CAPITULO 108

Después de haber conversado con Max, tenía que valorar la posibilidad de que la sorpresa que le había preparado para confesarle mis sentimientos, tendría que esperar al menos un día más. No dejaría correr el reloj demasiado. Me urgía recuperar a mi esposa y más aún, después de lo que los ojos de aquel hombre dejaron vislumbrar, estaba desesperado porque todo el mundo supiera que ella y yo, habíamos arreglado las cosas y que no habría ningún divorcio de por medio.

Cuando estaba de camino a buscar a Ana al piso de Mónica, llamé al abuelo para avisar que tal vez no se diera la velada que el también ayudó a idear. Muy decepcionado, preguntó las razones y le expliqué que la cena a la que íbamos, se estaría extendiendo más de lo previsto y que si no se daba esa noche, de todas maneras lo haría al día siguiente

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