—Espero que pienses muy bien tu próximo movimiento. —dijo Barrett desde su lugar. —Justo ahora tengo seis cañones que te apuntan. No creo que ames la muerte porque seas suicida. Ni tú ni yo lo somos y créeme, si fuera tú, no movería una sola pestaña. Anthony no dijo una sola palabra, mirando los láser que estaban sobre él. Seis puntos rojos que se movían en su pecho, dejando claro que un mal paso y sería atravesado por todos ellos. Barrett rió al verlo inmóvil. Tan valiente no era. Tan inmortal tampoco y él se encargaría de hacerlo entender a todos. —Querían venganza por lo que les ha quitado el Ángel de la muerte, y es lo que les doy. —exclamó Barrett mirando hacia los seis sujetos. —Cada uno es dueño de una bala. Elijan dónde quieren cada una. —¿Seis? —cuestionó Anthony con burla. Todos dirigieron la mirada hacia las luces que ahora solo eran cinco. —¿Qué demonios? Una más desapareció y una a una consecutivamente hasta que la última fue eliminada. Barrett tomó el arma y a
—Diecinueve fuera. —dijo Joseph con la vista al frente.Izan se levantó a su lado, cargando el arma y limpiando su frente cuando un disparo silbó a centímetros de él, advirtiendo al mayor de los dos hombres, quién respondió con un proyectil certero. —Veinte hijos de puta están fuera. —se corrigió viendo a Izan frotar su oreja. —Estoy bien. —lo tranquilizó su hijo. —Andando, nos quedan once puntos de control. —Asher tiene uno. —dijo Johan dándoles las indicaciones del siguiente. Sin moverse de su silla dirigía a todos desde ese sitio, mientras la voz de Valentina mantenía a Adrián y Leonardo en línea, esperando la llegada del resto. —Faltan diez, con una cantidad individual entre diecisiete y veinte por cada uno…—Izan hundió su hombro. —Un padre tan perfecto no tienes. En algo debía ser pésimo. —No olvides que aún no esquivas un jarrón de tu esposa. Joseph se detuvo, pero su hijo lo dejó atrás subiendo al auto primero. —Una vez lo hice. Eso debería contar. —Leonardo giró los ojo
—Menos tres. —dijo Aaron dejando atrás suyo un incendio que se extendía rápidamente, conectando entre ese punto y dos más con un camino que había creado a base del conducto de agua en el cual vertió combustible en su lugar. Usando las granadas que estallaron en el momento adecuado para explayarse. No debía pelear mano a mano para causar un mayor daño. —Dijiste que jugarías al dominó. —le recordó Joseph con su hijo soltando dos granadas que derribaron las dos principales torres de ese lugar. —Jugué al dominó. —dijo Aaron subiendo al helicóptero que lo sacó de ese sitio, para ver la obra que seguía en movimiento, pero que tenía la certeza de que era suficiente para acabar con al menos tres de ellas y cincuenta hombres. Su trabajo ahí estaba terminado, tenía que bloquear todo medio de comunicación que pudiera ubicar ese lugar como centro de ataques porque las autoridades era lo último que necesitaban en ese lugar. Por lo que decidió que era hora de hacerse cargo de ese aspecto. —Y
Nota: Descripciones perturbadoras, escenas violentas. Si eres sensible, abstente de leer algunos párrafos de este y los próximos capítulos. .—Hay señales de calor bajo tierra. —dijo Johan al terminar el último reconocimiento. La rubia levantó la mirada enseguida. —De tres diferentes direcciones. —Ubicaciones. —pidió Valentina. —Ve tú misma. —se hizo a un lado para que la rubia pudiera ver el tamaño que se reflejaba. No eran unos cuantos. —Son refuerzos. —exclamó la mujer. —Contacta a los helicópteros. —¿Cómo lo supieron? —cuestionó Avery al estar seguro que su tío estaba bloqueando todos los medios de comunicación entre el exterior y ellos. —Algo de esta magnitud no se puede esconder de la vista de algún curioso. —con esa cantidad de fuego y balas era tonto creer que alguien no pudo haberlo visto y los refuerzos del sindicato tenían sus propios medios para acudir en el rescate de su nuevo líder. Todos lo tenían claro, pero quienes estaban dentro ignoraban que en poco tiempo po
Eleazar fue el primero en saltar, cayendo al suelo, seguido de Lina, quien de inmediato se aferró a los tubos de metal que usó para escalar, seguida por Pascal. Al saber que su hermano estaba persiguiendo a Barrett, ubicaba en dónde se encontraba Anthony, subiendo a uno más, para no cruzar por tantos obstáculos al estar destruido gran parte de ese nivel.Barrett por su parte, continuó a paso ligero siendo seguido por su séquito de hombres y Salma, quién no era la prioridad, pero se negaba a quedarse atrás. Bloqueaba toda puerta que encontraba, hallando las jaulas que abrió al presionar un botón, dejando libres a los animales que salieron ladrando unos a otros. Para luego golpear el tan temido botón rojo que expulsó el gas por conductos en las esquinas, el cual no tardó más que segundos para llenar el lugar. Si fuera la droga que solía usar lo atacarían, pero de igual forma los alteró lo suficiente para buscar una salida con ese salvajismo que le llevó su tiempo lograr. Cerró la sigui
—Creí que no saldrías de ahí. —dijo Salma al ver a Barrett corriendo totalmente desorientado. Ni siquiera la reparó al sentirse perdido. —Hay que buscar otra salida. Intentó tomarlo de la mano, pero este se liberó fuera de sí. —No me toques. —se alejó Barrett sin contener las ganas de vomitar. Salma vio a sus hombres tomarlo del saco, pasando de ella. Mientras Barrett regresó todo el contenido de su estómago. Sintió la frente ardiendo y los ojos soltando lágrimas, mientras recordaba el sabor…distinto de la carne y las brochetas de… Una nueva oleada de vómitos lo hizo aferrarse al basurero al que se arrastró totalmente aterrado. No era cierto. No había dicho la verdad. Su padre… —Olvide las palabras de ese tipo. No son ciertas. La agencia no trabaja así. No es tan… —Cierra la maldit@ boca. —Barrett apenas podía respirar, tomando una botella de cerveza que prácticamente rompió para pasar el líquido que poco lo alivió. La agencia de inteligencia no trabajaba así, pero ese malna
Barrett regresó el fuego, pero antes de que una bala pudiera alcanzar al mafioso, Leonardo se lanzó hacia un costado, rodando por el suelo y disparando con precisión. Las balas silbaban en el aire, rebotando contra las paredes y el suelo, creando un caos ensordecedor.Leonardo se levantó rápidamente, con su mirada fija en el hombre de tatuajes. Con una sonrisa fría, avanzó con determinación, esquivando los disparos con una agilidad sorprendente. Barrett, vació su cargador, ensartando el siguiente con rapidez.Sin esperarlo frente a Leonardo aparecieron tres hombres que en un fragmento de segundo arremetiendo en su contra, para darle una salida a Barrett. Habían logrado dar con el conquistador y su deber era sacarlo de ahí, esa era la misión del ejército que ahora se unía a su seguridad con una objetividad mortal. Este al ver el salvajismo con el que el mafioso atacaba, apretó el dispositivo en su mano. Si no lo mataban sus hombres se aseguraría de que muriera aplastado. El maldit0 l
Barrett y sus hombres, con los ojos desorbitados por el miedo, sintieron el impacto de las balas como martillazos en sus cuerpos, aún cuando a algunos ni siquiera los tocaban. Ver como superar el número de hombres a ellos y aún así que estos los reducieran sin problemas les daba un sola opción. Huir. El sonido de los casquillos cayendo al suelo se mezclaba con el estruendo de la edificación derrumbándose, creando una sinfonía caótica que hacía vibrar el suelo bajo sus pies.Lina disparó contra Barrett, el cuál la esquivó buscando una salida. Pero todos lo que vio dentro del edificio, ahora estaban acabando con sus hombres, uno a uno. Un grupo enorme se separó de todos yendo con él. Los que optaron por acompañarlo, le siguieron el paso lejos de esa masacre en la que se estaba convirtiendo ese lugar. Si lograba salir, le daría a Bora todo lo que pidiera con tal de que le cediera su apoyo para acabar con esos maldit0s. La sangre llenaba la boca de Salma mientras corría, limpiándose a