¡Cómo me hubiera gustado poder dormir aquella noche…!
Sin embargo, el hecho de saber que mi hermano estaba en peligro en Rusia por un negocio turbio que había hecho… Me tenía completamente en vilo.
Sólo si me hubiera entrado antes de sus negocios, hubiera podido aconsejarle que lo dejara, que se buscara otro modo de mantenernos.
Mike siempre había trabajado mucho para que pudiéramos vivir igual de bien que cuando estaban nuestros padres y él siempre decía que trabajaba y ahorraba mucho para eso y ahora que descubría el origen de nuestro dinero… si lo hubiera descubierto antes, hubiéramos vendido la casa y nos hubiéramos ido a vivir a otro lugar más pequeño y modesto.
Yo no necesitaba vivir rodeada de lujos y comodidades, sólo quería vivir tranquila y de forma honrada. Mi hermano siempre había sido aventurero, pero aquello era pasarse de la raya.
—Maldita sea —murmuré con pesar, devanando mis sesos para hallar una solución satisfactoria.
Lo peor es que con todo el dinero que había podido conseguir no era suficiente para liberarlo y tal vez Nikolay lo mataría. Eso no podría soportarlo, así que tenía que pensar en un acuerdo al que llegar con ese hombre, si es que había algo aparte de dinero con lo que él pudiera contentarse.
De solo pensarlo me daba escalofríos.
Cuando regresé a mi trabajo, decidí pedirme una excedencia por asuntos personales. En el caso de que algo malo me pasara, ya no tendrían que preocuparse por mí en el trabajo, aunque mi jefe sí se preocupaba.
Él había intentado iniciar una relación conmigo, pero no consideraba que fuera una buena idea mezclar lo personal con lo profesional, además de que no era mi tipo y ahora jamás conocería el amor verdadero.
Sí, había tenido algunos novios, pero la cosa no había cuajado. A veces pensaba que tenía mala suerte para encontrar pareja.
Suspiré con lentitud, queriendo sentirlo todo a mí alrededor. Ya era de noche, me encontraba sentada en un banco de Central Park, luchando contra el frío y abrazando un maletín, que era donde había colocado ordenadamente el poco dinero que había podido conseguir.
Tal vez debí haber llamado a la policía, pero sabía gracias a las numerosas películas de mi país, que si hacía eso, mi hermano moriría, aunque tenía la extraña sensación de que todo lo que estaba haciendo seguía siendo inútil.
—Margaret —temblé cuando oí su voz a mi espalda.
Me volteé con lentitud para encontrarme con su sonrisa de superioridad y su mirada brillante dirigida al maletín. Me levanté del banco y coloqué el maletín sobre él.
Nikolay se agachó, abrió el maletín y se dispuso a contar el dinero.
Tragué saliva. Estaba perdida.
—¿A qué juegas, Margaret? Aquí falta dinero…
—Lo sé y lo siento, pero no he podido conseguir más…
—Podría liberar a la mitad de tu hermano… —dijo de manera tétrica, haciéndome temblar.
Tragué saliva con dificultad.
—Espera, por favor —le rogué, alzando ambas manos—. Estoy dispuesta a cualquier cosa para que lo liberes. Lleguemos a un acuerdo… Por favor, te lo suplico.
—¿Cualquier cosa? —dijo de manera pensativa.
—Sí… Mike es lo único que me queda… Por favor —ya sentía ganas de llorar.
Nikolay me miró de arriba abajo y paseó la lengua por sus labios. Me temía lo que iba a pedirme.
Era la primera que sabía que no le era indiferente a los hombres, que era atractiva y deseable para ellos, lo que él no sabía era que yo era virgen.
Pero si tenía que mentir y arriesgarme por Mike, lo haría.
—Hay algo que podrías hacer por mí, Margaret —dijo con una sonrisa lasciva.
—Ya te he dicho que haré lo que sea —sentía que el corazón se me encogía como una pasa.
—Tendrás que casarte conmigo —dijo serio, haciéndome perder el aliento.
—¡¿Qué?! —sin poderlo evitar, di un paso atrás.
Mi cuerpo temblaba ante esa posibilidad, no quería atarme a un hombre como él y menos para saldar una deuda. ¿Qué maldito clase de trato era ese?
—¿No te gusta la idea? —expresó burlón.
—¡Ni que estuviera loca! —dije mi sentir sin titubeos, notando que su mirada había cambiado un poco—. Dime que es broma, por favor.
Se veía más frío y despiadado que antes.
—De acuerdo. Trabajarás para mí en Rusia a cambio de la liberación de Mike —dijo tranquilo, juntando los dedos.
Me sentí aliviada y al mismo tiempo, con una extraña sensación en el estómago, pero no le tomé importancia. ¡Era una locura!
—Está bien —suspiré.
—Entonces, vamos.
Nikolay cerró el maletín y me agarró del brazo con brusquedad en dirección a una limusina negra que nos esperaba cerca del lugar donde habíamos quedado. Entramos los dos en el auto y éste se puso en marcha.
El camino fue silencioso. Sabía que me estaba metiendo en un lío aún peor, pero me daba igual. Lo hacía por Mike.
Iba pensando en él, mirando el paisaje nocturno, cuando Nikolay me sentó sobre él y comenzó a acariciar mis piernas.
—Lamento esta situación, nena —dijo casi en mi oído.
Me estremecí sin pensarlo.
—Me gustaría saber que vas a cumplir tu acuerdo —dije casi acusatoria, poniéndome tensa.
—Soy un hombre de palabra —dijo de manera firme.
—¿Qué clase de negocio trataste con Mike? —inquirí con preocupación.
—No sé si soportarías saberlo… —me miró dubitativo por primera vez.
—Ponme a prueba —dije con el corazón martillándome el pecho.
—Soy el mayor narcotraficante de Europa —de nuevo hizo el gesto de juntar los dedos.
En ese momento, la sorpresa me dominó. ¿Cómo era posible que mi hermano se metiera en cosas tan turbias? Estaba empezando a cabrearme con él y cuando lo tuviera delante, le iba a echar una buena bronca.
Nikolay me sonrió y me dejó sentarme lejos de él, de nuevo. El auto se detuvo y me di cuenta de que estábamos en el aeropuerto.
Él volvió a agarrarme del brazo para sacarme del auto y nos montamos en un jet privado. El tipo me abrochó el cinturón como si desconfiara de mí y cuando él se acomodó, salimos hacia Rusia.
Cerré los ojos para pensar en todo esto, para intentar buscar una vía de escape que hiciera todo aquello más llevadero, pero no la había… y al parecer me dormí, porque al despertar, me encontraba en una cómoda cama de sábanas blancas en una habitación de cortinas oscuras y doseles de lino por todas partes.
Me incorporé de golpe, asustada al principio y resignada después. Ya debíamos estar en Rusia.
—Al fin despertaste. No sabes lo que me costó traerte hasta aquí —dijo en tono de reproche.
—Nikolay…
—Ven conmigo, quiero mostrarte algo —extendió su mano, pero no me atreví a tomarla.
No tenía ganas de salir de la cama, de salir del cuarto, pero le seguí sin rechistar.
Anduvimos por algunos pasillos hasta llegar a una especie de sótano. Me abrió la puerta y encendió la luz. Entonces, le vi: Mike estaba atado a una especie de poste, con una mordaza en su boca.
Quise salir corriendo a abrazarlo, pero su mirada de miedo me detuvo. Nikolay se acercó y le quitó la mordaza a lo que recibió un escupitajo de parte de mi hermano.
Nikolay solo sonrió para después agarrar con fuerza el cuello de Mike a lo que reaccioné.
—¡No! ¡Suéltalo! —grité con miedo.
—Lo siento, Margaret. Nadie me reta.
Sin embargo, Nikolay soltó el cuello de Mike y me hizo un gesto para que me acercara.
Mientras le abrazaba, la voz del ruso estaba sobre nuestras cabezas:
—Deberías estar agradecido, Mike. Ella está dispuesta a todo para salvarte —dijo con un tono cínico que me hizo apretar los dientes.
—No la metas en esto, Nikolay. —soltó mi hermano con rabia—. Ella tiene una vida y quiero que la tenga lejos de esta m****a.
—Demasiado tarde para eso… —soltó una risita divertida.
—¡Mi hermana no va a ser tu puta personal, Nikolay!
—Eso es cosa nuestra, americano —dijo ahora en tono seco—. Cuando obtenga lo que me debes, podrán marcharse.
—Espera… Me dijiste que liberarías a Mike —me volví a él, mirándolo a los ojos.
—Y lo haré, nena —asintió, suavizando su tono—, pero cuando esté seguro de que puedo confiar en ti.
Nikolay se marchó cerrando la puerta tras de sí y con llave. Miré a mi hermano y nuestras miradas se cruzaron.
En la suya solo había vergüenza y en la mía, decepción.
—Estoy esperando una explicación, Mike —me crucé de brazos, molesta.
—Lo siento. Solo quería darte lo mejor —suspiró.
—¿A cambio de arriesgar tu vida? ¡Yo no quiero eso! —de un momento a otro estaba histérica.
—Pero…
—Te quiero y quiero que estemos bien, que seamos felices y meterte en mafias no te ayuda a vivir tranquilo —le dije cerrando los ojos, cansada.
—Nos ayuda a tener dinero, Margo —dijo en tono condescendiente.
—¡El dinero me importa una m****a, Mike!
—Pensé que esto era lo correcto. Y también pensé que podría mantenerte a salvo y lejos de todo esto —dijo afligido—, pero me equivoqué.
—Sé muy bien lo que quiere Nikolay a cambio de dejarte libre y si tengo que hacerlo, me tragaré el orgullo y lo haré, pero serás libre —dije de manera decidida, ante la mirada asustada de Mike.
—No sabes dónde te estás metiendo…
—¿Y tú sí? Ya has hecho bastante, Mike. Ahora deja que sea tu hermana pequeña la que controle la situación —en ese momento, sentí que crecí unos cuantos centímetros.
—Lo siento, Margaret.
La puerta volvió a abrirse y de nuevo Nikolay nos observaba. Ya no llevaba su traje, sino que se había puesto unos vaqueros oscuros y una camisa blanca.
Debía admitir que Nikolay era un hombre muy apuesto. Sus ojos grises, su cabello negro y rebelde, su piel clara, su musculatura, su altura…
Era el típico hombre ante cualquier mujer caería y si lo hubiese conocido en otras circunstancias, hasta hubiera intentado algo con él, pero ahora… Nikolay era mi enemigo, la persona a la que más odiaba sobre la tierra y si accedía a lo que él quisiera, sólo sería por Mike.
—Vamos, Margaret…
Miré a mi hermano, el cual negó con la cabeza, como queriendo que me alejara y cambiará todo esto, pero no lo haría.
Apreté su hombro con una sonrisa desganada y me marché junto a Nikolay.
Era de imaginar que mi nuevo trabajo empezaría a partir de ese momento. Nikolay y yo teníamos un trato y a cambio, Mike sería libre. Tal vez Nikolay no cumpliría su promesa, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse e intentar escapar, eso era imposible.El hombre paseó junto a mí, mostrándome la gran casa en la que a partir de ahora viviría y la última estancia de nuestra visita fue la habitación en la que desperté. Una habitación amplia, llena de cuadros y tapices y una impresionante cama con doseles de lino. También había una lámpara que Nikolay se encargó de encender. La verdad es que hasta ese momento no había reparado en el frío que tenía con aquel vestido negro y el abrigo rojo que iba a juego.Me acerqué a la chimenea bajo la atenta mirada del hombre, me quité el abrigo, lo dejé sobre un sillón y me calenté las manos. Nikolay se acercó a mí y me volteó para quedar frente a él. Se relamió los labios al observarme y metió sus manos bajo mi vestido hasta acariciar mi trase
Cuando salimos de la gran mansión de Nikolay, montamos en un vehículo de lujo. No era la típica limusina en la que nos llevaría el chofer, como la última vez que compartimos vehículo, ya que eso implicaba que él pudiera manosearme a su gusto. Supuse que Nikolay quería asegurarse de que cumpliera con el cometido y lo medía todo al milímetro.Por el camino, quise saber en qué consistía mi misión y Nikolay me explicó que tenía que seducir a un político ruso muy importante que estaba metido hasta el cuello en su mundo de drogas, sexo y alcohol, pero que tenía unos documentos que podrían acabar con la mafia Ivanov. Nikolay me dijo que hiciera todo lo necesario, pero me pidió que el sexo fuera la última baza que usara. No lo entendí demasiado bien, aunque después supuse que sería porque él quería probarme primero. Sentí un extraño estremecimiento ante eso.Fuera como fuera, no me apetecía nada estrenarme con un desconocido, por lo que por una vez, le haría caso.Estaba frente a las puer
No lo podía creer. Se suponía que estaba en Rusia porque tenía que trabajar para Nikolay y no solo trabajar, se suponía que tenía que hacer todo lo que él quería y me había dejado bastante evidente su deseo hacia mí.Si estaba aquí en contra de mis deseos y haciendo cosas incorrectas era por Mike, mi hermano y su liberación eran lo único que me importaban. Y ahora, después de casi haber rozado el placer con ese cretino, él deja de estar conmigo por ser virgen y me acaba de dejar humillada.Esto no quedaría así, porque mi mayor defecto era el orgullo y la soberbia. Rebusqué en el suelo mi ropa y me vestí rápidamente. Me recogí el cabello en un moño, ya que si lo dejaba suelto se veía horrible y salí en busca de Nikolay.Lo encontré hablando con un hombre de piel bronceada, ojos azules y cabello oscuro, su acento me hizo sospechar que era latino. Corrí hasta ellos, dándome cuenta de que estaba descalza y que había provocado que los hombres de Nikolay me siguieran muy de cerca, pero me
Cuando desperté a la mañana siguiente, actué por inercia. Me vestí con aquel vestido de seda oscura que Nikolay había preparado para mí, a juego con lencería oscura y sugerente, y unos zapatos de tacón para no variar. Me sorprendió seguir estando sola en la habitación o eso pensaba, porque cuando entré al baño, vi a Nikolay con una toalla en su cintura, secándose el pelo con otra toalla. El agua caía por su fuerte espalda y un temblor me recorrió. Me alejé antes de que él me descubriera y me senté en el tocador. Tenía que tranquilizarme y dedicar mis pensamientos a otras cosas. Sí, eso es.Me dispuse a maquillarme y peinarme y entonces, Nikolay salió del aseo, por suerte, ya vestido. Suspiré aliviada de verle con traje y me causo gracia ver como luchaba con la corbata.—Parece que ya estás mejor —parecía algo nervioso—. Insisto en que lamento el golpe de ayer…—Olvídalo, Nikolay —respondí rápidamente y de manera fría. —No volverá a ocurrir —prometió.Pensé que lo mejor por ahora e
Tras un silencioso camino en el vehículo de Nikolay, un precioso Ferrari descapotable de color negro, llegamos a la casa donde comenzó mi nueva vida. Intentaba no pensar demasiado en lo que había ocurrido con aquel hombre asiático y también intentaba no pensar en lo que había pasado en esa pequeña y modesta casa. Tenía la certeza de que algo debía haber pasado en la vida de Nikolay para que pasara a ser el mayor narco de Europa.—Nikolay, necesito ver a Mike —exigí. —¿Por qué? —me miró receloso.—Es mi hermano y quiero verlo —alcé la barbilla, ya que comenzaba a acercarse lentamente a mí. —Eso no entra en el trato —dijo con actitud amedrentadora.—Hago todo lo que me pides. Lo mínimo que puedes hacer…—Lo mínimo que podrías hacer tú sería dejar de quejarte a cada encargo que tienes que hacer y dejar de exigir, no estás en condiciones de hacerlo —habló seco.—¿Quejarme? ¡Disculpa si me saca de los nervios el hecho de que mates a gente y te quedes tan ancho! —me alteré rápidamente.
El frío era insoportable en el exterior, por suerte, sólo tendríamos que bajar del auto para entrar en el restaurante, ya que estábamos en la puerta. Sin embargo, cuando estuve a punto de entrar, Nikolay me agarró del brazo con suavidad y con la mirada me indicó que esperase para entrar. Rodeé mi cuerpo con mis brazos para darme algo de calor por encima del recio abrigo, hasta que Nikolay apartó mis brazos y pasó el suyo por encima de mis hombros. Le miré extrañada ante su gesto galante.La verdad era que desde que habíamos vuelto de esa pequeña casa a su escondite, se estaba mostrando mucho más agradable. Aún así, no podía olvidar quién era en realidad. Nikolay era el hombre que tenía secuestrado a mi hermano y me obligaba a trabajar para él, entrando en un mundo sádico del que yo no quería formar parte.El frío se incrementó cuando un coche paró frente a nosotros y de él se bajó el hombre latino que ya había conocido tiempo atrás en casa de Nikolay, que si mal no recordaba se lla
No podía creer lo que acababa de decirle, pero hacía ya algún tiempo que lo había estado pensando. Seguiría trabajando para él, pero si aprendía a satisfacerlo como hombre, estaba segura de que el infierno pasaría mucho antes y él empezaría a confiar en mí, dándome la posibilidad de poder elaborar otro plan más complejo para poder escapar de aquí algún día con Mike.Aunque claro, también cabía la posibilidad de que al ser un hombre astuto, Nikolay no se dejara engañar y no aceptara el trato.En ese caso no podría hacer nada, porque si insistiera en eso, sospecharía, sin embargo, Nikolay acarició su mentón mientras parecía meditar esa posibilidad. ¡Se lo estaba pensando!Esperé con paciencia durante unos minutos que se convirtieron en los más intensos de toda mi vida, hasta que finalmente, Nikolay me miró decidido y supe que ya lo había considerado.—¿Estás segura de eso? —había cierto brillo en sus ojos… —Sí, claro —traté de sonar segura, pero debía admitir que mi estómago dio un v
NikolayJamás hubiese imaginado que una mujer me pediría lo que Margaret me pidió. Al menos no del modo en que lo hizo ella. Se veía tan inocente, tan frágil… pero también sabía que era una mujer de carácter y que si la acostumbraba a mí, si le enseñaba todo lo que le gustaba a un hombre; ella sería capaz de hacer mucho mejor las misiones que le enviara.Sin embargo, hacerle el amor a Margaret fue una de las cosas más maravillosas que me pude haber imaginado. Realmente era hermosa como mujer, pero también como persona. Incluso me sentí mal al acostarme con ella porque sentía que me estaba aprovechando. Pero cuando estuve dentro de ella, el mundo pareció detenerse. No sabía qué me estaba pasando con ella, pero estaba empezando a obsesionarme.Me preocupaba por ella cuando lloraba o desaparecía, sentía celos cuando otro hombre la miraba con deseo, pensaba en ella todo el tiempo y a veces parecía olvidar que ella era la hermana de mi archienemigo. Mike y yo comenzamos llevándonos muy