Alia
Mi cumpleaños había pasado, y ni siquiera ánimos de festejarlo tuve. Solo quería dormir y llorar, no entendía que tanto impacto en mi vida tuvo Silas, para que estuviera en tan grande depresión. Creía en algunas ocasiones que no era tanto en el impacto que él hubiera causado en mí, sino que había confiado en él. Y solo me había mentido una y otra vez y una de las cosas que me es difícil de perdonar en la vida, es la mentira.
Viví por muchos años sabiendo que mis padres me mentían cuando en cada aniversario de Gus decían que estaban bien, pero sabía que no era así. Lo sabía cuándo mis amigas del instituto se fueron solo porque dijeron que ya no era la misma. En parte tenían razón, ya no era la misma.
Ahora estaba ciega y por eso se fueron.
Esbocé una sonrisa y salí acompañada de Sam y Camille, ambas en pijama. En la nota traía no solo una dirección, también una hora. 02:15 am No lograba entender la razón por la que me citaba a esa hora de la madrugada, pero tampoco quería pensar demasiado. Me había cansado de hacerlo. Me sentía agotada mentalmente por tantas preguntas que llegaban a cada segundo, por miles de situaciones que imaginaba, pero jamás sabría la verdadera razón, la pregunta clave y la situación perfecta en mi mente si siquiera hablar primero con Silas, tenía que hacerlo y quería hacerlo, aunque fuera sin saber que diríamos, que pasará o que sucederá después de eso. Tomé el autobús hasta la última parada, nunca había visitado aquel lugar y los nervios a ca
Seguía confiando en Silas, nunca había dejado de hacerlo y lo supe en el momento en que lo vi salir de ese auto y empujé a Asher corriendo hacia él. Ahora sabía que era más fuerte de lo que jamás creí, siempre me consideré una chica débil que se dejaba llevar por el mundo, pero ya no debería seguir siendo así. Cuando empecé a ver de nuevo, quise ver primero a mis padres para agradecerles por todo. Por nada. Y por lo que inconscientemente sabía que venía y aproveché para agradecérselos. Después fue Camille, mi pequeña e inocente hermana. La niña que escuché crecer por siete años, hasta convertirse en una mujer. Una mujer excepcional, que me enseñó muchas cosas que creí jamás viviría, pero los viví gracias a esa niña de ojos azabache y sonrisa radiante. El turno después fue de Sam. Jamás olvidaré la forma en que me vio cuando se fijó qu
Mafia Una palabra que tiene un significado tan... global y profundo. Silas... mafia. Mafioso. Su familia pertenece a la mafia. No supe que decir, solo lo miraba fijamente mientras mi mente divagaba entre miles de millones de preguntas, entre teorías y recuerdos. Hasta que todo encajó. La forma en que habló con el policía después de matar a Will, la familiaridad que tenían. El arma que tenía Will, con algo escrito y la forma en que actuó después Silas de leerlo. El primer día que nos conocimos, la forma en que decidido dijo que podría matarlo. Creí que había sido solo para asustarlo, no fue por eso, lo decía muy en serio y después cuando me dijo en la habitación que no eran amigo
El destino es algo tan impredecible, que cuando crees tener la mejor suerte del mundo, la cara de la moneda se gira, trayéndote desgracia y soledad. O hay veces lo opuesto a ello. Vives en la desgracia, en la oscuridad y de la nada algo hace clic, haciendo que todo en tu vida, en tu mundo... cambie. Se transforme y te demuestra el destino una vez mas que es algo tan voluble, que no sabes en unos segundos que sucederá, si tu suerte cambiara. O seguirá. No sabes nada. Por ello, ante ello, solo queda una cosa por hacer. Disfrutar y rezar porque tu destino no cambie y si lo hace, cuando vuelva a girar a tu favor sea aún más maravilloso que la primera vez. Aunque nada se compara con la primera vez. ****
- ¿Por qué eres así? – pregunté mirándolo fijamente. Asher soltó una carcajada amarga y tomó mi mentón con sus dedos, haciendo que Silas luchara por detenerlo, pero este siguió hasta que su roce llego a mis labios. Respiré entrecortadamente mirándolo fijamente. - Algún día lo sabrás – soltó sonriente al ver mi nerviosismo – me he enterado de algo sorprendente – afirmó sacando de la cinturilla de su pantalón un cuaderno decorado en tonos pastel con mi nombre en madera sobre la cubierta. Tragué saliva viéndolo con miedo. Mi diario. Escribo en él desde que tengo memoria y cuando quedé ciega lo seguí, pero en Braille y ahora que había recuperado la visión, decidí escribir de nuevo de forma normal.
Sentidos... lo son todo para mí. Sin ellos no podría imaginar un mundo basado en mis recuerdos. Cada sentimiento siempre me inunda, me sumerge... así como la oscuridad lo hizo hace siete años, todo en el mundo es maravilloso, y magnifico. Hasta lo más pequeño es tan imperfectamente bello. Una vez escuché decir alguien a su hija, "cierra los ojos, y siente como la brisa no solo te refresca, siente como te llena y te muestra que lo invisible existe y jamás se va de tu ser" Esa persona fue mi padre y me lo dijo a mí, en aquel entonces solo creí que mi padre había enloquecido, cualquiera cree eso, pero tenía mucha razón...aún la tiene. Mi vida se limita a los sentidos, excepto uno.
Me limité a comer mientras mi padre empezó a decir ideas que se le habían ocurrido sobre un nuevo proyecto literario, ya que es un escritor muy conocido a nivel nacional y mi madre lo apoyaba aun con la voz forzada, mostrando incomodidad debido a lo que dijo mi hermana. Por su parte, Camille se quedó callada toda la cena al igual que yo, hasta que escuché su móvil sonar y que corrió la silla saliendo a correr, escuchando después la puerta de entrada abrirse y cerrarse de un portazo oyéndose los pasos no solo de mi hermana, sino también de alguien acompañándola. - Buenas noches – dijo una voz masculina que desconocí por completo. Al momento sentí a mi padre tomar mi mano mientras me giré en dirección a la voz. - Buenas noches – murmuramos mis padres y yo al unísono.
Después de que el chico misterioso me diera unas gafas que dijo era de aviador o algo así, me las puso y usó un palo de madera que había en la habitación para hacerme un bastón improvisado. Agradecí su molestia por ayudarme y me levanté sin saber qué hacer, ya que Camille debe estar con Will, quien sabe dónde y no conozco el camino a casa. Ni siquiera sé dónde estoy, así que, la situación se me complicó a lo que él chico cuando salió del baño de la habitación tomó mi mano con delicadeza llamando mi atención. - ¿Quieres que te lleve a tu casa? – se ofreció con total sinceridad. A lo que asentí dudando. - Primero tengo que encontrar a mi hermana - Bueno y ¿cómo se llama? – preguntó mientras empecé a dar pasos hacia la salida y él me