Seguíamos besándonos, esta vez, frente a la puerta del restaurante, mientras una horda de periodistas llegaba hasta nosotros y comenzaban a fotografiarnos.
Muchas cosas habían pasado desde que Borja se marchó aquella noche de mi casa, ¿por dónde debería comenzar?Habían pasado tres años.Ya no trabajaba para el despacho de abogados, lo dejé hace poco, hace cosa de un año, justo después de perder la esperanza de que él volviese a mí, tan pronto como leí en un artículo de una revista, que el afirmaba tener novia, tan pronto como me di cuenta de que no podía seguir aferrándome a lo que teníamos, a aquel anillo que él me regaló una vez.Así que busqué un nuevo trabajo, trabajaba para una importante empresa organizadora de eventos de cocina. Nos ocupábamos del catering, de la decoración y de traer a cocineros famosos en todo el mundo para dar un buen espectáculo a nuestros clientes.Monic era mi irritante jefa, una tipa polioperada, d
Seguro que recordáis todos los sitios maravillosos a los que fui con Borja, ¿verdad? Pues estuve en ellos, en todos ellos, de nuevo, junto a mis amigos, haciendo que mi corazón doliese al recordar cada uno de esos momentos, tres años atrás, junto a él.Paseábamos por el borde del Sena, mientras Marta y Alfonso se hacían fotos sin parar, maravillados con absolutamente todo, se habían vuelto unos ñoños. Pero mi mente estaba lejos, pensando en la última vez que estuve allí, con él confesándome lo preocupado que había estado por mí, asegurándome que si le dejaba sería su fin. Miré hacia ese punto, y de nuevo sentí que era un mero espectador.Eh – me llamó Salva, haciendo que dejase el recuerdo a la mitad, y mirase hacia él, volviendo a la realidad – estás súper distra&i
Cenamos por aquel hermoso lugar, pues encontramos un lugar cubano que estaba delicioso y no era muy caro, y luego nos fuimos a bailar a un pub que el camarero muy gentilmente nos recomendó, pues nos había cogido cariño al decirle que éramos españoles, pues al parecer adoraba nuestro país.No dejé de reír en toda la noche, olvidándome por completo de Borja, pasándomelo en grande junto a mis amigos, bebí más de lo que me hubiese gustado, pero llegados a ese punto me daba igual, nadie me conocía y era libre, aunque doliese admitirlo.Salva y yo pronto volvimos a tener aquella complicidad de siempre, esa que tanto me gustaba, haciendo el tonto, sin pensar en nadie más, para luego bailar en la pista de baile, dejándonos llevar por el alcohol que había en nuestros cuerpos, bailando descaradamente.Voy a por una copa – dije de pronto
Cuando desperté aquella mañana, tenía las pilas cargadas, así que empecé a hacer la maleta con una enorme sonrisa en mi rostro, pues mi mejor amiga estaba allí haciéndome bromas, al ponerme el sombrero con el que empecé el viaje. No dejamos de reírnos durante un buen rato, hasta que los recuerdos de la noche anterior hicieron mella en mí, logrando que perdiese la sonrisa y mirase hacia ella, comprendiendo la situación.No quiero volver – me quejé horrorizada, al recordar su voz, a través de aquella llamada telefónica.¿Sabes qué haremos antes de irnos? – preguntó, divertida, cogiéndome de la mano para atraerme hacia ella – Iremos a hacernos fotos, tú y yo, para tener recuerdos sobre nuestra estancia aquí.¿Sesión de risa
La vuelta fue menos aburrida, pues Marta cambió su asiento con Salva, y no me dejó sola en ningún momento. Creo que pensaba que me derrumbaría si lo hacía.Creo, sinceramente, que deberíais quedar y hablarlo, Lau – me dijo, tras largo rato en silencio, cuando sobrevolábamos la ciudad. Negué con la cabeza en señal de que no quería hablar sobre ello – sé que este tema es doloroso para ti, pero …¿Es que no escuchaste lo que dice la última vez? – espeté, cansada de aquella conversación que ella se aferraba a seguir manteniendo – él tiene novia.Estuve hablando con él – declaró, dejándome sorprendida con ello, pues jamás pensé que ellos estuviesen en contacto – él dice que sólo es un malentend
No derramé una lágrima más en todo el camino a casa, ni siquiera cuando llegué a mi cómodo hogar, dejando la maleta en el recibidor, para luego llegar al salón, tumbarme sobre el sofá, encendiendo la tele, cogiendo el móvil para enviarle un mensaje a Marta.Yo:“Gracias por esto, lo necesitaba. Ahora que todo ha acabado, siento que puedo respirar”Marta:“Él perdió todos los números de teléfono hace un año y medio, ¿eso lo sabías no?”Yo:“No, no lo sabía”Reconocí, pues era cierto, no tenía ni idea de aquello. Lo cual explicaba a la perfección la razón por la que él no me había reconocido cuando le hablé, un par de días at
Me acariciaba la espalda, con las yemas de los dedos, desde mi trasero hasta mi cuello, haciéndome estremecer. Miré hacia él, con calma. Estaba recostado en mi cama, justo en frente de mí.Esto no cambia nada – espeté, intentando alejarle de mí, al darme cuenta de lo que estar allí significaba. Necesitaba dejarle fuera de mi vida, no podía volver a engancharme por él.Esto lo cambia todo – aseguró, sin dejar de acariciarme, pareciendo calmado, comenzando entonces a aclarar algo sobre lo que yo tenía dudas, sin que tan solo le hubiese preguntado al respecto – Lo único que le dije a esa entrevistadora fue que mi corazón pertenecía a una mujer.Borja, han pasado tres años, ¿me vas a decir que no ha habido nadie en tres años? – pregunté, haciendo
Tendemos a pensar que las cosas podrán arreglarse mágicamente, que después del tiempo, el dolor, las mentiras y el añoro, todo puede arreglarse con unas pocas palabras. Estamos tan tremendamente enganchados a la televisión y el cine, que realmente pensamos que la vida real será de esa misma manera. Pensamos que todo se arreglará, que cuando el chico del que estamos enamoradas, ese que hemos esperado por más de tres años, vuelve a nuestras vidas… todo se arreglará mágicamente y seremos felices, y comeremos perdices.Pero en la vida real las cosas no suceden así, en la vida real hay mentiras, dolor, desolación y amores nuevos todo el tiempo, y eso hace que te des cuenta de la realidad: has estado viviendo en el pasado, en un cuento de hadas que tú misma inventaste, por mucho tiempo. Porque ni él es esa persona que creíste que era, esa persona que