XI

Al día siguiente, como era viernes, no tenía que ir a estudiar, tenía los viernes libres de la universidad así que pasé todo el día en pijama, adelantando trabajos. Terminando algunos otros y cuando llegó el medio día, bajé hacia la cocina escuchando la voz de dos personas hablando en ella.

Una de ella era la de mi madre, pero la otra no la reconocí. Me era familiar de algún lugar, pero no podía recordar de donde exactamente. Finalmente decidí entrar en vez de escuchar la conversación y más bien ser partícipe de ella.

- Buenos días – murmuré sentándome en una banca frente a la isla.

Mi madre y la persona con la que hablaba se quedaron callados y sentí su mirada sobre mí y más exactamente mis ojos.

- ¿Tus gafas donde están cariño?

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