Sia
No puedo terminar de asimilar el nuevo disparate que se le ocurrió a Angus, y yo que pensé que por fin podría hacer las paces con él, ahora que me entregaría la herencia de mi madre.
No me hace falta nada, por lo menos no me ha cortado mi mensualidad, incluso con la de problemas que vengo arrastrando.
Poseo acciones de las distintas empresas, eso me debería dar la oportunidad de pedir una auditoria, para averiguar sobre todo lo que pasa realmente en Macpherson, por ahora con tan poco tiempo esa cuestión deberá aguardar.
Necesito pensar, un abogado corporativo, uno civil, ¡maldición! Necesito el bufete completo de abogados.
Albert Ross debe ser el cómplice de Angus, ¿quién es su competencia?, necesito que sean capaces y que quieran ponerse al tú por tu contra Macpherson.
Una búsqueda infructífera la mía, en el quinto despacho al que acudí en Manhattan para ser rechazada, esto ya tenía pinta de que Angus metió las manos para que no pueda hacer nada.
No puedo sucumbir a sus deseos…
Al día siguiente comencé desde temprano a marcar números para contactar a los miembros del consejo, por más elocuentes que fueron mis alegatos hasta ahora solo conseguí que tres desistan de sus votos.
Los demás secundan el plan de Angus, todos me dicen que debería agradecer que un hombre como Ethan LLoyd quiera casarse conmigo, alegan que su imagen puede mejorar la mía y si me comporto lo suficiente me den la oportunidad de acceder a las posiciones directivas.
Aún con mi insistencia, nadie quiere que yo siquiera pise las oficinas principales como simple asistente.
Algo rendida me dirijo al bufete de Ross y asociados, necesito algo, una pista.
Desde que entre a la recepción, me dejaron esperando, luego de media hora por fin me dejan ingresar.
—Sía, ¿qué te trae por aquí? —saluda Albert, lo que se me hace muy falso.
—Ya lo sabes —dejo en la mesa de la sala de juntas mi montón de archivos que llevo, porque vengo preparada.
—Por una vez en tu vida, hazle caso a tu padre. Ya fue suficiente fiesta y desenfreno, da gracias que no eres mi hija, yo si te hubiera dado unas buenas nalgadas. Te has aprovechado, tu padre te sobre protegió y consintió tus locuras, con la excusa de que no tenías mamá, quiso compensarte.
—No sabes de qué hablas, mejor concentrémonos. Ni loca me caso con Lloyd, estos son los candidatos que pueden asumir la posición de CEO en Macpherson, tienen buena imagen y estoy segura de que sería un ganar-ganar.
Los revisa —Este no, tiene problemas legales, los Sims nunca te aceptarían, este está en quiebra, este es gay, este tiene hijos por todos lados.
—¡Alto!, deja de poner pretextos, será solo un matrimonio de apariencia, no necesito que sean perfectos, ni yo lo soy.
—Qué bueno que estás consciente de ello.
—Solo hazme favor de enviárselos a Angus y que decida con quién.
Era evidente mi derrota, salí de ese lugar, sin mucha esperanza, era hora de comer, no me gustaba mucho hacerlo sola, por eso siempre jalaba con mi séquito de amigos, pero aquí no estaban.
Algo de cocina italiana me pondría de mejor humor, saque el celular y busque el que mejor reseñas y estrellas tuviera, me dirigí ahí a Tony´s.
Al estar en el Upper East, supe que valdría la pena, siempre se come rico, al ver el menú todo se me antojaba, pedí un poco de más, almejas horneadas, queso burrata, pulpo frito, las pastas tan solo verlas pasar derritieron mi antojo.
A la hora de pagar me pidieron otra tarjeta porque no pasaba, la siguiente, tampoco, así con dos más, hasta que pedí el importe total para pagarlo con efectivo, pero me quedaba corta por algunos cientos.
Jamás había tenido este inconveniente, —busqué otra forma de pago señorita o nos veremos en la penosa necesidad de llamar a la policía.
—¿Aceptan transferencias?
—No es lo habitual, pero podemos hacer una excepción.
Abrí mi aplicación, introduje el número para realizar la transferencia y me dio un mensaje de saldo insuficiente, en ese momento tuve la certeza que era cosa de Angus.
La cajera y el encargado estaban exasperados exigiendo el pago, yo odié ese momento, más odiaba el hecho de tener que llamar a Angus para que se hiciera cargo.
—¿Cuánto es el monto que debe la señorita? — voltee por inercia, aunque no lo necesitaba, su voz tan desagradable está impresa en mi mente, Lloyd había aparecido de pronto.
—Son 1270, caballero — como si nada saco una tarjeta y la deslizaron —por favor cobre la cuenta de esta otra mesa.
—Le dices a Angus que te lo reembolsé — salí a toda prisa.
Solo para encontrarme con que mi auto iba saliendo remolcado del estacionamiento, pare un taxi y me fui al departamento, por lo menos me quedaba efectivo para pagarlo.
Todo empeoraba a cada minuto, la puerta del departamento estaba abierta, al asomarme quedaban pocos muebles que estaban embalados solo a la espera de ser sacados.
Al preguntar, las personas eran de una empresa de mudanzas, me mostraron la dirección a la que trasladaban los muebles, era claro que estaban siendo almacenados en un complejo de contenedores, eso lo averigüe al buscar en el celular.
Yo no tenía que pasar por esto, la herencia de mi madre era por lo menos la mitad de lo que mi padre tenía. El coraje que sentía era inmenso, me sentía impotente y acorralada.
Si él quería guerra, yo era experta en darle batalla, por suerte mis maletas estaban listas, las abrí y al ver el contenido solo seleccione 3 maletas con las que sobreviviría, o eso pensé.
Dado mi escaso presupuesto, busque un hotel económico que aceptara efectivo, me dirigí a este, me instale un poco, no era a lo que estaba acostumbrada, pero funcionaría, agradecí que estuviera limpio.
Tenía unas invitaciones, de las que echaría mano, a los minutos llamaban a mi celular, era un número privado y desconocido, lo ignore, pero insistía, respire hondo y me prepare.
—¿Por qué no estás en casa Sia?
—¡¿Angus?!, no pienso ir a vivir ahí. Y espero que no te arrepientas de lo que hiciste.
Colgué, eso me dio la determinación, tome un baño, me arregle y seleccione el atuendo más revelador que poseía, unos toques de perfume y listo.
Una inauguración era perfecta, en realidad cualquier evento serviría, pasar era fácil, mi porte y el hecho de que sepan que soy una Macpherson, casi siempre me hace acreedora a un mejor trato, incluso la prensa me adora, yo les doy encabezados fabulosos, de no ser porque Angus domina las telecomunicaciones y apaga mis incendios.
Me di una vuelta por el lugar para asegurarme que no había nadie conocido que pudiera dar aviso a Angus, vi la barra y necesitaba valor, el alcohol regularmente es mi cómplice.
Dos copas de whiskey que bebí como si de agua se tratara, vi a mi posible compañía para el revuelo, uno de los Braxton, ni su nombre recordaba, pero era aceptable para los fines que tenía en mente.
Unas cuantas copas más y estaba lista para bailar, había muchos jóvenes, los hombres de negocios estaban en la segunda planta, seguí el ritmo de la música que inundo mis sentidos, no tardaron en acercarse a mí.
Me aproximé lo suficiente para que el chico Braxton supiera mis intenciones, bailamos, bebimos, era divertido y entre más alcohol ingeríamos solo se me olvidaban mis inhibiciones, deje que me besara y recorriera mi cuerpo con sus manos.
—Vamos, busquemos un lugar más íntimo —me sugirió, lo seguí, pues me llevaba de la mano.
Subimos escaleras, solo debía asegurarme que alguien tomara una foto comprometedora, solo que ni siquiera logramos llegar, porque alguien me sujeto, el tirón que me dieron hizo que me soltara de Braxton.
Antes de poder quejarme, me cubrieron con un saco y fui jalada en el sentido contrario, quise pedir ayuda, pero Braxton solo se quedó mirando sin hacer nada.
Casi en la salida jale mi mano y logre deshacerme del agarre para ver a Lloyd con una cara seria, ahí comprendí por qué no obtuve ayuda de mi compañero, nadie le hace frente a don perfecto.
—Aún no me quiero ir.
—No me importa lo que tú quieras —acto seguido tomo mi mano, pero como me resistí, me cargo como costal, mi vestido se recorrió y puse mi mano para que no se viera mi trasero, luego la quite, ese sería un buen show.
Solo que Lloyd bajo el saco y me cubrió, además estábamos en la salida trasera por lo que no había prensa o espectadores.
Patalee —¡quieta!, no me hagas enojar —me advirtió.
Pero no suelo hacer lo que me dicen, esta vez puse más empeño y manoteé.
¡Zas!, un sonoro golpe que me dolió —te lo dije —él muy, ¡cabrón! Me había dado una nalgada.
No conforme con ello me metió al vehículo y me abrocho el cinturón, no sin advertirme que me quedará quieta, puso el seguro a la puerta y la azoto de forma innecesaria. Eso me amedrento.
—¡Lo arruinaste! —le grité, cuando subió al auto.
—¿Yo?, no, tú lo arruinaste, estaba en una cena importante y por venir a evitar uno más de tus escándalos dejé a los posibles socios. Todo por tus estupideces, ¿cuándo madurarás?
—Esto se soluciona si Angus me da mi herencia.
Me llevo directo a la casa de Angus, este lugar no había cambiado, incluso él estaba esperando.
—¿Cómo pudiste?, justo hace días te dije lo que ocasionan tus tonterías —me recrimino.
—Tú lo provocaste, No debiste quitarme mis cosas, ni cancelar mis tarjetas.
—Ahora resulta, eso es para evitar que sigas con tus locuras. Sia, ¡por Dios! Ya fue suficiente, ¿por qué lo haces?
—Solo dame mi herencia, esa es la solución, de esa forma desaparezco de sus vidas, no los soporto, no quiero verte nunca más.
—¡No! —intervino Lloyd, que detuvo a mi padre que levanto la mano, —ambos cálmense, mañana lo hablan. ¡Vamos Sia! —me llevo hasta la que fue mi habitación.
Ahí encontré todas mis maletas, todo este tiempo supo dónde estaba, siempre a su merced.
Ethan No sabía que me tenía más molesto, la situación en sí ya era suficiente para poner a cualquiera de mal humor. Ver esa escena en donde un idiota besaba y manoseaba a Sia, me hizo perder los estribos, de no ser porque era yo la persona que iba para detener cualquier situación, de otro modo me hubiera gustado por lo menos romperle la cara a ese sujeto. Baje para ir al gimnasio, necesitaba sacar algo de energía o de lo contrario solo me la pasaría dando vueltas en la cama. Encontré a un Angus más cabizbajo de lo normal, — vete a descansar, mañana tendrás otra perspectiva — suspiro muy acongojado. —¿Ahora entiendes por qué mi prisa? —La verdad, ¡no! Yo creo que solo lo empeoras, sabes que me odia, solo le estás añadiendo combustible al fuego. —Pero tú no la odias, yo sé muy bien lo que hago, vi las chispas y eso me basta para apostarlo todo a esto. —Tienes razón, no la odio, pero una persona solo puede aguantar una cantidad y considero que yo ya estoy llegando a mi límite. Qu
Angus El plazo se cumplió y ninguno de los dos fue capaz de hacerse de una solución para evitar cumplir con mi plan. Los espero con paciencia en mi oficina, el primero en aparecer es Ethan, quien en un último intento trata de hacerme ver la precariedad de mi idea, debo admitir que no creo que todo se acomode por arte de magia, sé muy bien que el pobre deberá lidiar con Sia. Cuando al fin Sia entra, luce fantástica, no como hace dos días que estuvo deambulando por la casa sin cambiar de pijama y espantando a todo mundo con su mal humor. — Tomen asiento, me complace tenerlos aquí, sé que por el momento ambos consideran que son caprichos míos, incluso me tacharan de loco. A veces yo mismo lo creo, frente a ustedes están unas carpetas, es un contrato prenupcial, siéntanse libres de leerlo y si tienen dudas díganme. A grandes rasgos dice que deberán mantenerse unidos en matrimonio por un plazo de 24 meses, cohabitar la misma casa, mantener la apariencia de un matrimonio feliz, por lo q
Ethan Por el afecto que sentía y agradecimiento, sobre todo, es que acepte el disparate de unirme a Sia, ya había pensado en ser el mejor elemento que Angus tuviera en su corporativo, esto me parecía que era una extensión de ese objetivo. Sia poseía una belleza que heredó de su madre, compartía rasgos con Angus, pero eran los menos, lo que más resaltaba era ese azul grisáceo de su mirada. La vi crecer y cada etapa me parecía que ella adquiría una singularidad y más porte. Al dejarse ver por aquella puerta, no pude evitar apreciar lo mucho que se parecía a las fotos que Angus atesora en su estudio en casa. Este era el día que Angus me pasaba por completo la responsabilidad de su hija, porque ese era el plan, mejorar su imagen, aparentar que se volvería una mujer nueva al casarse con alguien tan apretado como yo, así me consideraba ella. Un evento express que parecía ya tenía orquestado antes de hacernos firmar ese dichoso acuerdo. Y que sirvió para que la prensa empezará a constru
Sia Un ruido, ¿qué?, no podía ser, aún no se nota la luz que entra por la ventana, de nuevo. Siento las mantas deslizarse, automáticamente me aferro a ellas. —¡Despierta! —al escuchar esa voz, salto como resorte fuera de la cama. —¡¿Tú?!, ¿cómo? —abro los ojos y lo veo, parece entretenido y tiene un ligero sonrojo en las mejillas. —¡Hmm!, podrías estar más al pendiente de tu persona —levanto una ceja, se aproxima, veo que extiende una mano y yo me cubro, pero solo alza uno de los tirantes del pijama. Me cercioro y veo que se me ve más piel de la que debería, la acomodo enseguida y caigo en cuenta que me vio. —¡Largo!, nunca vuelvas a entrar en mi habitación sin mi consentimiento —se me queda viendo y niega con la cabeza. —Yo toqué, pero no respondiste, además debes alistarte, recuerda que no tendremos más ingresos que los que ganemos, me tome la libertad de buscarte un puesto en las oficinas —se da la vuelta y sale. Parpadeo un par de veces, tratando de digerir la información q
Ethan No, por supuesto que no me considero una mala persona, pero debía empezar a darle algunas lecciones a Sia, unas que su padre debió darle desde hace mucho, mientras ella siga viviendo en su burbuja color rosa, jamás comprenderá o verá la vida tal y como es. La mejor forma que tengo de hacerlo será hacer que experimente las distintas circunstancias de la vida, me apegaré a lo que dice el dicho: “nadie experimenta en cabeza ajena”. Mi plan es quitarle cualquier privilegio del que su padre la ha dotado, así que desde su primer día le pedí a Angus que no contestara a los llamados de su hija, el chofer que le había dejado para que la trasladaran a las oficinas lo mande a que realizara otro tipo de actividades. Lo hablé con su padre y me explico que no le debo pedir permiso o contarle el cómo planeo reformar a su hija, él confía plenamente en mi buen juicio, además me advirtió que Sia es lo más preciado que él posee en este mundo. Completa confianza..., con una amenaza velada, ¿q
Sia Estaba francamente ilusionada con lo del trabajo, así que por la noche escogí el atuendo que usaría, incluso programe mi alarma para levantarme a tiempo. Esta ocasión, bajé mi bolso, mi blazer y ya toda lista solo para desayunar, todo para encontrar solo el servicio en mi lugar, era más temprano que ayer, así que supuse Lloyd aún no se despertaba, pero al preguntarle a July, quien ayudaba en la cocina, me informo que él tenía rato que se había ido. Me señalo, el otro lado de la mesa, donde pude encontrar una tarjeta y un post it: “Ya que te gusta llegar por tus medios, solo te puedo ayudar con esto”. Era una “MetroCard”, para el trasporte público, estaba visto que ni él me quería ver, y yo levantándome temprano para qué me llevará, esperaba que tuviera suficiente crédito y que durara hasta que recibiera mi primer sueldo. Luego de un día entero de inducción, por fin me presentaron el área y a las personas con las que estaría trabajando, lo que no habían especificado era que pu
Ethan Mientras revisaba unos pendientes, tocaron a la puerta, era una de las secretarias de Angus, pues me enviaba unas carpetas que requerían mi atención. La primera carpeta traía un post it, que me pedía que hoy mismo me hiciera cargo. Al hojear la carpeta encontré los datos y fotos de una propiedad, las demás eran parecidas, en total eran cinco, el viejo zorro me enviaba a escoger casa con Sia, por supuesto que eran lugares en donde dejaría que su hija viviera, pero al ver los precios, la verdad me sentí renuente a seguirle el juego. Sí, percibo un sueldo y antes de ello Angus se encargaba de darme una mensualidad, que yo ni utilizaba, pero definitivamente no quería gastar en una farsa, en cambio, si fuera para Kara y para mí no optaría por algo tan costoso. Una llamada más tarde me tranquilizo, Angus me aseguro que solo debíamos preocuparnos por elegir una, ya que él se encargaría de cubrir el costo. Yo le pedí que no hiciera tal cosa, podíamos seguir viviendo como hasta ahor
Ethan Nuestro recorrido se alargó, por la hora, el tráfico nos detuvo y por más que busque atajos fue imposible reducir el tiempo. Me sorprendió Sia al agradecer de forma sincera por la cena, yo sabía que era necesario que la alimentara o de lo contrario se desataría su migraña, el estrés y otras cosas detonan sus episodios de fuertes dolores de cabeza. Puede ser que me exceda, pero sentí que era como tener un niño o una mascota a mi cargo, y no lo digo en el sentido de menospreciarla, sino por el hecho de que es difícil la comunicación con cualquiera de los dos, las mascotas no hablan y los niños, ¡aah! Parecía que había encontrado el truco para mantenerla quieta y feliz, encendí la radio con música relajante, me di cuenta de que a medio trayecto se recargó en la ventana y se quedó dormida, quise darle una frazada para que apoyara su cabeza, pero no despertó. Por lo que al llegar me toco bajarla del auto y llevarla hasta su habitación, Angus nos vio entrar, porque escuche el son