CAPITULO 27

Una vez en Londres, las ansias por verla aumentaron, aunque ardía de rabia porque sería acompañante de aquel hombre que me pareció hasta formidable, antes de saber que era el esposo de la mujer que me gustaba.

Y ahora que me detenía a pensarlo, durante las videoconferencias que tuvimos en el transcurso de nuestras tratativas, su rostro me resultó familiar. No obstante, jamás imaginé que sería el hombre que gritó el nombre de Ana en Lagos. Recordaba perfectamente aquella corriente eléctrica que sacudió mi cuerpo cuando la sujeté de la muñeca para que no se fuera. Si no hubiera estado con Milena, en aquel momento no hubiera dudado en ir tras ella y molerme a golpes con el causante de sus lágrimas.

Ahora que repasaba los hechos, el nombre de Ana estaba escrito en mi destino y viéndolo de esa manera, hasta agradecía que Milena me hubiera roto el coraz&oacu

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo