CAPÍTULO 29

Elisa suspiró, era cierto que su intención fue dejar las cosas claras con Humberto cuando habló con él la última vez, así que ahora no entendía por qué rayos estaba tan decepcionada solo porque él tenía casi una semana sin buscarla, ni a sus hijas.

Es decir, sí, le mandaba mensajes continuamente, pero con un simple mensaje él no podría demostrar el suficiente interés en ellas, así que se estaba angustiando un poco, y, aunque en un inicio le pareció agradable la lejanía y el aparente desinterés, ahora le preocupaba al punto de querer saber qué estaba pasando.

—Estoy loca —dijo para sí misma mientras, semi recostada en la cama, con sus dos bebés dormidas cerca de ella, veía el número de teléfono y el nombre del padre de sus hijas en la pantalla de su celular—, que pierda el interés en mí debería ser bueno.

Dicho eso, Elisa soltó su teléfono y se giró sobre su costado para poder mirar mejor a sus hijas, ellas también extrañaban a ese hombre, por eso las pobres se la pasaban sentadas mira
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