¿Qué pretendes, joven?

Abrió los ojos con dificultad, en un entorno donde las luces parecían quemar la piel del hombre que yacía en la cama de un hospital. Los pitidos le provocaron un fuerte dolor de cabeza, pero aun así insistió en intentar averiguar qué le había ocurrido. Entonces se sentó en la cama y vio a Lady Lucy sentada en un sillón, donde había dormido toda la noche junto a su hijo, y por fin recordó lo que había hecho. Todo era culpa suya. La desgracia con la que estaba destinado a vivir, el hecho de haber cometido una gran abominación e incluso de haber perdido a Madson Reese para siempre, y solo podía temer que ella se marchara, llevándose a sus hijos y a su amor muy lejos, de vuelta a Italia, después de todo, ella no estaba en aquella habitación de hospital a su lado, en una enfermedad que él mismo había provocado.

Cesare Santorini luchaba por levantarse, temiendo que fuera demasiado tarde para rogarle a Madson que al menos le permitiera ver a los niños, cuando el sonido de las máquinas repiqu
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