VII

—¿Estás viendo lo mismo que yo? —preguntó Ted, sin apartar la mirada de la escena frente a ellos.

—Puede que hayamos heredado la miopía de hombres lobo de los Dickens, pero esta vez veo perfectamente —respondió Thomas—. Y aun así, no deja de sorprenderme.

—No es la gran cosa —dijo Dantalian con una sonrisa, tomando un sorbo de su trago en un vaso de plástico—. Haniel suele ponerse muy divertido cuando toma.

—Sí, pero esto es extremo —Bruno bebió su propio trago de un solo golpe—. No sabía que Haniel sabía bailar la "danza del vientre". Míralo, parece una chica moviendo las caderas así.

Haniel se había subido a una mesa y ahora movía las caderas con una destreza asombrosa. La multitud en la fiesta de su cumpleaños estalló en gritos de euforia, animándolo como si fuera la estrella de la noche.

—Mañana despertará y no recordará que puede bailar así —comentó Dantalian con diversión mientras sacaba su celular para empezar a grabarlo—. Pero me burlaré de él durante meses.

Varias chicas, inc
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