CAPITULO 129

—No… no puede ser... —murmuré atónito por la revelación que tenía delante de mis ojos—. Tiene que ser una confusión, una maldita broma de ese hombre. Ana no me haría eso, ella no me separaría de mi hijo —afirmé con vehemencia, tratando de convencerme de mis propias palabras.

—No es ninguna broma, Diego. Ese niño es tu hijo y Lucas envió los informes médicos que comprueban tu paternidad. Sin embargo, si tienes tus dudas, podemos realizar un examen de ADN, aunque personalmente, estoy seguro de que lo sea. Las fechas coinciden y no me vas a negar que por la salvedad de sus ojos, el niño es muy parecido a ti cuando tenías su edad.

—Pero... pero —no encontraba palabras para describir lo que estaba ocurriendo, lo que estaba sintiendo. Era asombroso y a la vez macabro.

¡¿Cómo pudieron hacerme algo así ese

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