Gabriela bostezo un poco y suspiro mirando como Leia balanceaba de un lado a otro a Olivia.

—Mi chiquita está un poco agripada —Leia estaba afligida por el dolor de su hija.

—No le encuentro sentido tener un arsenal de pociones curativas, un hechicero especializado en curación, varios familiares médicos, dos putos ángeles, un príncipe que puede traer de la vida a las personas y que ninguno pueda curar una tonta gripe —gruño Gabriela—, todos son una sarta de inútiles.

—No es que no quieran ayudar, es que Jeremy y Lauren dejaron en claro que la bebé debe desarrollar anticuerpos, si la curamos en cada ocasión, su cuerpo por sí solo no se defenderá, cuando sea mayor y se transforme, gastará mucha energía en regeneración porque su parte humana no se desarrolló del todo —explicó Leia besando la cabeza de su hija mientras lloraba—, no creas que me gusta verla sufrir, pero es parte de su crecimiento enfermarse.

—Aquí está el jarabe —Liam entro a la habitación de Olivia trayendo una pequeña bo