El conquistador del Sindicato debía estar festejando que estaba a nada de ser oficialmente el líder de todos los que antes no lo quisieron, en cambio nadaba en su propia rabia, cambiando de cámara para tener contacto visual hacia el pasillo donde vio a Lina entrar al cuarto donde…—Esta hija de perra. —Lina le sonrió a la cámara antes de disparar a todo el panel y lo que pudiera ver cortando la energía que alimentaba todo el edificio dejándolos sin sensores, cámaras o…—No puedo asegurar que las puertas estén todas cerradas y con bloqueo. —dijo el sujeto, mientras Barrett sintió que su rabia no cabía en él. —¡Atrapen a esa maldit@ puta! —su grito se escuchó hasta en la cocina donde Salma colocó la bandeja sobre la mesa, oyendo como todos corrían de un lado a otro. —Salma ¿Dónde dejaste mi reloj?Lina por su parte corría por el pasillo con luz tenue, llevando a Atila a su paso. No podía cargarla, pero tampoco la dejaría allí y sabía que se lo perdonaría luego por hacerla esforzarse.
Lina aceleró aún más, sin perder la vista del frente. Los autos la obligaron a tomar una nueva dirección, viendo un puente que reconoció al instante, cayendo en cuenta que de seguro ese era otro punto de control, por lo que disminuyó la velocidad hasta poder girar con el pie y cambiar de rumbo, hacia otra carretera repleta de vehículos en la que se vio cubierta de obstáculos, tomando el riesgo, aún cuando encontró a más motos en dirección contraria. Tuvo que recordar los reclamos de Asher cuando casi estrelló su motocicleta, usando las maniobras que este le enseñó, logrando crear una buena distancia entre los autos y ella. Aunque estos no se quedaron atrás, usando el arcén para alcanzarla. Sus botines tocaron el asfalto, girando hacia la derecha, estando a sólo segundos de que los autos que la seguían la embistieran. Tomó el carril contrario, ya que iba un poco más libre que el otro y sería más fácil esquivar que rebasar en ese momento. —¡La quiero aquí! —demandó Barrett enfure
—Ha habido movimiento dentro del buró federal de inteligencia. Se dice que hay una misión “Black Ops” en proceso —informó Yslen, asegurándose de que su voz fuera apenas un susurro, consciente de la gravedad de la situación. Bora alzó la mirada, quitándose inhaló profundamente, dirigiendo esos ojos oscuros y penetrantes hacia la mujer de traje azul, dejando de lado el cuchillo y el afilador para enfocarse en su leal mano derecha.—¿Kavanagh? —preguntó, con su tono frío y concentrado en lo que hacía. Yslen, de cuarenta y dos años, asintió una sola vez.—Sí, señor. El principiante siempre sabe cómo destacar —murmuró Bora, mientras la luz de la lámpara de gas se reflejaba en la hoja del cuchillo—. ¿A quién planea capturar ahora?—Si mi fuente no se equivoca, es… Barrett Ferguson, señor —Yslen dio un paso adelante, con su voz firme pero cautelosa—. Al parecer, va contra el sindicato. ¿Intervenimos?—¿Ubicaste a la esposa de… Kael Romano? —Bora giró los ojos, cargado de desdén al menciona
—Espero que pienses muy bien tu próximo movimiento. —dijo Barrett desde su lugar. —Justo ahora tengo seis cañones que te apuntan. No creo que ames la muerte porque seas suicida. Ni tú ni yo lo somos y créeme, si fuera tú, no movería una sola pestaña. Anthony no dijo una sola palabra, mirando los láser que estaban sobre él. Seis puntos rojos que se movían en su pecho, dejando claro que un mal paso y sería atravesado por todos ellos. Barrett rió al verlo inmóvil. Tan valiente no era. Tan inmortal tampoco y él se encargaría de hacerlo entender a todos. —Querían venganza por lo que les ha quitado el Ángel de la muerte, y es lo que les doy. —exclamó Barrett mirando hacia los seis sujetos. —Cada uno es dueño de una bala. Elijan dónde quieren cada una. —¿Seis? —cuestionó Anthony con burla. Todos dirigieron la mirada hacia las luces que ahora solo eran cinco. —¿Qué demonios? Una más desapareció y una a una consecutivamente hasta que la última fue eliminada. Barrett tomó el arma y a
—Diecinueve fuera. —dijo Joseph con la vista al frente.Izan se levantó a su lado, cargando el arma y limpiando su frente cuando un disparo silbó a centímetros de él, advirtiendo al mayor de los dos hombres, quién respondió con un proyectil certero. —Veinte hijos de puta están fuera. —se corrigió viendo a Izan frotar su oreja. —Estoy bien. —lo tranquilizó su hijo. —Andando, nos quedan once puntos de control. —Asher tiene uno. —dijo Johan dándoles las indicaciones del siguiente. Sin moverse de su silla dirigía a todos desde ese sitio, mientras la voz de Valentina mantenía a Adrián y Leonardo en línea, esperando la llegada del resto. —Faltan diez, con una cantidad individual entre diecisiete y veinte por cada uno…—Izan hundió su hombro. —Un padre tan perfecto no tienes. En algo debía ser pésimo. —No olvides que aún no esquivas un jarrón de tu esposa. Joseph se detuvo, pero su hijo lo dejó atrás subiendo al auto primero. —Una vez lo hice. Eso debería contar. —Leonardo giró los ojo
—Menos tres. —dijo Aaron dejando atrás suyo un incendio que se extendía rápidamente, conectando entre ese punto y dos más con un camino que había creado a base del conducto de agua en el cual vertió combustible en su lugar. Usando las granadas que estallaron en el momento adecuado para explayarse. No debía pelear mano a mano para causar un mayor daño. —Dijiste que jugarías al dominó. —le recordó Joseph con su hijo soltando dos granadas que derribaron las dos principales torres de ese lugar. —Jugué al dominó. —dijo Aaron subiendo al helicóptero que lo sacó de ese sitio, para ver la obra que seguía en movimiento, pero que tenía la certeza de que era suficiente para acabar con al menos tres de ellas y cincuenta hombres. Su trabajo ahí estaba terminado, tenía que bloquear todo medio de comunicación que pudiera ubicar ese lugar como centro de ataques porque las autoridades era lo último que necesitaban en ese lugar. Por lo que decidió que era hora de hacerse cargo de ese aspecto. —Y
Nota: Descripciones perturbadoras, escenas violentas. Si eres sensible, abstente de leer algunos párrafos de este y los próximos capítulos. .—Hay señales de calor bajo tierra. —dijo Johan al terminar el último reconocimiento. La rubia levantó la mirada enseguida. —De tres diferentes direcciones. —Ubicaciones. —pidió Valentina. —Ve tú misma. —se hizo a un lado para que la rubia pudiera ver el tamaño que se reflejaba. No eran unos cuantos. —Son refuerzos. —exclamó la mujer. —Contacta a los helicópteros. —¿Cómo lo supieron? —cuestionó Avery al estar seguro que su tío estaba bloqueando todos los medios de comunicación entre el exterior y ellos. —Algo de esta magnitud no se puede esconder de la vista de algún curioso. —con esa cantidad de fuego y balas era tonto creer que alguien no pudo haberlo visto y los refuerzos del sindicato tenían sus propios medios para acudir en el rescate de su nuevo líder. Todos lo tenían claro, pero quienes estaban dentro ignoraban que en poco tiempo po
Eleazar fue el primero en saltar, cayendo al suelo, seguido de Lina, quien de inmediato se aferró a los tubos de metal que usó para escalar, seguida por Pascal. Al saber que su hermano estaba persiguiendo a Barrett, ubicaba en dónde se encontraba Anthony, subiendo a uno más, para no cruzar por tantos obstáculos al estar destruido gran parte de ese nivel.Barrett por su parte, continuó a paso ligero siendo seguido por su séquito de hombres y Salma, quién no era la prioridad, pero se negaba a quedarse atrás. Bloqueaba toda puerta que encontraba, hallando las jaulas que abrió al presionar un botón, dejando libres a los animales que salieron ladrando unos a otros. Para luego golpear el tan temido botón rojo que expulsó el gas por conductos en las esquinas, el cual no tardó más que segundos para llenar el lugar. Si fuera la droga que solía usar lo atacarían, pero de igual forma los alteró lo suficiente para buscar una salida con ese salvajismo que le llevó su tiempo lograr. Cerró la sigui