Al momento en que Lina salió al pasillo, suspiró con alivio. Al menos pasaría un cumpleaños sin pensar en cosas estresantes. Le envió un mensaje a su abogado, a quien había contactado de camino al hospital, quien le aseguró que iniciaría el proceso al día siguiente.—Seguirás siendo mi tía. Genial, ¿no? —molestó a Naenia cuando la vio en el pasillo. —Bien, Lina. —los ojos de la mujer de cabello azabache en ningún momento la vieron, no se giró, ni titubeó. Parecía en su propio mundo. Y la llamó por su nombre, lo cual era más que preocupante. —Tranquila, puedes insultar con confianza. —Naenia se detuvo al darse cuenta de quien tenía a la par. —Por única vez voy a pedirte algo, Lina. Y así me odies sabes que no va a afectarte. —tomó un par de respiraciones. —Solo no divulgues tu divorcio por ahí. No necesito otro problema encima y no te cuesta nada hacerlo. —Te juro que trato de entender lo que pasa, pero me perdí. —arrugó las cejas. —Es la primera vez que me hablas con amabilidad.
El aroma a vainilla se había esparcido por toda la cama, el entorno estaba impregnado de ella y con sólo mover la mano y pasarla por su rostro, Kael se dio cuenta que también estaba en las vendas. Solo recordaba haberse inyectado la sustancia sin color y que quemó sus articulaciones con sólo segundos de haber ingresado a sus venas. Luego dolor del más extremo que probó y seguido de ello, no hubo mucho. Solo un sitio cómodo y cálido al que se aferró y ahora entendía por qué lo sintió así. La chiquilla de cabello trenzado descuidadamente y un paño en su mano estaba dormida en el borde de la cama, con la cabeza apoyada en el espaldar y la espalda de tal forma que estaba seguro que se iba a quejar de dolor luego. Se movió de su lugar y la llevó sobre él, y apenas la movió. ¿Quién se dormía de esa manera? Podría entrar alguien y ni siquiera darse cuenta. El cabello le hizo cosquillas al resbalar por su rostro, así que lo alejó y la acomodó en su brazo. Llevándola hacia su
—¿Vienes o voy por tí? No me banqué tres instructores con su discurso sumado a su coqueteo para que me salgas con que no podrás venir. —Avery no se escuchaba nada contenta con Lina. Tenía media hora esperando por ella y aún no aparecía. —Dile a tu…eso, que tienes que saltar de Ellenville. Dejen la cogedera para después. Dijiste ocho de la mañana. —Hasta Ellenville. —bajó su voz. —No volveremos a tiempo para la noche. Mi madre y mi abuela ya me dijeron que a las ocho será la fiesta. En doce horas no haremos lo que dijiste. —se apoyó en la ventana. —Además, no me quisieron mostrar mi vestido y me muero de curiosidad.—Volveremos a tiempo porque estoy con Tornado en el helipuerto de mi casa. Y sí, Atila está conmigo. Solo debías manipularla con su cobija. —le hizo saber, al mismo tiempo, mordía un regaliz mientras miraba hacia el garaje, donde su hermano tenía algunas herramientas esparcidas por el suelo. —Debería conseguir a alguien que me ame como Atila a su frazada. —Nadie sabe comp
Kael condujo hasta las oficinas de la agencia tratando de serenar su cabeza para concentrarse en loa asuntos que seguramente discutirían en la reunión. Las placas brillaban en su pecho, siendo suficiente la serie acompañada de tres dígitos que lo distinguieron sobre el resto. Aunque con sólo verlo, era suficiente para que muchos supieran que era mejor no compartir ni siquiera espacio con él. Los que antes lo hicieron habían esparcido los motivos para nunca ser una roca en el camino del irlandés y ahora le daban mayor tranquilidad al Mayor de no tener que fingir que el mundo era algo importante para él. La secretaria del director de operaciones le indicó donde se llevaría a cabo la reunión, cambiando inclusive eso tras la muerte de Calderón.Abrió la puerta para ver a dos mujeres y tres hombres alrededor de la mesa, recibiendo una carpeta igual que la que habían colocado frente a su lugar. Walls le dio una mirada y movió la cabeza sin que el resto lo notara. Brease continuó leyendo
—¿De verdad crees que puedes manejar esto solo, Mayor? Tu arrogancia es casi tan grande como tu lista de enemigos. Pero adelante, sigue creyendo que eres intocable. —lo animó Bonanno en el mismo tono. —Solo recuerda, cuando todo se venga abajo, no habrá nadie para salvarte si no te grabas en la cabeza que se trabaja en equipo, no independiente.—¿Amenazas ahora, director? Qué original. El ambiente era casi tóxico para todo el mundo. —Considero que debemos calmarnos. —intervino Natalia Ryese con decoro. —Estamos muy ofuscados. Esto es nuevo para todos y tenemos que ser más profesionales. Director, Mayor, recuerden que esta unidad es lo que debe importar. Su funcionalidad es nuestro mayor problema, no nosotros. —Jamás amenazo. Solo lo enfatizo porque a veces se olvida. —alegó el director Bonanno volviendo al tema. La subdirectora estuvo a nada de perder los estribos ante el tipo de ojos verdes. Denver sostuvo su barbilla con sus dedos, mientras miraba el informe que levantó de la me
El sol resplandeciente mejoraba cualquier paisaje si se veía desde esa altura. Atila tenía su collar de donde la sostenía su cuidador, mientras su dueña se alejaba con un paracaídas en la espalda, guardando las llaves que Avery le había entregado antes. Quería ir a probarla cuanto antes, pero tendría tiempo de sobra luego. Avery se colocaba la cámara dos pasos detrás suyo, mientras trataba de no pensar en las estadísticas de nada. No le temía a las alturas, pero sí hasta dónde podría llegar ese “estar para lo que sea” que le dijo a su prima años antes. Aunque no se arrepentía de nada. Porque tenía claro que si un día decidía hacer algo y quería ocultarlo a todos, ella la acompañaría también. —Solo dime que te estás cuidando. —susurró luego de casi diez minutos en los que Lina había dejado de darle detalles. —Recuerda que las folladas jamás son el problema, sino que son posibles prácticas para obtener mini humanos. —¿Tú qué crees? Fui quien dio una charla sobre métodos anticoncepti
Aunque quería ser la adulta que se esperaba, no emocionarse por ver cada detalle le era imposible. Todo había sido calculado perfectamente para ella y no podía evitar sonreír al darse cuenta de todo ello. Los brindis no faltaron a cada nada. Lina olvidó porque dejaron de gustarle tantas fiestas a medida que los minutos continuaban pasando. Creyó que 24 habían sido suficientes, pero esa tenía algo que las anteriores no. Sus padres estaban desde el inicio. Pronto sería tía y Johan podía bailar con ella sin limitarse a que su corazón le exigiera sentarse a los dos minutos. Era dueña de su Crew por derecho. Tenía mucho con sólo girar el cuello. Tanto como para no necesitar nada en la vida, ni siquiera moverse de ese lugar para obtener lo que solo pasara por su cabeza. Su familia estaba en la mesa y ella solo disfrutaba de la música que resonaba por lo alto. Notas suaves que muchos disfrutaban con sus parejas, pero en ese momento solo era la espectadora que no quiso serlo por un
—¿Tanto quieren proteger al hijo de perra que esconden todo de él? —por más que lo buscaban en sitios que iban descubriendo poco a poco, no lograban dar con el Mayor. La agencia no era fácil de burlar hasta para el mismo gobierno y Bora sabía eso perfectamente. —Sí, Terry Calderón era incorruptible, Denver Bonanno es aún más implacable. Lo peor es que este no tiene familia para presionar. —le hizo saber Ylsen. —Solo dice que se iba a casar hace dieciocho meses, pero que todo se canceló repentinamente. Después de eso nada. Bora asintió, sus ojos claros brillando al ver las fotos que lograron obtener. —¿Quién es ella? —Natalia Ryese. Subdirectora de la división de operaciones Black Ops. Padre Inglés, madre Nicaragüense. Graduada en Stanford de economía. No tiene hermanos…No se puede usar el chantaje con ella. Está limpia. —la miró por un instante, siendo esa piel bronceada muy llamativa. Voluptuosa, con lentes y el cabello castaño oscuro resaltando los labios delgados. —¿Está casa