Stephanie Miller.Corro lo más rápido que puedo en dirección a la habitación de Stella. Cuando llego allí, el equipo de resucitación está haciendo sus labores para traerla de vuelta.Luce pálida, como si fuera una muñeca de trapo, sin vida. Observo a Johnson. Él me mira de vuelta diciendo, “haré todo lo que pueda para traerla de vuelta Steph.”Mi ira se apodera de mí y le grito, “¡quita tus manos de mi hermana Johnson! ¡Por tu culpa esto está pasando esto! ¡Olivia, revisa sus pupilas!”El abre mucho los ojos, mira a su lado y le dice yo lo hago, mientras exclama, “carajo. ¡Tiene una pupila dilatada no reactiva!“Llévala al quirófano, ¡¡PERO YA!!”De repente vemos como a Stella retornan sus signos vitales. Abre los ojos y comienza a vomitar. Olivia la levanta para que no se ahogue. Un segundo después comienza a tener grandes convulsiones en la camilla.Cubro mi cabeza con ambas manos mientras grito, “¡aplica 2 mg de Lorazepam! Olivia, llama al Dr. Brown para que opere a Stella. Que Joh
Stella Miller.Me despierto con un fuerte dolor de cabeza. ¿Qué demonios ocurrió? Abro los ojos lentamente y veo una cara muy familiar que me observa a solo un par de centímetros de mi rostro.Intento hablar, pero me corta en seco. “Jamás me vuelvas a involucrar en algo así de nuevo. ¿Me oíste? Casi pierdo mi trabajo y mi licencia.”Suspiro y digo, “antes de responder a tu pregunta, dime. ¿Qué demonios pasó?”Johnson se rasca la cabeza, exasperado y dice, “cuando idiotamente se te ocurrió golpearte en la cabeza con esa pistola, le diste a un aneurisma. Si, sorpresa. Tenías un aneurisma.”“Con el golpe, explotó y tu cerebro estaba sangrando. Tú me dijiste que solo eran los golpes en el cuerpo y que no necesitarías nada serio y yo como soy un completo imbécil, te creí. ¿Casi mueres, lo entiendes, cierto?Yo me limito a escúchalo, sin demostrar ninguna emoción. Luego le digo, “deja de lloriquear Johnson. ¡Compórtate como un hombre! Sí, sabía que tenía un aneurisma, y no, no quería me hic
Stephanie Miller.Luego de que el Dr. Brown nos dijera que Stella estaba bien y que su sangrado fue producto de un aneurisma cerebral, no pude evitar sentirme mal.Como neurocirujana entiendo los síntomas que provoca la condición. Sin embargo, Stella jamás nos dijo nada. Mantuvo en completo silencio sus síntomas.Matt me dice que su condición, no quita lo que ha hecho antes y que, aunque no se pudo comprobar si estuvo involucrada en el conflicto de la tarjeta de crédito y las llamadas amenazadoras, él si piensa que estaba involucrada.Honestamente, no sé qué hacer. Mi lado racional quiere hablar con papá y dejar que él lidie con toda la situación, pero, por otro lado, mi hermana me da lástima.Luego de verla, con Matt salimos de la habitación, dejándola sola. Cuando estábamos retirándonos del octavo piso, olvidé que dejé mi celular en su habitación.“¡Matt! Debo regresar. Olvidé mi celular en la habitación de Stella. Espérame aquí, no me demoro nada.”“¿Estás segura? Tú sabes que no m
Stephanie Miller.Dos meses después.Después de un largo día de operaciones y procedimientos, solo quiero llegar a dormir. Llego a casa y me dejo caer en la cama, totalmente aturdida por el cansancio.De repente, el sonido incipiente de mi celular molesta mi estado perezoso. A regañadientes miro el teléfono y veo en la pantalla el nombre de Amelia.Cierro los ojos, suspiro y le contesto. “¿Qué pasa? No es como si no me hubieras visto hoy.”“No te atrevas a dormirte Steph. Hoy es ¡Noche de chicas!”“¡Oh no!”“Oh sí, como tu dama de honor es mi deber, darte tu última noche de soltera y tu me obedecerás en todo. ¿Está claro?”“¿Puedo cancelar? No quiero salir hoy Amelia.”“¡Diablos no! Con Emily preparamos todo. La pandilla ya está avisada y nos estarán esperando. La limosina pasará a buscarte a las 21:00. Debes estar lista Steph.”“Está bien. Iré a cambiarme entonces.”“Perfecto. Nos vemos en un rato, reina.”Ambas cortamos, cuando siento la puerta abrirse. Me asomo y veo a Matt entrar
Stephanie Miller.Me desperté con un fuerte dolor de cabeza y me sentí como si me hubiera atropellado un auto. No puedo creer mi suerte.La ocasión que decido salir con las chicas, y nos drogan. Es como si una nube negra me invadiera a donde quiera que vaya.Me siento en la cama, sintiéndome mejor de lo que merezco. Me rasco los ojos cuando veo a Matt sentado a los pies de la cama mirándome seriamente.Ver sus ojos fríos hace que me recorra un escalofrío por la espina. Trago fuerte y pregunto. “¿Qué pasó anoche?”Él levanta una ceja y dice. “Eso mismo te quiero preguntar. ¿Qué pasó anoche, Stephanie?”Frunzo el ceño y replico, “¿A qué parte te refieres? Porque según recuerdo, pasaron varias cosas anoche.”Matt hace una mueca y dice, “¿A sí? Comienza desde el principio entonces. Porque déjame decirte que en el estado en que las recogimos, fue absolutamente deplorable.”Abro mucho los ojos y puedo ver que está enojado. No, raya eso. Esta furioso. Suspiro y digo. “Llegamos al club, nos p
Stephanie Miller. “Qué gusto verte aquí, nena. Ya estaba extrañando tu aroma.” ¿Quién mierda es?Luego de un minuto de confusión extrema, me zafo de su agarre y me levanto de golpe. Abro mucho los ojos, al darme cuenta de que no es otro que Vicenzo.Él, al darse cuenta de que lo reconocí, esboza una sonrisa divertida mientras dice. “Qué gusto que ya estés bien. Me agrada más la versión de Stephanie sin el efecto de las drogas.”“No me malinterpretes, eres bastante candente de esa forma. Aunque en ambas versiones, sigues siendo… luchadora.”Frunzo el ceño mientras le digo. “¿Cómo sabes el asunto de las drogas?”Él abre los ojos y dice. “Y aún no lo recuerdas. Bueno, te lo dejaré de tarea, nena.”Voy a refutar, cuando somos interrumpidos por Matt. Nos mira a ambos y dice. “Veo que ya conociste a mi prometida.”Los miro a ambos, frunzo el ceño y digo. “¿De dónde se conocen?”Matt me dice. “Él es el dueño del bar en el que estaban anoche y también es el dueño de este restaurante.”Me que
Stephanie Miller. ¡El día llegó! Jamás creí que el día de la boda llegaría. Veinte años en compañía del mismo hombre, parece un sueño. No pude dormir en toda la noche, ansiosa por lo que sucedería hoy. Me siento en la cama y a mi lado me está esperando una bandeja con desayuno. En ella, una rosa blanca y una tarjeta. La abro y leo lo que dice. “Te amo querida. No puedo esperar a ser tu esposo. Nos vemos en un rato. Un beso, Matt.” Sonrío a lo que leo y guardo la tarjeta en el sobre. Como mi desayuno, cuando el sonido del celular interrumpe mis pensamientos. “¿Aló?” “Buenos días, futura señora Anderson. ¿Durmió bien?” Sonrío a su saludo y le digo. “Me encantaría decir que dormí excelente, pero de verdad no dormí mucho. Estuve inquieta, ansiosa. “¿Me extrañaste?” Sonrío coqueta y respondo. “Siempre.” Escucho como suspira mientras me dice. “Soñé contigo. Y se sintió tan real. Aún puedo sentir la suavidad tu piel.” Me muerdo el labio mientras le digo. “Falta muy poco para que pod
Stephanie Miller.Vicenzo toma mi mano y me lleva rápidamente a su auto. Él comienza a conducir a toda velocidad. Mis lágrimas corren por mis mejillas y no puedo evitar sentir que mi pecho se rompió en mil pedazos.Miro por la ventana hacia la vida que tenía, y que ha sido destruida en un instante. Mi amado, el que fue mi compañero por veinte años, me engañó. Destruyo nuestro vínculo, se burló de mi confianza y de mi amor.Vicenzo no dice nada, solo se limita a mirarme y en ocasiones me da apretones cariñosos en mi mano.Después de lo que parece una eternidad, escucho que se aclara la garganta y me dice. “Nena, no sé qué es lo que ocurrió y no te presionaré para que me digas, pero por lo que veo, saliste sin celular y tus amigas y tu padre, estarán preocupados por ti.”Suspiro a lo que me dice, y sé que tiene razón. Le digo, “tienes razón. ¿Me prestas tu celular?”Veo que lo saca desde su bolsillo interno de la chaqueta. Me lo entrega. Observo la pantalla, por unos minutos. Respiro y