Capítulo 115
Los niños saltaron de alegría al ver a Elena llegar por ellos al jardín de infantes. Sabían que ese día los llevaría a pasear antes de regresar a casa, y la emoción se reflejaba en sus pequeños rostros. Mientras avanzaban caminando, platicaban animadamente.

—¡Hoy vamos a comer brochetas de pollo! —anunció Elena dulcemente, sonriendo al ver sus reacciones.

Maximiliano, Arthur y Ariadna coincidieron en ser unos verdaderos adoradores de las brochetas de pollo. El entusiasmo se desbordaba entre ellos, y era evidente que Elena había hecho la elección perfecta al llevarlos a ese nuevo lugar que había abierto en la ciudad.

Al llegar al restaurante, los niños no podían esperar para hacer sus pedidos; sin embargo Elena los ayudó a elegir asegurándose de que todos pudieran disfrutar de una buena comida.

Finalmente, las brochetas llegaron a la mesa, y los niños comenzaron a comer llenos de felicidad.

—¿Les gusta? —preguntó, riendo al verlos devorar la comisa.

—¡Sí! ¡Nos encanta!

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