Lamento mi ausencia estos días, pero tuve asuntos que me mantuvieron ocupada. Pero les traigo estos capítulos para compensar. Espero que los disfruten. No olviden dejar sus comentarios.
En Steel Fortress la situación era muy diferente, pues el hombre en la camilla leía un libro del que pasaba las páginas sin prisas. —¿La biblia? —cuestionó el médico que entró a su celda. —Es la primera vez que veo a alguien leyendo eso aquí. —Es entretenida cuándo no la ves cómo te la quieren vender— dijo cómo si fuera de lo más normal. —¿Sabía que Sansón no era fuerte por su cabello? —¿Cuál era la razón entonces? —le siguió el juego, a la vez que colocaba la dosis de analgésicos requerida. Los guardias en la puerta estaban atentos a cada movimiento, pero al portugués parecía darle igual. Relató la historia desde su punto de vista, mostrando pasajes bíblicos que había marcado, hasta que los mismos guardias se hastiaron de tanta información, dándose la vuelta para dejar de verlo. —Su recuperación va muy bien. En los próximos días puede ponerse de pie— señaló al cubrir las suturas nuevamente. —¿Ha sentido alguna molestia? —Sí, necesito hacer una llamada y según las ley
—No hay archivos que la vinculen a lo sucedido. Ella está limpia— exclamó Kael hacia su tío. —Pero tú debes marcharte a Albania. Como medida preventiva. —Aprecio tu preocupación, sobrino, pero para que el FBI me ligue a tí deben buscar entre cientos de Pierce y Yasemin legalmente no lo fue desde que cumplió doce años— reveló cruzando su pierna sobre la otra. —Puedo matar a ese supervisor cómo regalo de bodas— ofreció exudando tranquilidad. —Si Misac llega a morir, lo reemplazan. El problema no es él, sino la investigación interna— se vio poco afectado por recibir la oferta de la mafia albanesa. Ya no escondía su careta radical. Le interesaba poco la vida de los demás y menos cuándo eran piedras en su camino. No les mostró interés a quiénes lo visitaron días después para hacer un interrogatorio que no tuvo más que respuestas certeras y poco para estudiar, pues no le interesaba ocultar que estaba mejor en ese descanso obligado. —Con Boris Orlov en una prisión uno de mis problemas
—Sólo disfruta tu salida y no pienses en mí. Será algo tranquilo, vendré por la madrugada —Lina se sentó sobre el regazo de Kael, quién estaba sólo con un vaquero encima. —Ahora sólo bésame mientras llegan las chicas. —No sé cómo convenciste a Ryese para ir a esa estupidez—, murmuró. —Yo sólo le di contactos, la encargada fue Avery— se defendió sabiendo que prácticamente fue una emboscada de su prima para las chicas. —Debería atarte a la cama y follarte— subió las manos por sus piernas, alzando de ese modo la tela rosa que dejaba libre sus muslos.—Aún quedan dos días de lo indicado por el médico —alegó ella sin apartarle las manos. —Tómalo cómo una forma de probarnos que no es el sexo lo que nos une. —No tengo nada que probarme— bajó la tela para poder ver un poco más sus senos. —Que me guste follar todo el tiempo a mi mujer, no define nada más que me gusta verla correrse sobre mí. —Has seguido con cada indicación y los resultados son gratificantes, no rompamos eso —se movió sob
Para Avery un día entero no la hacía recuperarse de una jaqueca, pero debía hacerse cargo de sus responsabilidades, tanto como Lina de volver a su proyecto, mientras Kael bebía café en la cocina frente a un computador. Pasaba del medio día y al no poder quedarse en la cama tuvieron que regresar a sus tareas para dejar todo solucionado, pues su boda estaba a sólo días de llegar. —Oleg ocultó una vasta cantidad de rutas que han estado activas en los últimos años— dijo el General Tovar por medio de la llamada—, puedo asegurar que no fue un cargamento el que cruzó por esta zona. —mostró el mapa de parte del territorio brasileño y la costa en la que dedujo podía hacer desembarques. —¿Hay algún patrón? —se acercó viendo a Lina cubrirse más con la frazada, mientras deslizaba los dedos en su propio ordenador. —Dos por mes, fechas imprecisas, pero siempre dos veces al mes hubo mucho flujo de embarcaciones de “turistas” por zonas en las que el resto del mes no suele haberlo— reveló el ho
—Según Oleg, soy una de las pocas personas de las que te podrías dejar asesinar —Kael se puso de pie. Mientras Boris sólo analizaba, cayendo en cuenta que su padre siempre estuvo ahí, algo que sólo comprobaba su teoría. Estaba más cerca de lo que pensaban todos. —¿No te parece una completa burla? —agregó el irlandés. —Tu padre me sacó del agua y tu madre me salvó la vida. —Calista siempre recoge la basura que el mar les lleva— rió aunque parecía contrariado ese gesto. Sin embargo, saber que estaba con vida y haciendo de las suyas siempre, le dio tranquilidad. —Tienes buena suerte, principiante. Mi santa madre cerró las heridas que te hice yo. —Imagina la sorpresa cuándo leí el papel que me dio antes de salir de la isla, justo minutos antes de encontrarte —se rió. —El tipo a quién me pidió buscar para saber si seguía con vida, eras tú. El mismo a quién iba a matar. —Y no lo lograste —manifestó. —Irónico, ¿no? —Irónico es que piensen que lo que sale de ahí es santo, cuándo par
El evento majestuoso que había capturado la atención de muchos medios de comunicación en todo el mundo tenía a miles atentos a lo que sucedía en un sólo punto de la ciudad. La majestuosa Catedral de San Patricio se alzaba imponente en el corazón de Manhattan, sus vitrales reflejaban la luz del sol en un caleidoscopio de colores. El murmullo de los invitados, los clicks de los fotógrafos capturando cada detalle y los autos que iban organizando para no crear caos, mientras el aroma a flores llenaba cada rincón.Los fotógrafos se hicieron a un lado cuándo el auto oscuro se detuvo frente al lugar, mientras Kael observaba desde el interior todo el movimiento. Cameron fue el primero en salir, mientras Darek palmeó el hombro de su sobrino, dejando que saliera detrás suyo. Los flashes grabaron su rostro y cada gesto, sabiendo que el momento se acercaba. Oficiales y algunos agentes del FBI impedían que los medios cruzaran la línea, por lo que avanzó con lentitud entre las personas que se hic
Del brazo de Leonardo, Lina avanzaba con el cuerpo tenso y sus mejillas frías. Nada la ponía nerviosa nunca, pero el vestido y la misma catedral se estaban sintiendo empequeñeciendo con cada paso. Aún así, se mostró radiante y serena, avanzando con pasos firmes y calculados. Su vestido blanco, con bordes delicados, brillaba bajo la suave luz. Cada paso que daba hacía crujir ligeramente el suelo bajo sus pies, un sonido apenas perceptible, pero que Kael captaba con claridad en su fijación por cada detalle. Las velas, dispuestas a lo largo del pasillo, parpadeaban suavemente, proyectando sombras danzantes en las paredes que sólo volvían más perfecto el instante. Lina llegó al altar y tomó la mano de Kael. Sus dedos cálidos presionaron los suyos, y devolvió la fuerza y decisión de no retroceder en su apretón. El contacto le transmitió una sensación de calma y seguridad, algo que experimentaba cada vez que estaban juntos. Su sueño de ver al Mayor con esmoquin se había cumplido, él estab
Durante el vuelo hacia las Maldivas Lina perdió por completo su voluntad al estar durante más de 20 horas a solas con un sujeto que no conocía el significado de la palabra saciedad. Habían acordado desconectarse del resto y él estaba dispuesto a cumplirlo, llevándola a un sitio donde pudiera hacerlo. Aterrizaron a las diez de la mañana en el aeropuerto de Malé, desde el momento en que Lina puso un pie en ese lugar, estar en el hombro del Mayor fue lo único que conoció, pues el sujeto de dos metros no parecía nada contento con que se robara miradas y recalcar que era suya, se había vuelto su tarea. —¿Sí recuerdas que puedo caminar? —cuestionó leyendo una revista que había encontrado, mientras Kael avanzaba. —Acordamos la boda de tus sueños a cambio de que la luna de miel fuera enteramente cómo yo la quería— refunfuñó con tosquedad, ingresando al sitio en dónde se registraron. —Me casé con un neandertal, —murmuró Lina sintiendo el vestido subirse. —Al menos cuida de que nadie me vea