CAPITULO 86

Mónica me ayudó a sentarme frente al tocador, me quitó el pijama que llevaba puesto y pasó por mi cabeza y brazos el vestido blanco. Cepilló mi cabello y luego de unos minutos, estaba lista.

Cuando ingresamos al despacho de Lucas, no pude evitar llorar porque todo me hacía verlo a él. Jonás me guio hasta un mullido sillón y se sentó a mi lado. Presentes estaban Laura, acompañada de Max, Jonás, Mónica y yo.

Laura se acercó hasta mí, propinándome un cálido abrazo mientras ambas dejábamos salir el llanto. Cuando todo se hubo calmado, el notario comenzó con la lectura del testamento de Lucas.

—A los tres días del mes de mayo, y en pleno uso de mis facultades mentales y atribuciones que me corresponden...

El notario hizo la lectura correspondiente, nombró los bienes que heredamos Eros y yo por un lado, y Laura

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