Mafia
Una palabra que tiene un significado tan... global y profundo.
Silas... mafia. Mafioso. Su familia pertenece a la mafia.
No supe que decir, solo lo miraba fijamente mientras mi mente divagaba entre miles de millones de preguntas, entre teorías y recuerdos.
Hasta que todo encajó.
La forma en que habló con el policía después de matar a Will, la familiaridad que tenían. El arma que tenía Will, con algo escrito y la forma en que actuó después Silas de leerlo. El primer día que nos conocimos, la forma en que decidido dijo que podría matarlo. Creí que había sido solo para asustarlo, no fue por eso, lo decía muy en serio y después cuando me dijo en la habitación que no eran amigo
El destino es algo tan impredecible, que cuando crees tener la mejor suerte del mundo, la cara de la moneda se gira, trayéndote desgracia y soledad. O hay veces lo opuesto a ello. Vives en la desgracia, en la oscuridad y de la nada algo hace clic, haciendo que todo en tu vida, en tu mundo... cambie. Se transforme y te demuestra el destino una vez mas que es algo tan voluble, que no sabes en unos segundos que sucederá, si tu suerte cambiara. O seguirá. No sabes nada. Por ello, ante ello, solo queda una cosa por hacer. Disfrutar y rezar porque tu destino no cambie y si lo hace, cuando vuelva a girar a tu favor sea aún más maravilloso que la primera vez. Aunque nada se compara con la primera vez. ****
- ¿Por qué eres así? – pregunté mirándolo fijamente. Asher soltó una carcajada amarga y tomó mi mentón con sus dedos, haciendo que Silas luchara por detenerlo, pero este siguió hasta que su roce llego a mis labios. Respiré entrecortadamente mirándolo fijamente. - Algún día lo sabrás – soltó sonriente al ver mi nerviosismo – me he enterado de algo sorprendente – afirmó sacando de la cinturilla de su pantalón un cuaderno decorado en tonos pastel con mi nombre en madera sobre la cubierta. Tragué saliva viéndolo con miedo. Mi diario. Escribo en él desde que tengo memoria y cuando quedé ciega lo seguí, pero en Braille y ahora que había recuperado la visión, decidí escribir de nuevo de forma normal.
Sentidos... lo son todo para mí. Sin ellos no podría imaginar un mundo basado en mis recuerdos. Cada sentimiento siempre me inunda, me sumerge... así como la oscuridad lo hizo hace siete años, todo en el mundo es maravilloso, y magnifico. Hasta lo más pequeño es tan imperfectamente bello. Una vez escuché decir alguien a su hija, "cierra los ojos, y siente como la brisa no solo te refresca, siente como te llena y te muestra que lo invisible existe y jamás se va de tu ser" Esa persona fue mi padre y me lo dijo a mí, en aquel entonces solo creí que mi padre había enloquecido, cualquiera cree eso, pero tenía mucha razón...aún la tiene. Mi vida se limita a los sentidos, excepto uno.
Me limité a comer mientras mi padre empezó a decir ideas que se le habían ocurrido sobre un nuevo proyecto literario, ya que es un escritor muy conocido a nivel nacional y mi madre lo apoyaba aun con la voz forzada, mostrando incomodidad debido a lo que dijo mi hermana. Por su parte, Camille se quedó callada toda la cena al igual que yo, hasta que escuché su móvil sonar y que corrió la silla saliendo a correr, escuchando después la puerta de entrada abrirse y cerrarse de un portazo oyéndose los pasos no solo de mi hermana, sino también de alguien acompañándola. - Buenas noches – dijo una voz masculina que desconocí por completo. Al momento sentí a mi padre tomar mi mano mientras me giré en dirección a la voz. - Buenas noches – murmuramos mis padres y yo al unísono.
Después de que el chico misterioso me diera unas gafas que dijo era de aviador o algo así, me las puso y usó un palo de madera que había en la habitación para hacerme un bastón improvisado. Agradecí su molestia por ayudarme y me levanté sin saber qué hacer, ya que Camille debe estar con Will, quien sabe dónde y no conozco el camino a casa. Ni siquiera sé dónde estoy, así que, la situación se me complicó a lo que él chico cuando salió del baño de la habitación tomó mi mano con delicadeza llamando mi atención. - ¿Quieres que te lleve a tu casa? – se ofreció con total sinceridad. A lo que asentí dudando. - Primero tengo que encontrar a mi hermana - Bueno y ¿cómo se llama? – preguntó mientras empecé a dar pasos hacia la salida y él me
Entré detrás de Camille dejando la puerta abierta y los pasos de alguien acercándose me hicieron detenerme. - Alia, el chico que te trajo la otra noche dice que quiere hablar contigo – murmuró mamá tomándome del brazo llevándome a la sala donde al entrar escuché la conversación de mi padre con el chico sin nombre. - Es muy bueno el escritor, pero tiene una forma de expresarse muy cruda... casi como si no sintiera nada – comentó mi padre escuchando que su voz tenía un tono de interés y al mismo tiempo feliz de que podía hablar con otra persona que no sea yo sobre libros. - Apoyo su idea, pero señor, hay que tener en cuenta, que está contando su historia en la guerra. Obviamente tiene que ser crudo su relato, de esa forma llega más al corazón porque denota una gran enseñanza – escuché
Al día siguiente no volvió, ni tampoco el siguiente a ese. Súbitamente me había resignado a que no volvería a hablar con él y sentir su presencia, tampoco me afectaba tanto... sin embargo, la forma en que se fue. No fue la más adecuada. Se fue impotente, intentando ayudarme de alguna forma, pero no se puede hacer nada. Eso lo supe al momento en que me quitaron la banda de los ojos y solo vi oscuridad, aunque mi madre decía que tenía los ojos abiertos. Con el tiempo mis recuerdos de lugares y las personas más allegadas a mí, se avivaban aún más en mi mente imaginando sus acciones habituales cuando hablaba con ellos, eso me hizo también ser más llevadero mi problema. Después del accidente, no solo perdí la vista, también había perdido a mi hermano. Antiguamente, éramos tres. Él era el
De alguna forma, se me vino a la mente la idea de que es un mentiroso y ahora me dirá un nombre falso, sin embargo, algún día, me matará. Creo que al final se me prendió mucho las ideas de mi padre sobre los chicos, todos siendo mafiosos, ladrones, rompecorazones o simplemente malos y ante la idea de un chico sincero que quería estar conmigo se me hizo muy... diferente a lo que he escuchado de los chicos. Después de unos segundos, se aclaró la garganta. - Silas – musitó haciendo que esbozara una sonrisa. Jamás había escuchado a alguien llamarse así. Un nombre raro, para un hombre igualmente diferente a los demás. Imaginé que me observaba detenidamente por una reacción, pero solo sonreí y extendí la mano a donde escuché su voz. - U