No derramé una lágrima más en todo el camino a casa, ni siquiera cuando llegué a mi cómodo hogar, dejando la maleta en el recibidor, para luego llegar al salón, tumbarme sobre el sofá, encendiendo la tele, cogiendo el móvil para enviarle un mensaje a Marta.
Yo:
“Gracias por esto, lo necesitaba. Ahora que todo ha acabado, siento que puedo respirar”
Marta:
“Él perdió todos los números de teléfono hace un año y medio, ¿eso lo sabías no?”
Yo:
“No, no lo sabía”
Reconocí, pues era cierto, no tenía ni idea de aquello. Lo cual explicaba a la perfección la razón por la que él no me había reconocido cuando le hablé, un par de días at
Me acariciaba la espalda, con las yemas de los dedos, desde mi trasero hasta mi cuello, haciéndome estremecer. Miré hacia él, con calma. Estaba recostado en mi cama, justo en frente de mí.Esto no cambia nada – espeté, intentando alejarle de mí, al darme cuenta de lo que estar allí significaba. Necesitaba dejarle fuera de mi vida, no podía volver a engancharme por él.Esto lo cambia todo – aseguró, sin dejar de acariciarme, pareciendo calmado, comenzando entonces a aclarar algo sobre lo que yo tenía dudas, sin que tan solo le hubiese preguntado al respecto – Lo único que le dije a esa entrevistadora fue que mi corazón pertenecía a una mujer.Borja, han pasado tres años, ¿me vas a decir que no ha habido nadie en tres años? – pregunté, haciendo
Tendemos a pensar que las cosas podrán arreglarse mágicamente, que después del tiempo, el dolor, las mentiras y el añoro, todo puede arreglarse con unas pocas palabras. Estamos tan tremendamente enganchados a la televisión y el cine, que realmente pensamos que la vida real será de esa misma manera. Pensamos que todo se arreglará, que cuando el chico del que estamos enamoradas, ese que hemos esperado por más de tres años, vuelve a nuestras vidas… todo se arreglará mágicamente y seremos felices, y comeremos perdices.Pero en la vida real las cosas no suceden así, en la vida real hay mentiras, dolor, desolación y amores nuevos todo el tiempo, y eso hace que te des cuenta de la realidad: has estado viviendo en el pasado, en un cuento de hadas que tú misma inventaste, por mucho tiempo. Porque ni él es esa persona que creíste que era, esa persona que
La música de Mouse resonaba en todo el local, mientras yo, vestida con el mismo vestido con el que había salido de casa, y el rostro sin maquillar, los aclamaba desde la barra, ante su divertida mirada, frente a mí.¿Cuál es tu canción favorita? – preguntó, en voz alta, lo suficiente como para hacerse escuchar. Le sonreí, dejando de prestar atención a la actuación.My Friend – respondí, haciéndole reír con ello, pues también era su favorita – es la primera canción que escuché de ellos.La única que compuse para este disco – aceptó, haciéndome reír, porque le recordaba allí, sentado en el suelo de su habitación, a mis pies, justo después de haberse acostado conmigo la primera vez, cambiando notas aquí
Aquella noche llovía, mientras miraba hacia la ventana, admirando aquel fenómeno de la naturaleza, con un trozo de pizza en la mano, sobre su sofá, con él a mi lado, dándome cuenta de que no quería estar en ningún otro lugar.Estoy llena – declaré, dejando el trozo de piza sobre el cartón abierto que minutos antes la había contenido, completamente entera. Miré hacia él, observando como él me devolvía la mirada – gracias por este día, por hacer que me olvide de todo.Soy bueno en eso, ya lo sabes – aseguró, mientras yo ensanchaba la sonrisa, recostándome entonces sobre su pecho, sintiendo su brazo rodeándome, con comodidad y calma – Me alegro de que esta vez te quedes.Me alegro de que seamos amigos – le dije, haciéndole reí
A veces sucede, que tienes que dejar un trabajo en el que no te sentías realizada, para darte cuenta de que es la decisión acertada, de que estás por buen camino, de que las cosas van a empezar a mejorar.Tomaba una copa, junto a mi compañera Paula, mientras Pedro nos miraba con detenimiento, pues sabía que yo debía estar trabajando y no allí.¿Estás bien? – quiso saber Paula, refiriéndose, por supuesto a mi denigrante estado en el trabajo – que pregunta la mía, es obvio que no…Ahora estoy bien – la calmé, con una sonrisa en el rostro, dándome cuenta de que era cierto – acabo de darme cuenta de las ganas que tenía de dejar ese trabajo – bromeé, riéndome junto a ella, pues sabía que se sentía de la misma forma.Levanté la
Ajustábamos las cuentas en la barra, especulando sobre si deberíamos ir a tomar un helado, cuando sucedió, el móvil de Fonsi comenzó a sonar y este lo cogió, para luego perder la sonrisa, aunque intentó fingir delante de mí que no pasaba nada, yo sabía que algo sucedía.¿Crees que les he caído bien? – preguntó él, haciendo que dejase de prestar atención hacia mi amigo y mirase hacia él – Ey – me llamó, al darse cuenta de que algo ocurría. Sonreí, intentando fingir que todo estaba bien, no quería estropear aquella noche con mis miedos y suposiciones.Les has caído muy bien – admití, observando como él se mordía le labio, nervioso, mirando hacia mí, entusiasmado con la idea de formar parte de aquello.
Entré por la parte de atrás, justo como él me sugirió, mientras una extraña sensación me albergaba, al darme cuenta de lo mucho que me apetecía verle. Subí las escaleras, y me detuve al verle allí, con la puerta abierta, esperándome.Ambos nos sonreímos el uno al otro, mientras yo entraba en su casa, y él cerraba la puerta tras de mí, seguimos avanzando hacia el salón, y entonces me detuve para mirarle, dispuesta a hablar por primera vez desde que había llegado.¿Quién se ha creído que es para presentarse aquí cuando mejor lo estábamos pasando? – pregunté, molesta con Borja, pensé que se asustaría tan pronto como me oyese hablar de él, pero al contrario de lo que siempre pensé, él sonrió, y dejó que siguiese hablando – El muy idiota dice que qui
Cuando terminas aquello que hacía tu vida infeliz, te sientes lista para empezar cosas nuevas. Al menos eso decía el dicho, y yo lo apoyaba completamente. Pues aquella mañana me sentía con ganas de enfrentarme al mundo, a pesar de que sabía que no tenía trabajo, y pronto no podría pagar las facturas.Lo primero que hice aquella mañana fue hablar con mi casero para terminar el contrato a final de ese mes, pues tenía ganas de volver a casa, con Alfonso y Marta, y puesto que ambos me lo pedían una y otra vez, decidí hacerles caso por una vez.Y luego busqué trabajo, activamente, pero muy selectivamente, incluso sabía que tenía la posibilidad de volver al gabinete, pero no quería hacer algo que hubiese hecho antes, no quería hacer absolutamente nada que tuviese que ver con mi antigua yo, quería hacer algo distinto.¿Sab&ea