CAPÍTULO 33
—No puede pasar —soltó con firmeza Elisa, interponiéndose entre su casa y la madre de su esposo.

Ni bien abrió la puerta, a la rubia le tocó enfrentarse a una cantaleta grosera y cansona de parte de una mujer que se presentó justo así, como la madre de Humberto Valtierra, el idiota al que, según las palabras de esa mujer, ella no podría estafar jamás.

—Esta es la casa de mi hijo —vociferó con furia la mayor, deteniendo sus pasos a fuerza de la rubia mujercita que, con los brazos cruzados al frente, no se movía de debajo del marco de la puerta.

—Sí —respondió Elisa sin perder la calma—, pero también es mía, y sé por Humberto, y por la abuela de Humberto, que usted no tiene buenas intenciones hacía mí o hacia mis hijas, así que no puede pasar a mi hogar. Ahora, sino le molesta, retírese, por favor.

—Por supuesto que me molesta —declaró la mayor entre dientes, pues estaba usando todas sus fuerzas en contenerse de tomar a la rubia con ambas manos y comenzar a hacerla jirones cual hoja de p
Mary Ere

Espero que esto no sepa a final apresurado, pero la verdad es que me estaba muriendo por terminar las pobres novelas que parecen estar abandonadas... Ser adulto es horrible, en serio no me quedan ganas de escribir, y me siento terrible por mis novelas y por mis lectores, así que vine a ponerle fin a esto. Ahora, como no sé para dónde va mi vida o cómo se pondrán las cosas, pero sé que tendré vacaciones en navidad, escribiré capítulos extras para publicarlos entonces, porque quiero mostrarles un poco de la felicidad que imaginé para Humberto, Elisa y las bellas gemelas. Gracias hermosuras por leer mis historias, y por la paciencia, una disculpa enorme por la espera, pero, por hoy, durmamos al fin tranquilas de que ellos serán felices para siempre al fin. Besos hermosuras!!!

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