Capítulo 102.

Al momento en que Lina salió al pasillo, suspiró con alivio. Al menos pasaría un cumpleaños sin pensar en cosas estresantes. Le envió un mensaje a su abogado, a quien había contactado de camino al hospital, quien le aseguró que iniciaría el proceso al día siguiente.

—Seguirás siendo mi tía. Genial, ¿no? —molestó a Naenia cuando la vio en el pasillo.

—Bien, Lina. —los ojos de la mujer de cabello azabache en ningún momento la vieron, no se giró, ni titubeó. Parecía en su propio mundo.

Y la llamó por su nombre, lo cual era más que preocupante.

—Tranquila, puedes insultar con confianza. —Naenia se detuvo al darse cuenta de quien tenía a la par.

—Por única vez voy a pedirte algo, Lina. Y así me odies sabes que no va a afectarte. —tomó un par de respiraciones. —Solo no divulgues tu divorcio por ahí. No necesito otro problema encima y no te cuesta nada hacerlo.

—Te juro que trato de entender lo que pasa, pero me perdí. —arrugó las cejas. —Es la primera vez que me hablas con amabilidad.
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