Tras un silencioso camino en el vehículo de Nikolay, un precioso Ferrari descapotable de color negro, llegamos a la casa donde comenzó mi nueva vida. Intentaba no pensar demasiado en lo que había ocurrido con aquel hombre asiático y también intentaba no pensar en lo que había pasado en esa pequeña y modesta casa. Tenía la certeza de que algo debía haber pasado en la vida de Nikolay para que pasara a ser el mayor narco de Europa.—Nikolay, necesito ver a Mike —exigí. —¿Por qué? —me miró receloso.—Es mi hermano y quiero verlo —alcé la barbilla, ya que comenzaba a acercarse lentamente a mí. —Eso no entra en el trato —dijo con actitud amedrentadora.—Hago todo lo que me pides. Lo mínimo que puedes hacer…—Lo mínimo que podrías hacer tú sería dejar de quejarte a cada encargo que tienes que hacer y dejar de exigir, no estás en condiciones de hacerlo —habló seco.—¿Quejarme? ¡Disculpa si me saca de los nervios el hecho de que mates a gente y te quedes tan ancho! —me alteré rápidamente.
El frío era insoportable en el exterior, por suerte, sólo tendríamos que bajar del auto para entrar en el restaurante, ya que estábamos en la puerta. Sin embargo, cuando estuve a punto de entrar, Nikolay me agarró del brazo con suavidad y con la mirada me indicó que esperase para entrar. Rodeé mi cuerpo con mis brazos para darme algo de calor por encima del recio abrigo, hasta que Nikolay apartó mis brazos y pasó el suyo por encima de mis hombros. Le miré extrañada ante su gesto galante.La verdad era que desde que habíamos vuelto de esa pequeña casa a su escondite, se estaba mostrando mucho más agradable. Aún así, no podía olvidar quién era en realidad. Nikolay era el hombre que tenía secuestrado a mi hermano y me obligaba a trabajar para él, entrando en un mundo sádico del que yo no quería formar parte.El frío se incrementó cuando un coche paró frente a nosotros y de él se bajó el hombre latino que ya había conocido tiempo atrás en casa de Nikolay, que si mal no recordaba se lla
No podía creer lo que acababa de decirle, pero hacía ya algún tiempo que lo había estado pensando. Seguiría trabajando para él, pero si aprendía a satisfacerlo como hombre, estaba segura de que el infierno pasaría mucho antes y él empezaría a confiar en mí, dándome la posibilidad de poder elaborar otro plan más complejo para poder escapar de aquí algún día con Mike.Aunque claro, también cabía la posibilidad de que al ser un hombre astuto, Nikolay no se dejara engañar y no aceptara el trato.En ese caso no podría hacer nada, porque si insistiera en eso, sospecharía, sin embargo, Nikolay acarició su mentón mientras parecía meditar esa posibilidad. ¡Se lo estaba pensando!Esperé con paciencia durante unos minutos que se convirtieron en los más intensos de toda mi vida, hasta que finalmente, Nikolay me miró decidido y supe que ya lo había considerado.—¿Estás segura de eso? —había cierto brillo en sus ojos… —Sí, claro —traté de sonar segura, pero debía admitir que mi estómago dio un v
NikolayJamás hubiese imaginado que una mujer me pediría lo que Margaret me pidió. Al menos no del modo en que lo hizo ella. Se veía tan inocente, tan frágil… pero también sabía que era una mujer de carácter y que si la acostumbraba a mí, si le enseñaba todo lo que le gustaba a un hombre; ella sería capaz de hacer mucho mejor las misiones que le enviara.Sin embargo, hacerle el amor a Margaret fue una de las cosas más maravillosas que me pude haber imaginado. Realmente era hermosa como mujer, pero también como persona. Incluso me sentí mal al acostarme con ella porque sentía que me estaba aprovechando. Pero cuando estuve dentro de ella, el mundo pareció detenerse. No sabía qué me estaba pasando con ella, pero estaba empezando a obsesionarme.Me preocupaba por ella cuando lloraba o desaparecía, sentía celos cuando otro hombre la miraba con deseo, pensaba en ella todo el tiempo y a veces parecía olvidar que ella era la hermana de mi archienemigo. Mike y yo comenzamos llevándonos muy
Margaret¡Mi plan no estaba saliendo bien!La noche anterior le había pedido a Nikolay que me enseñara a hacer el amor y fue justo lo que hizo, y ahora, al día siguiente me decía que tenía que ser la amante de Fernando. Según él, el latino parecía haberle engañado en algo y quería descubrirlo a pesar de que eran amigos.El problema de esto, es que la noche que había pasado con Nikolay me había parecido fantástica, la mejor experiencia de mi vida y creí que le había importado algo, sin embargo, parecía haber aceptado hacerlo para el nuevo trabajo que tenía para mí, es decir, un motivo muy egoísta. Aunque claro, debería darme igual porque mi plan es utilizarlo para que confiara en mí y escapar, ¿no?El único problema con el que no contaba, fue que empezaría a tenerle cariño a este estúpido hombre que había hecho daño a mi hermano, que me había hecho daño a mí, pero que me daba mi lugar ante los demás como si fuéramos algo. ¿Por qué algunas veces parecía importarle y otras veces parec
Conduje como loco hacia casa de Fernando, pero me dijeron que el dueño de la casa estaba ocupado. Ya sabía en qué y la rabia me pudo. Había llegado tarde, ellos dos ya se habían acostado como un par de animales en celo. Decidí sentarme en la biblioteca a esperar. Me hubiera gustado quedarme solo para rebuscar papeles, pero un sirviente permanecía implacable en la puerta.Minutos después, apareció Fernando con una bata de seda de color azul y fumando un cigarro. Se sorprendió de verme, pero se sentó a mi lado, me ofreció un cigarro y yo se lo negué.—Has vuelto pronto.—Sí, pude terminar antes de lo esperado —mentí. —Me alegra, aunque debo decirte que has llegado en mal momento —sus palabras eran con tono cínico, parecía realmente disfrutar el momento.¿Acaso Margaret lo había disfrutado? ¡Seguramente! Dios, no quería ni pensar en ello. —¿Por qué? —pregunté a mi pesar.—Me la estaba tirando —rió y tuve ganas de vomitar por ello, pero mantuve mi rostro impasible.—Vaya, lo has conse
Me encerré en el cuarto que compartía con Nikolay, es decir, el único que tenía desde que me trajeron hasta aquí casi en contra de mi voluntad.Me apoyé en la puerta y solo entonces me di cuenta de tres cosas; estaba temblando, casi no podía mantenerme en pie y estaba llorando a mares.Corrí hacia la cama y me tiré a ella sin importarme nada. Una vez allí, seguí desahogándome como si me fuera la vida en ello. Eran demasiadas cosas. Todo lo que había pasado con Nikolay, con Fernando y ahora con Mike. Yo no tenía necesidad de estar pasándolo mal por Mike, que jamás había demostrado ningún deseo sexual en mí y que ahora de repente, no solo demostraba interés en mí, sino que se ponía furioso y celoso de saber que estaba con otros.En ese momento se abrió la puerta. Intenté fingir que dormía, pero los sollozos me traicionaron.—¿Margaret? ¿Qué ocurre, por qué lloras? —parecía preocupado, pero no me dejaría engañar.—¡No te importa! —le grité enfadada.—Claro que me importa. Quiero que es
Me encontraba sentado en mi despacho, intentando analizar con delicadeza los documentos que tenía delante, pero me era imposible.Margaret ocupaba la mayoría de mis pensamientos. En realidad, ella tenía mucho que ver en todas las cosas que estaban pasando últimamente en mi vida. Ella era la hermana del hombre que me había traicionado y además, la había entregado al estúpido de Fernando que ahora, por culpa de ese maldito video, me tenía cogido por los huevos.Me levanté de la silla, harto de no poder concentrarme y decidí dar un paseo para despejarme. No había podido quitarme de la cabeza cómo me encontré a Margaret minutos antes de hacerle el amor. Ella lloraba desconsolada y tenía la extraña sensación de que tal vez también me ocultaba algo, así que decidí ir a ver a Mike.Cuando entré al sótano, le vi tumbado boca arriba con una bolsa de hielo en sus partes. Enarqué una ceja, sorprendido ante eso. Él se dio cuenta de mi presencia, por lo que arrojó la bolsa de hielo lejos de él