No está enferma

Una vez estuvo sola con su hijo y sus amigos, Areliz lanzó un gran suspiró y casi se sintió como si pudiera desmayarse, hasta se tambaleó un poco, y de inmediato tuvo a Dylan detrás de ella, con esa sonrisa que le dedicaba cuando quería asegurarle que todo estaría bien.

—Ya pasó, mi Lizzy listísima, ya puedes quitar tu porte de leona empoderada y tratar de relajarte un poco, estás con tu manada que te quiere, cuida, ama y protege, tú relax. —Le guiñó un ojo mientras la guiaba a sentarse en uno de sus sillones.

—Muchas gracias, Dylan, pero esto no pasó… todavía me queda ver lo que la miserable de Nia está planeando ahora… —Resopló de furia con solo recordar el bochorno que la hizo pasar al llegar a su casa con dos policías.

—Si que es descarada esa Nia neo nutria rabiosa. —Dylan frunció muchísimo las cejas—. ¡Ya verá cuando tenga la oportunidad de agarrarla de las extensiones todas falsas que tiene colgándole de sus dos mechones horrorosos de pelo!

—Calma, Dylan, guarda tus gritos c
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