Estela, con el corazón en un puño, tomó su teléfono y marcó el número de Alessandro. La voz de del padre de Aria resonó al otro lado de la línea, y ella apenas pudo contener las lágrimas.—Alessandro, necesito que vengas al hospital. Aria ha tenido un accidente —dijo, su voz temblando.—¿Qué? ¿Cómo? —preguntó él, claramente alarmado.—No tengo todos los detalles, pero está en cuidados intensivos. Salió de cirugía hace un momento —respondió Estela, sintiendo que la angustia la invadía.—Voy en camino. Jasmine y yo estaremos allí de inmediato —prometió Alessandro, y Estela sintió un pequeño alivio al saber que ya los había puesto al corriente. Después de colgar, Estela se quedó en medio del pasillo del hospital, sintiendo es que la pesadilla todavía no terminaba. Allí todo se sentía demasiado frío y el tiempo pasaba con lentitud. Fue entonces cuando apareció Noah, quien la abrazó con fuerza, sabiendo la situación tan difícil por la que ella estaba atravesando. —Estela, ¿estás bien?
En ese momento apareció Maxwell con la cara marcada por el dolor, era evidente en su rostro la angustia que lo rodeaba y la tristeza profunda que llenaba sus ojos. Jasmine, al verlo, corrió hacia él y lo abrazó con fuerza, sintiendo que ambos compartían el mismo sufrimiento. Sus ojos estaban hinchados y rojos de tanto llorar, reflejando la desesperación que había sentido desde que se enteró del accidente.—Maxwell, lo siento tanto —emitió Jasmine, su voz temblando mientras lo sostenía.Maxwell respiró hondo, intentando encontrar las palabras idóneas.—Ya me estoy haciendo cargo de los gastos y de todo el papeleo en la clínica —anunció. Alessandro, que había estado observando de cerca, se acercó y le dio las gracias.—Te lo agradezco, Maxwell. No sé qué haríamos sin tu ayuda en este momento. También sé que estás sufriendo por todo lo ocurrido —soltó con voz débil. Maxwell asintió, tratando de mantenerse firme. —Deberías ir a casa y descansar un poco —sugirió Alessandro, con preocup
Al día siguiente, se removió en la cama y sonrió un poco al ver que Noah había amanecido a su lado, como había prometido. No quería despertarlo, así que salió de la cama con cuidado y decidió preparar el desayuno. Aunque la situación anterior seguía golpeando con fuerza su mente, se esforzó por mantenerse enérgica y positiva. Estela se dispuso a preparar un desayuno americano; todo lo que necesitaba estaba sobre la mesa y se puso manos a la obra.—¡Buenos días! ¿Por qué huele tan bien? —saludó el moreno apareciendo por detrás y abrazándola. Ella sonrió y le explicó lo que estaba haciendo.—Ahora mismo intento que las tostadas no terminen quemadas.—Te echaré una mano —decidió Noah, luego de dejar un dulce beso sobre su cuello.Noah comenzó de inmediato a hacer los huevos.—He mejorado bastante en la cocina, ¿eh? —le dijo, haciendo que él sonriera—. Oye, no estoy mintiendo. En realidad, ahora me va mucho mejor que antes.—Lo sé, no he dicho nada malo.—¿Has hablado con Maxwell?—No, ha
Estela no quería pasar un rato más a solas en su departamento por eso tomó la firme decisión de ir a la casa de los padres de su amiga ese día prefería tomar un taxi y llegar más rápido se sentía todavía alterada, dominada por esos nervios profundos que no la soltaban. Cuando llegó a la casa la recibió Alessandro con un abrazo cariñoso y ella correspondió con el mismo sentimiento. —Hola, Estela. Me alegra mucho recibirte en casa hoy. —Alessandro, estar en casa encerrada no me hace bien necesito estar en compañía de ustedes. —Lo sé, pasa. Se hizo a un lado. Jasmine la recibió también y la saludó con cariño. Entonces Estela correspondió con un beso en la mejilla y luego los tres se sentaron cómodamente en un sofá. —¿No tienen pensado ir al hospital el día de hoy? —Iremos más tarde. —Entiendo. Quiero que sepan que también estoy con ustedes, ayer me sentía destruida y terriblemente mal porque solo pensaba negativamente; sin embargo decidí ser positiva y confiar en que todo estará
En cuanto terminó la llamada, Estela se sintió muy mal. Sabía que la noticia terminaría rompiendo el corazón de Jasmine. Ya lo veía venir. Por eso trató de no dejarse llevar por lo terrible que se sentía y mantuvo la calma. —¿Por qué te quedas en silencio? Necesito que me digas que es lo que está pasando con Aria. Es mi hija y... —ya no pudo más, la situación la rebasaba, sentía que mientras avanzaba el tiempo, se debilitaba. Estela asintió y se acercó a Jasmine. —Maxwell conversó con el doctor, quien le dijo que Aria tuvo un aborto, ha sido así debido al accidente, perdió el bebé. —¡Oh por dios! —se tapó la boca, sorprendida con la noticia, incluso tuvo que sentarse para poder recuperarse. Estela se movió rápidamente hacia la cocina, tratando de mantener la calma mientras su mente corría con pensamientos sobre cómo ayudar a Jasmine. Sabía que un té caliente podría ser reconfortante en momentos de crisis. Alessandro llegó justo cuando Estela estaba vertiendo el agua caliente so
Esta mañana, Maxwell se dirigió al hospital con la intención de ver a Aria. Él la echaba demasiado de menos, al menos deseaba poder entrar a la habitación y mirarla. Durante la conducción, Maxwell estaba intentando calmar sus nervios y controlarse a sí mismo. Lo llamaron, pero no atendió, ahora solo tenía cabeza para Aria. Ella era la única persona que le importaba en ese momento, aunque también estaba al pendiente de sus pequeños hijos. Suspiró hondo, luego de eso continuó manejando, aunque era inevitable sentirse distraído cada cierto tiempo. No pasó mucho, cuando la fin llegó a su destino. Maxwell aparcó el auto y se bajó. La seguridad con la que solía sentirse, parecía haberlo abandonado.Inspiró hondo, el doctor apareció frente a él.Maxwell se encontraba ante la puerta de la unidad de cuidados intensivos. Su corazón latía con fuerza, cada golpe resonando en su pecho mientras contemplaba la posibilidad de ver a Aria. Sabía que las reglas en la UCI eran estrictas, pero había ha
Amanda tenía demasiadas preguntas y muchísima curiosidad al respecto a lo que estaba hablando Sebastián, y es que todavía no podía creer que Aria había tenido un accidente. Estaba bastante confundida e intrigada, tuvo que sentarse en el sofá para procesar la noticia y después se dirigió otra vez a Sebastián, que parecía sostener una sonrisa maliciosa y sus ojos estaban inyectados por una satisfacción infinita. —¿Podrías explicarme un poco más lo que estás diciendo? No entiendo eso de qué ella tuvo un accidente.—¿Me estás tomando del pelo? —Ya sé, sé que es un accidente de tránsito. ¿Quién lo provocó? Porque eso has dado a entender. ¿Acaso alguien provocó el accidente? —inquirió suspirando. —Ese es otro tema. Ahora la cuestión es que esa mujer se encuentra luchando por su vida y ha colocado la vida de Maxwell patas arriba. —¿Tienes idea de quién pudo haber provocado ese accidente? No puedes solamente informarme y dejarme con la duda. —Estoy seguro de que le provocó el padre de Ma
Máximo se dejó caer sobre su silla giratoria, pensando en cómo iban las cosas. Por el momento, no había recibido ninguna información o noticia de parte de alguien más acerca de Aria. Así que, aún estaba entre la vida y la muerte. Abigail pasó casi todo el tiempo en la habitación y estaba comiendo menos cada día; la situación parecía afectarla profundamente. Máximo no se interesaba demasiado por la salud de su esposa, sino que estaba más preocupado por lo que sucedería que por el estado de salud de ella. Una mujer de la servidumbre ingresó a la habitación de Abigail con una bandeja que llevaba comida, pero tuvo que lidiar con los gritos de Abigail, quien exigía que se retirara inmediatamente. —¡Vete de una vez por todas, no te necesito. No necesito que vengas a obligarme a comer! —Lo siento mucho, señora, voy a irme, pero no puede continuar así. —¿Qué te importa si continúo así o no? Además, no eres nadie para decirme qué debo hacer, así que te pediré, no, mejor dicho, te exijo qu