Capítulo 119

Máximo, enfadado, volvió a marcar el número telefónico de Sebastián, pero nuevamente el hombre no había tomado la llamada. Trató de contener su ira, aunque era una tarea complicada. Abigail pasó por ahí con una taza en la mano mientras clavaba los ojos en su marido.

—¿Te ocurre algo, Máximo? —quiso saber, después de darle un segundo sorbo a su bebida caliente.

—No es algo de tu incumbencia. Además, ¿por qué no estás en la cama? —casi se lo reclamó, y ella lo ignoró, sentándose en el sofá.

—¿Crees que soy una niña o algo parecido? Además, después del infarto, no quiero estar solo postrada en una cama. Ya me siento mejor.

—¿Acaso estás buscando que te dé un segundo infarto? Esta vez podría ser fulminante.

—No, solo estoy sentada, bebiendo algo. No estoy haciendo nada que altere mi salud, así que deja de exagerar.

Él resopló.

Luego de eso, Máximo se sentó a su lado, aún pendiente del teléfono, esperando de alguna manera recibir una llamada de parte de Sebastián. No ocurrió.

Abigail se di
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