Capítulo 125

Se puso una cómoda pijama y se sentó en posición de indio sobre la cama, con la tablet entre sus piernas. A medida que la pantalla se iluminaba, volvió a sumergirse en sus pensamientos, cada vez más intranquilos.

Así que Máximo realmente se había atrevido a contratar a alguien para vigilarla, y esa persona era nada menos que su exnovio, Sebastián. Aún no podía creerlo; eran demasiadas casualidades juntas. ¿Qué objetivo podía tener Máximo al vigilarla? Solo de pensar en lo que él podría ser capaz de hacer, un temblor recorrió su cuerpo. ¿Qué demonios estaba intentando conseguir con eso?

La inquietud la invadía, y cada vez se sentía más intrigada por las razones que motivaban a Máximo a mantenerla bajo observación, como si hubiera cometido un crimen. Además, la mención de Sebastián sobre otra verdad oculta, que supuestamente era perturbadora, le enviaba un escalofrío desde los pies hasta la cabeza. La incertidumbre la mantenía en vilo; no sabía qué esperar y eso la atormentaba.

Después
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