemente confuso.
Suspiro mientras le digo, “lo sabré cuando la examine, mi amor.”
Stephanie Miller.Llegamos al hospital y nos bajamos rápidamente del auto. De inmediato se despliega el operativo de seguridad que siempre nos invade, cuando salimos juntos.Caminamos y nos subimos al ascensor hasta el octavo piso, en donde se encuentra el ala VIP. Mi padre siempre reserva esa zona del hospital, cuando alguien de la familia necesita atención médica.Entramos al ala y veo a papá escribiendo rabiosamente en su celular. Su mirada es fría, la cual hace resaltar las arrugas de su frente. Me aclaro la garganta y digo, “hola, papá.”Él levanta la mirada, nos mira a los dos y dice, “¡finalmente llegaste! ¿Por qué demoraste tanto cariño?” Se levanta de su asiento y nos saluda a ambos.Yo le contesto, “porque mi teléfono estaba en silencio dado que no estoy de guardia durante este fin de semana papá. Solo miré el teléfono cuando fui a la cocina. Pero ya estoy aquí. Iré a examinar a Stella.”“Sí, ve por favor y avísame si algo sucede.” Una voz de preocupación inunda nuestra conv
Stephanie Miller.Corro lo más rápido que puedo en dirección a la habitación de Stella. Cuando llego allí, el equipo de resucitación está haciendo sus labores para traerla de vuelta.Luce pálida, como si fuera una muñeca de trapo, sin vida. Observo a Johnson. Él me mira de vuelta diciendo, “haré todo lo que pueda para traerla de vuelta Steph.”Mi ira se apodera de mí y le grito, “¡quita tus manos de mi hermana Johnson! ¡Por tu culpa esto está pasando esto! ¡Olivia, revisa sus pupilas!”El abre mucho los ojos, mira a su lado y le dice yo lo hago, mientras exclama, “carajo. ¡Tiene una pupila dilatada no reactiva!“Llévala al quirófano, ¡¡PERO YA!!”De repente vemos como a Stella retornan sus signos vitales. Abre los ojos y comienza a vomitar. Olivia la levanta para que no se ahogue. Un segundo después comienza a tener grandes convulsiones en la camilla.Cubro mi cabeza con ambas manos mientras grito, “¡aplica 2 mg de Lorazepam! Olivia, llama al Dr. Brown para que opere a Stella. Que Joh
Stella Miller.Me despierto con un fuerte dolor de cabeza. ¿Qué demonios ocurrió? Abro los ojos lentamente y veo una cara muy familiar que me observa a solo un par de centímetros de mi rostro.Intento hablar, pero me corta en seco. “Jamás me vuelvas a involucrar en algo así de nuevo. ¿Me oíste? Casi pierdo mi trabajo y mi licencia.”Suspiro y digo, “antes de responder a tu pregunta, dime. ¿Qué demonios pasó?”Johnson se rasca la cabeza, exasperado y dice, “cuando idiotamente se te ocurrió golpearte en la cabeza con esa pistola, le diste a un aneurisma. Si, sorpresa. Tenías un aneurisma.”“Con el golpe, explotó y tu cerebro estaba sangrando. Tú me dijiste que solo eran los golpes en el cuerpo y que no necesitarías nada serio y yo como soy un completo imbécil, te creí. ¿Casi mueres, lo entiendes, cierto?Yo me limito a escúchalo, sin demostrar ninguna emoción. Luego le digo, “deja de lloriquear Johnson. ¡Compórtate como un hombre! Sí, sabía que tenía un aneurisma, y no, no quería me hic
Stephanie Miller.Luego de que el Dr. Brown nos dijera que Stella estaba bien y que su sangrado fue producto de un aneurisma cerebral, no pude evitar sentirme mal.Como neurocirujana entiendo los síntomas que provoca la condición. Sin embargo, Stella jamás nos dijo nada. Mantuvo en completo silencio sus síntomas.Matt me dice que su condición, no quita lo que ha hecho antes y que, aunque no se pudo comprobar si estuvo involucrada en el conflicto de la tarjeta de crédito y las llamadas amenazadoras, él si piensa que estaba involucrada.Honestamente, no sé qué hacer. Mi lado racional quiere hablar con papá y dejar que él lidie con toda la situación, pero, por otro lado, mi hermana me da lástima.Luego de verla, con Matt salimos de la habitación, dejándola sola. Cuando estábamos retirándonos del octavo piso, olvidé que dejé mi celular en su habitación.“¡Matt! Debo regresar. Olvidé mi celular en la habitación de Stella. Espérame aquí, no me demoro nada.”“¿Estás segura? Tú sabes que no m
Stephanie Miller.Dos meses después.Después de un largo día de operaciones y procedimientos, solo quiero llegar a dormir. Llego a casa y me dejo caer en la cama, totalmente aturdida por el cansancio.De repente, el sonido incipiente de mi celular molesta mi estado perezoso. A regañadientes miro el teléfono y veo en la pantalla el nombre de Amelia.Cierro los ojos, suspiro y le contesto. “¿Qué pasa? No es como si no me hubieras visto hoy.”“No te atrevas a dormirte Steph. Hoy es ¡Noche de chicas!”“¡Oh no!”“Oh sí, como tu dama de honor es mi deber, darte tu última noche de soltera y tu me obedecerás en todo. ¿Está claro?”“¿Puedo cancelar? No quiero salir hoy Amelia.”“¡Diablos no! Con Emily preparamos todo. La pandilla ya está avisada y nos estarán esperando. La limosina pasará a buscarte a las 21:00. Debes estar lista Steph.”“Está bien. Iré a cambiarme entonces.”“Perfecto. Nos vemos en un rato, reina.”Ambas cortamos, cuando siento la puerta abrirse. Me asomo y veo a Matt entrar
Stephanie Miller.Me desperté con un fuerte dolor de cabeza y me sentí como si me hubiera atropellado un auto. No puedo creer mi suerte.La ocasión que decido salir con las chicas, y nos drogan. Es como si una nube negra me invadiera a donde quiera que vaya.Me siento en la cama, sintiéndome mejor de lo que merezco. Me rasco los ojos cuando veo a Matt sentado a los pies de la cama mirándome seriamente.Ver sus ojos fríos hace que me recorra un escalofrío por la espina. Trago fuerte y pregunto. “¿Qué pasó anoche?”Él levanta una ceja y dice. “Eso mismo te quiero preguntar. ¿Qué pasó anoche, Stephanie?”Frunzo el ceño y replico, “¿A qué parte te refieres? Porque según recuerdo, pasaron varias cosas anoche.”Matt hace una mueca y dice, “¿A sí? Comienza desde el principio entonces. Porque déjame decirte que en el estado en que las recogimos, fue absolutamente deplorable.”Abro mucho los ojos y puedo ver que está enojado. No, raya eso. Esta furioso. Suspiro y digo. “Llegamos al club, nos p
Stephanie Miller. “Qué gusto verte aquí, nena. Ya estaba extrañando tu aroma.” ¿Quién mierda es?Luego de un minuto de confusión extrema, me zafo de su agarre y me levanto de golpe. Abro mucho los ojos, al darme cuenta de que no es otro que Vicenzo.Él, al darse cuenta de que lo reconocí, esboza una sonrisa divertida mientras dice. “Qué gusto que ya estés bien. Me agrada más la versión de Stephanie sin el efecto de las drogas.”“No me malinterpretes, eres bastante candente de esa forma. Aunque en ambas versiones, sigues siendo… luchadora.”Frunzo el ceño mientras le digo. “¿Cómo sabes el asunto de las drogas?”Él abre los ojos y dice. “Y aún no lo recuerdas. Bueno, te lo dejaré de tarea, nena.”Voy a refutar, cuando somos interrumpidos por Matt. Nos mira a ambos y dice. “Veo que ya conociste a mi prometida.”Los miro a ambos, frunzo el ceño y digo. “¿De dónde se conocen?”Matt me dice. “Él es el dueño del bar en el que estaban anoche y también es el dueño de este restaurante.”Me que
Stephanie Miller. ¡El día llegó! Jamás creí que el día de la boda llegaría. Veinte años en compañía del mismo hombre, parece un sueño. No pude dormir en toda la noche, ansiosa por lo que sucedería hoy. Me siento en la cama y a mi lado me está esperando una bandeja con desayuno. En ella, una rosa blanca y una tarjeta. La abro y leo lo que dice. “Te amo querida. No puedo esperar a ser tu esposo. Nos vemos en un rato. Un beso, Matt.” Sonrío a lo que leo y guardo la tarjeta en el sobre. Como mi desayuno, cuando el sonido del celular interrumpe mis pensamientos. “¿Aló?” “Buenos días, futura señora Anderson. ¿Durmió bien?” Sonrío a su saludo y le digo. “Me encantaría decir que dormí excelente, pero de verdad no dormí mucho. Estuve inquieta, ansiosa. “¿Me extrañaste?” Sonrío coqueta y respondo. “Siempre.” Escucho como suspira mientras me dice. “Soñé contigo. Y se sintió tan real. Aún puedo sentir la suavidad tu piel.” Me muerdo el labio mientras le digo. “Falta muy poco para que pod