Capítulo 114

Cuando Aria sintió que ya no podía más, decidió marcharse del bar. Ni siquiera podía sostenerse bien mientras avanzaba hacia la salida. Afortunadamente, logró tomar un taxi y le pidió al conductor que la llevara a casa. Dando varios pasos con torpeza, pudo ingresar a su departamento y, de pronto, las luces se encendieron de sorpresa.

Quedó un poco encandilada por la luz repentina y, finalmente, allí estaba Elena, mirándola.

—Aria, lo siento mucho. Estaba demasiado preocupada por ti. Te llamé varias veces al teléfono, pero nunca contestaste. También te dejé varios mensajes de texto, pero no recibí respuesta. Entonces me inquieté, pensé que algo te había ocurrido. ¿Estás bien?

—Sí, lo siento mucho... Estoy demasiado cansada —explicó a duras penas, y Elena se dio cuenta de que estaba ebria.

—Oh, déjame ayudarte a llegar a tu habitación.

Aria aceptó la ayuda, y en poco tiempo estuvo en su recámara. Se sentó al borde de la cama y tomó una profunda bocanada de aire mientras trataba de estab
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