Estoy triste por Steph... ¿Alguien ha sufrido así por amor? Yo sí y nunca es bonito...
Stephanie Miller.Vicenzo toma mi mano y me lleva rápidamente a su auto. Él comienza a conducir a toda velocidad. Mis lágrimas corren por mis mejillas y no puedo evitar sentir que mi pecho se rompió en mil pedazos.Miro por la ventana hacia la vida que tenía, y que ha sido destruida en un instante. Mi amado, el que fue mi compañero por veinte años, me engañó. Destruyo nuestro vínculo, se burló de mi confianza y de mi amor.Vicenzo no dice nada, solo se limita a mirarme y en ocasiones me da apretones cariñosos en mi mano.Después de lo que parece una eternidad, escucho que se aclara la garganta y me dice. “Nena, no sé qué es lo que ocurrió y no te presionaré para que me digas, pero por lo que veo, saliste sin celular y tus amigas y tu padre, estarán preocupados por ti.”Suspiro a lo que me dice, y sé que tiene razón. Le digo, “tienes razón. ¿Me prestas tu celular?”Veo que lo saca desde su bolsillo interno de la chaqueta. Me lo entrega. Observo la pantalla, por unos minutos. Respiro y
Stephanie Miller.Abro mucho los ojos, al ver los sesenta mensajes de texto provenientes de Matt. Trago fuerte y siento como la bilis se me sube a la garganta.Vicenzo levanta una ceja y me dice. “¿Qué es lo que pasa, nena?”En un susurro, le digo. “Es Matt.”Él frunce el ceño mientras pregunta. “¿Qué sucede con Matt?”Le muestro el celular y él se dirige a verlo. Frunce más el ceño y dice. “¿Quieres leerlos? ¿Quieres que los borre? ¿Quieres que yo los lea? Lo que desees, lo haré. Pero debes decirme qué es lo que quieres, nena.”Siento que las lágrimas amenazan con salir, pero otra cosa también amenaza con salir. Corro al baño y vacío mi estómago completamente.Como no he comido nada, lo único que vomité fue bilis. Los tres me siguen al baño, mientras es Vicenzo quien me acaricia la espalda.Me dice. “Ya, ya, nena. Déjalo salir.”Le empujo el brazo mientras le digo. “Déjame sola, soy asquerosa.”Su enojo es absoluto al tomarme la cara con ambas manos fuertemente, mientras ambos estamo
Stephanie Miller.Desbloqueo lentamente mi celular mientras siento como mi corazón late enloquecido. Respiro profundo e ingreso a la aplicación de mensajes. La abro y puedo leer:Domingo, 22:30 p.m.Matt: Steph, necesito hablar contigo. ¿Dónde estás?Matt: Por favor querida, déjame explicarte. Ese sí soy yo, pero no soy yo.Matt: Stephanie, contesta el teléfono.Matt: Estoy preocupado por ti. Dime, ¿Dónde estás? Solo dime que estás bien y no te molesto otra vez.Matt: Steph, ambos nos equivocamos. Recuerda que también tengo las fotos en las que apareces con un tipo. Eso no puede ser inventado.Matt: Vamos, querida. Podemos vencer esto. Hemos estado toda una vida juntos. ¿Permitirás que esto nos separe?Lunes, 2.33 a.m.Matt: Stephanie, estoy muy preocupado por ti. Te hemos buscado por todos lados y tu padre se niega a decirme donde estás. Por favor solo dime que estás bien. Necesito saber de ti, necesito escuchar tu voz. Necesito…Lunes, 10:52 a.m.Matt: Stephanie, ¿dónde mierda estás
Stephanie Miller.Luego de ver como las tres se marchaban a realizar lo necesario, nos quedamos solos con Vicenzo, en la oficina de Marie.Él, al intuir mi incomodidad, me pregunta. “¿Qué pasa, nena?”Lo observo nerviosa por unos momentos y luego le digo. “Me inquieta que Matt esté aquí. Honestamente, Vicenzo, no quiero verlo.”Él asiente mientras dice. “Pues no lo veas. Nadie te puede obligar a hacer lo que no quieras hacer.”Asiento en silencio. Luego suspiro y le digo. “Tengo una pregunta hipotética.”Él me mira serio, mientras dice. “Te escucho.”“Si quisiera desaparecer, es decir, irme fuera del país, sin que nadie lo sepa, ¿Cómo lo hago?”Veo como sonríe ante mis preguntas, luego dice. “Veo que ya tomaste tu decisión, nena. No hace falta de que sea hipotético.”Me muerdo el labio y no puedo evitar colocar mi cara de culpable. Él añade. “Es fácil. Si quieres desaparecer y que solo algunas personas estén en conocimiento, se puede realizar.”“Ahora, tu nombre es conocido por toda l
Stephanie Miller.Abro mucho mis ojos al darme cuenta de que quien está detrás del golpeteo incesante, es Matt. Mi respiración se altera, mi pulso se acelera.Vicenzo al notarlo me abraza y me dice en el oído, "no permitiré que se acerque a ti, nena. Pero debes calmarte. Recuerda que no solo eres tú ahora. Llevas tres almas contigo." Asiento a sus palabras y mientras no le quito la mirada, respiro lentamente.Desde afuera se sigue escuchando “Vamos Amelia. Sé que me odias, pero por favor, necesito saber si ella está bien. Nadie me dice nada y es como si la tierra se la hubiera tragado.”Amelia frunce el ceño, indignada, y le grita a través de la puerta, “Por todos los diablos, ¿cómo no te das cuenta de que nadie quiere hablarte? ¡Nadie quiere tenerte cerca, Matt! ¡Deja a Stephanie en paz!”“¿Puedes abrir la puerta, por favor?”Veo como Amelia suspira y me dice susurrando, “no lo dejaré entrar. Hablaré con él afuera.” Yo le tomo las manos, implorándole que no le diga nada.Ella nota mi
Matthew Anderson.En el minuto en que Stephanie me lanzó las fotografías en la cara, supe que había destruido toda nuestra vida.Observo detenidamente las imágenes y mi cerebro quiere desesperadamente darle respuesta a lo que estoy viendo, ¿Quién es? ¿Dónde fue? ¿Por qué no me acuerdo?Un minuto tardé darme cuenta de mi terrible error. La culpa y el remordimiento me invaden. Vine aquí para aclarar el contenido de las fotos que llegaron a mi casa, en donde aparecía ella siendo abrazada por un tipo, pero jamás creí volverme el causante del quiebre.Veo todo como en cámara lenta. Ella me encara y dado que no puedo defenderme, ella me da una cachetada y se marcha.Mi alma quiere desesperadamente pedir su perdón, pero mis pies se niegan a caminar tras de ella, como si mi cuerpo supiera el terrible error que he cometido.Me quedé detenido en esa puerta durante unos minutos, hasta que la planeadora de bodas viene a buscarla. Se queda pálida mirando la habitación vacía, las fotos esparcidas p
Stephanie Miller.Me quedé en silencio mirando la pantalla de mi laptop, sin poder articular ni un pensamiento o palabra. Vicenzo se queda quieto detrás de mí, con sus manos en mis hombros y siento como se tensa su agarre.Respiro rápidamente y percibo que mi corazón late acelerado. Me aclaro la garganta y le toco una mano mientras digo, “¿estás bien?”Él parece salir de su conmoción y me responde, “sí, lo estoy, aunque debería ser yo el que te pregunte eso. ¿Estás bien?”Suspiro, sin dejar de mirar la pantalla. Le digo, “¿me puedes dejar sola, Vicenzo?”Él me dice, “estaré en el living, por si me necesitas, nena.” Luego, besa mi cabeza y se retira del despacho.Vuelvo a suspirar, decidiendo si debo abrir ese correo o no. Dentro de mi estómago baten sus alas miles de mariposas a la vez, mientras que mi corazón pareciera tener vida propia. Han pasado tres meses desde que vi por última vez al que creí que era el hombre de mi vida, mi compañero de ruta.Sin más preámbulo, decido abrirlo.
Stephanie Miller.A la media hora después de cortar la comunicación con Lilly, ella me vuelve a llamar para avisarme que el Sr. Lombardo aceptó someterse a la cirugía.Veo la hora y me preocupo de que Vicenzo aún no llega. Marco su número de teléfono, pero este suena ocupado. Decido enviarle un mensaje de voz. “Vicenzo, te llamé, pero al parecer estás ocupado. Te aviso de que mi paciente decidió someterse a la operación y ya estoy tomando un taxi con dirección al instituto. Lo más probable es que no llegue a casa y me quede a dormir allá. Te estoy aviando para que no te preocupes ni me esperes despierto. Te quiero.”Suspiro y guardo mi teléfono en mi bolsillo. Arreglo mis cosas y ya el taxi está afuera esperándome. Cuando quedaban poco más de cinco minutos para llegar al instituto, Vicenzo me llama.“¿Nena? Perdóname por no contestar antes, pero estaba solucionando un tema importante. Escuché tu audio y voy camino al instituto. Esperaré a que termines tu operación y te llevaré a casa