XXV

Alia

Mi cumpleaños había pasado, y ni siquiera ánimos de festejarlo tuve. Solo quería dormir y llorar, no entendía que tanto impacto en mi vida tuvo Silas, para que estuviera en tan grande depresión. Creía en algunas ocasiones que no era tanto en el impacto que él hubiera causado en mí, sino que había confiado en él. Y solo me había mentido una y otra vez y una de las cosas que me es difícil de perdonar en la vida, es la mentira.

Viví por muchos años sabiendo que mis padres me mentían cuando en cada aniversario de Gus decían que estaban bien, pero sabía que no era así. Lo sabía cuándo mis amigas del instituto se fueron solo porque dijeron que ya no era la misma. En parte tenían razón, ya no era la misma.

Ahora estaba ciega y por eso se fueron.

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