—Dile a Eleazar que ni se acostumbre a vivir sin mí, y tú tampoco. Cuando nazca mini Pascal seré una sombra para tí— añadió Lina al bajar del auto. —Usted a veces da miedo— exclamó Pascal. —Me llevas veinte centímetros y pareces luchador de las WWE ¿y yo soy la que da miedo? —se apuntó indignada—. Debería darte vergüenza. —No me ofenda. Yo no doy espectáculos— se defendió. —Avery quería contratarte para un streptease cuándo estuvimos en el retiro —le reveló y Pascal arrugó la cara. —Luego tomamos en cuenta eso y descartamos la idea. —Entre usted y ella no se sabe quién está más loca.—Más respeto que soy tu jefa— recalcó Lina. —Por cierto, dile a Naenia que eres rico, no deja de agradecerme por la inversión en Zenith cuando la hizo el padre de su hijo. —Pascal suspiró. —¿No que confiabas en ella?—Lo hago, ya le dije que me dedico a eliminar basura humana y se enojó por dos días conmigo— mencionó. —¿No me digas que ella paga las cuentas? —Por supuesto que no— contestó enseguida
—Es demasiado tarde—, Lina tomó su abrigo y guardó su móvil. —Volveré pronto, no te puedes mover de la cama, recuérdalo, quiero ser novia, no viuda. —Me acabas de aplicar un sedante, ¿Crees que puedo levantarme con esa cosa en las venas? —Kael no estaba nada contento con recibir dosis cada cierto periodo de tiempo, pero era lo indicado para su recuperación. No podía ir contra eso, ya que su deseo por salir de ese sitio lo hacía cumplir con ello. Aunque hacerlo le estaba costando el tener que soportar esas horas con las energías al mínimo por culpa de tantas cosas indicadas por la mujer con bata que la prima de Lina llamaba mamá. Darek y Cameron lo reemplazaron en la ausencia de Lina, quienes con sus comentarios no dejaban de lado la riña que por lo visto no iba a detenerse. Jamás creyó que podría desear dormirse, pero aún con la debilidad y las ganas de noquearse él mismo, no dejó de escucharlos. —¡Podrían cerrar la maldit@ boca! —se exacerbó luego de dos horas. —Hablan cómo put
En Steel Fortress la situación era muy diferente, pues el hombre en la camilla leía un libro del que pasaba las páginas sin prisas. —¿La biblia? —cuestionó el médico que entró a su celda. —Es la primera vez que veo a alguien leyendo eso aquí. —Es entretenida cuándo no la ves cómo te la quieren vender— dijo cómo si fuera de lo más normal. —¿Sabía que Sansón no era fuerte por su cabello? —¿Cuál era la razón entonces? —le siguió el juego, a la vez que colocaba la dosis de analgésicos requerida. Los guardias en la puerta estaban atentos a cada movimiento, pero al portugués parecía darle igual. Relató la historia desde su punto de vista, mostrando pasajes bíblicos que había marcado, hasta que los mismos guardias se hastiaron de tanta información, dándose la vuelta para dejar de verlo. —Su recuperación va muy bien. En los próximos días puede ponerse de pie— señaló al cubrir las suturas nuevamente. —¿Ha sentido alguna molestia? —Sí, necesito hacer una llamada y según las ley
—No hay archivos que la vinculen a lo sucedido. Ella está limpia— exclamó Kael hacia su tío. —Pero tú debes marcharte a Albania. Como medida preventiva. —Aprecio tu preocupación, sobrino, pero para que el FBI me ligue a tí deben buscar entre cientos de Pierce y Yasemin legalmente no lo fue desde que cumplió doce años— reveló cruzando su pierna sobre la otra. —Puedo matar a ese supervisor cómo regalo de bodas— ofreció exudando tranquilidad. —Si Misac llega a morir, lo reemplazan. El problema no es él, sino la investigación interna— se vio poco afectado por recibir la oferta de la mafia albanesa. Ya no escondía su careta radical. Le interesaba poco la vida de los demás y menos cuándo eran piedras en su camino. No les mostró interés a quiénes lo visitaron días después para hacer un interrogatorio que no tuvo más que respuestas certeras y poco para estudiar, pues no le interesaba ocultar que estaba mejor en ese descanso obligado. —Con Boris Orlov en una prisión uno de mis problemas
—Sólo disfruta tu salida y no pienses en mí. Será algo tranquilo, vendré por la madrugada —Lina se sentó sobre el regazo de Kael, quién estaba sólo con un vaquero encima. —Ahora sólo bésame mientras llegan las chicas. —No sé cómo convenciste a Ryese para ir a esa estupidez—, murmuró. —Yo sólo le di contactos, la encargada fue Avery— se defendió sabiendo que prácticamente fue una emboscada de su prima para las chicas. —Debería atarte a la cama y follarte— subió las manos por sus piernas, alzando de ese modo la tela rosa que dejaba libre sus muslos.—Aún quedan dos días de lo indicado por el médico —alegó ella sin apartarle las manos. —Tómalo cómo una forma de probarnos que no es el sexo lo que nos une. —No tengo nada que probarme— bajó la tela para poder ver un poco más sus senos. —Que me guste follar todo el tiempo a mi mujer, no define nada más que me gusta verla correrse sobre mí. —Has seguido con cada indicación y los resultados son gratificantes, no rompamos eso —se movió sob
Para Avery un día entero no la hacía recuperarse de una jaqueca, pero debía hacerse cargo de sus responsabilidades, tanto como Lina de volver a su proyecto, mientras Kael bebía café en la cocina frente a un computador. Pasaba del medio día y al no poder quedarse en la cama tuvieron que regresar a sus tareas para dejar todo solucionado, pues su boda estaba a sólo días de llegar. —Oleg ocultó una vasta cantidad de rutas que han estado activas en los últimos años— dijo el General Tovar por medio de la llamada—, puedo asegurar que no fue un cargamento el que cruzó por esta zona. —mostró el mapa de parte del territorio brasileño y la costa en la que dedujo podía hacer desembarques. —¿Hay algún patrón? —se acercó viendo a Lina cubrirse más con la frazada, mientras deslizaba los dedos en su propio ordenador. —Dos por mes, fechas imprecisas, pero siempre dos veces al mes hubo mucho flujo de embarcaciones de “turistas” por zonas en las que el resto del mes no suele haberlo— reveló el hombr
—Según Oleg, soy una de las pocas personas de las que te podrías dejar asesinar —Kael se puso de pie. Mientras Boris sólo analizaba, cayendo en cuenta que su padre siempre estuvo ahí, algo que sólo comprobaba su teoría. Estaba más cerca de lo que pensaban todos. —¿No te parece una completa burla? —agregó el irlandés. —Tu padre me sacó del agua y tu madre me salvó la vida. —Calista siempre recoge la basura que el mar les lleva— rió aunque parecía contrariado ese gesto. Sin embargo, saber que estaba con vida y haciendo de las suyas siempre, le dio tranquilidad. —Tienes buena suerte, principiante. Mi santa madre cerró las heridas que te hice yo.—Imagina la sorpresa cuándo leí el papel que me dio antes de salir de la isla, justo minutos antes de encontrarte —se rió. —El tipo a quién me pidió buscar para saber si seguía con vida, eras tú. El mismo a quién iba a matar. —Y no lo lograste —manifestó. —Irónico, ¿no? —Irónico es que piensen que lo que sale de ahí es santo, cuándo pare esc
En la oficina del director del FBI, Calderón, estaba en la penumbra, iluminada solo por la luz tenue de una lámpara de escritorio. Kael se encontraba de pie frente a él, con los brazos cruzados y una expresión de determinación en su rostro. Se había cansado de perder. Se había cansado de ese sabor a derrota que por primera vez probó y quería dejar atrás. —Es nuestra única oportunidad para derrocarlos, Kael. Aquí no estamos para decidir si nos gusta o no. Nos atenemos y ya. —dijo Calderón, su voz grave y autoritaria—. No podemos permitirnos fallar. No más. Kael guardó silencio, consciente de la magnitud de la misión. Había pasado semanas en una prisión, perdió a su equipo, perdió mucho y no estaba dispuesto a perder más. Pero ahora, todo dependía de un solo movimiento. —Para esa fecha, su cabeza rodará. De eso me encargo yo. —respondió Kael con firmeza. Calderón lo miró fijamente, evaluando su determinación. —Hay algo más que debes saber. —lo detuvo. —Hay una pieza clave pa