Era de imaginar que mi nuevo trabajo empezaría a partir de ese momento.
Nikolay y yo teníamos un trato y a cambio, Mike sería libre. Tal vez Nikolay no cumpliría su promesa, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse e intentar escapar, eso era imposible.
El hombre paseó junto a mí, mostrándome la gran casa en la que a partir de ahora viviría y la última estancia de nuestra visita fue la habitación en la que desperté. Una habitación amplia, llena de cuadros y tapices y una impresionante cama con doseles de lino.
También había una lámpara que Nikolay se encargó de encender. La verdad es que hasta ese momento no había reparado en el frío que tenía con aquel vestido negro y el abrigo rojo que iba a juego.
Me acerqué a la chimenea bajo la atenta mirada del hombre, me quité el abrigo, lo dejé sobre un sillón y me calenté las manos. Nikolay se acercó a mí y me volteó para quedar frente a él.
Se relamió los labios al observarme y metió sus manos bajo mi vestido hasta acariciar mi trasero.
—Esta noche nos divertiremos, te lo aseguro —dijo y entonces, sus labios chocaron con los míos.
Era un beso violento y con fuerza que no supe corresponder porque no lo esperaba. Nikolay me sonrió a cambio y se marchó, como no, echándole llave a la puerta.
Me sentía muy agobiada. No estaba preparada para estar con él, así que decidí darme una ducha y mentalizarme.
Cuando salí del aseo, me tumbé en la cama para intentar descansar del viaje y desprenderme de las preocupaciones.
Lo logré…
…
Nikolay
Odiaba tratar a las mujeres como monedas de cambio, pero era un hombre de palabra y cumpliría mi promesa.
Cuando Margaret hiciera todo el trabajo que yo le pidiera y es que de algún modo tenía que conseguir mi salario, les dejaría libres a ella y a su hermano.
Sabía que ella no conseguiría el dinero y desde que nos vimos por primera vez, estuve pensando de qué forma cobrarle el dinero que su hermano me debía… Aunque en realidad, estuve pensando en ella.
Mis hombres llevaban vigilándola desde hace tiempo y yo ya sabía que era hermosa, pero era aún más bella frente a frente. Además, me sorprendió su valentía al ofrecerse como moneda de cambio para liberar a Mike y sobre todo, cómo se enfrentó a mí en su despacho.
Margaret era la clase de mujer que me gustaba. Su cuerpo era una perdición, delgada y esbelta, de cabello largo color castaño y textura ondulada, que olía a fresas y ojos verdes de tono esmeralda, hipnóticos.
Si los mirabas fijamente, sentías caer hasta el fondo de un pozo, perdido.
Yo podía tener a cualquier mujer, siempre las había tenido nada más chasquear los dedos y me moría de ganas por tener a Margaret. Por desgracia, tuve que dejarla sola en mi habitación porque yo tenía una importante reunión con un socio y gran amigo.
Francisco García, el mayor narco de América Latina con el que trataba desde hacía mucho tiempo.
—¿Qué hay del dinero que nos debe Mike? —me miró inquisitivo.
—Me he puesto en contacto con sus familiares. Me pagarán en un par de semanas —expliqué.
—No podemos esperar tanto, Nikolay.
—Su familia hace lo que puede. Además, van a trabajar para mí como disculpa —junté los dedos con satisfacción.
—No sé cómo has conseguido eso…
—Créeme, cuando alguien que amas está en peligro, haces cualquier cosa —dije con seguridad.
—Es cierto. En ese caso, debemos hablar del tráfico de drogas en Italia —dijo el hombre con una mueca—. Tenemos problemas.
La reunión se alargó por horas. Cuando finalmente acabó, mi cabeza estaba embotada y me costó más de un minuto ubicarme.
Tenía algunas cosas que hacer antes de ver a Margaret. ¡Ah, sí! No le había dado tiempo a recoger sus cosas en Nueva York porque quería que vistiera con elegancia y sensualidad para mí, así que fui a las tiendas más caras y lujosas de la ciudad para comprarle algunas cosas.
Era la hora de la cena cuando regresé a casa. Abrí mi habitación, ansioso por ver a aquella mujer tan hermosa y la vi, pero durmiendo. No sabía si despertarla para cenar o esperar a que ella despertara.
Al final, la dejé sola de nuevo. No había reparado en que estaría cansada del viaje, pero supuse que aquella tarde le serviría para descansar.
Después de cenar, regresé al cuarto, pero ella aún dormía. Dejé una bandeja con alimentos para ella sobre la mesa y me senté a su lado para observarla. Sus labios estaban enrojecidos del beso que habíamos compartido antes de esa reunión.
Bueno, en verdad ella no correspondió mi beso, pero supuse que la había pillado por sorpresa. Esa mujer se acostumbraría a mí con el tiempo, de eso estaba seguro.
Me levanté de la cama para cambiarme de ropa, aunque solo me quité los pantalones y la camisa y me metí en la cama junto a ella.
Su olor y su calor eran casi una droga, pero le di la espalda y me dispuse a dormir. Yo también había tenido un duro y cansado día…
…
Margaret
A la mañana siguiente, cuando desperté, quise ubicarme. Miré el techo de la habitación y recordé que me encontraba ahora en Rusia.
El frío había poseído la habitación y también a mí.
Me di la vuelta en la cama para intentar entrar en calor, pero me quedé estática al ver a Nikolay. Estaba tumbado a mi lado, con solo unos bóxers.
Dios, era tan guapo… y tan malvado.
Él se removió inquieto a mi lado y finalmente despertó, pillándome observándolo con descaro, a lo que me sonrojé cuando él me sonrió.
—Buenos días, nena. ¿Has dormido bien? —Dios, qué voz tan seductora.
—Sí… Creo que me quedé dormida después de la ducha —dije algo azorada, sintiendo su mirada profunda sobre mi rostro.
—No te preocupes, estabas cansada del viaje y es lógico —dijo en tono condescendiente.
Fruncí el ceño.
—¿Por qué no me despertaste?
—Podemos divertirnos cuando estés mejor. Pero, de momento, deberías levantarte y vestirte —sonrió al ver mi desconcierto—. En el armario tienes ropa nueva.
Nikolay se levantó y se dirigió al baño. Yo estaba helada de frío, pero decidí que era el momento de vestirme y que él no me viera desnuda.
Abrí el armario y me encontré con ropa femenina de marca. Supuse que él la había comprado para mí, porque no tenía nada con lo que cubrir mi cuerpo del frío.
Elegí unos vaqueros claros y una camiseta de color lavanda a juego con un pañuelo de estrellas de color lavanda de distintos tonos. Busqué zapatos cómodos, pero la mayoría eran tacones, así que al final, elegí unos impresionantes tacones negros.
Por suerte, ya estaba peinándome cuando Nikolay salió. El hombre frunció el ceño al verme, tal vez molesto por no haberme visto desnuda.
Sonreí con ganas, percatándome de que él no me quitaba la vista de encima.
—Debí haberte comentado que hoy empiezas tu trabajo y no has elegido la ropa adecuada para ello —comentó con aire crítico.
—¿Disculpa?
—Necesito eliminar a un rival y te necesitaba para seducirlo —me miró de arriba a abajo—. Así no creo que conquistes a nadie.
Quise gritarle miles de insultos, pero preferí callarme.
Me quité el pañuelo dejando ver un escote de pico. Nikolay sonrió un poco, pero se acercó a mí y puso sus manos en mis caderas.
—¿Me permites aconsejarte? —dijo de nuevo con ese aire seductor que me hacía estremecer.
—No necesito que nadie me diga cómo vestirme… —comencé a refunfuñar, pero me detuvo.
—Hicimos un trato. Trabajarás para mí y necesito que te cambies de ropa —dijo esta vez con tono más serio.
Nikolay abrió el armario y sacó un vestido rojo, muy ceñido y escotado, en definitiva, provocativo.
Suspiré resignada y tomé el vestido. No sabía si se iría del cuarto o no, así que fui al baño a cambiarme. Me sorprendió que no me siguiera ni nada por el estilo.
Una vez lista, salimos del cuarto en dirección a mi primer día de trabajo.
Debía admitir que estaba nerviosa, no sabía siquiera a qué me enfrentaría, pero estaba segura que no sería de mi agrado.
Nikolay, por su parte, no dejaba de mirarme de arriba a abajo, cosa que no sabía si me hacía sentir halagada o asustada.
Al final, llegué a la conclusión de que era un poco de los dos.
Cuando salimos de la gran mansión de Nikolay, montamos en un vehículo de lujo. No era la típica limusina en la que nos llevaría el chofer, como la última vez que compartimos vehículo, ya que eso implicaba que él pudiera manosearme a su gusto. Supuse que Nikolay quería asegurarse de que cumpliera con el cometido y lo medía todo al milímetro.Por el camino, quise saber en qué consistía mi misión y Nikolay me explicó que tenía que seducir a un político ruso muy importante que estaba metido hasta el cuello en su mundo de drogas, sexo y alcohol, pero que tenía unos documentos que podrían acabar con la mafia Ivanov. Nikolay me dijo que hiciera todo lo necesario, pero me pidió que el sexo fuera la última baza que usara. No lo entendí demasiado bien, aunque después supuse que sería porque él quería probarme primero. Sentí un extraño estremecimiento ante eso.Fuera como fuera, no me apetecía nada estrenarme con un desconocido, por lo que por una vez, le haría caso.Estaba frente a las puer
No lo podía creer. Se suponía que estaba en Rusia porque tenía que trabajar para Nikolay y no solo trabajar, se suponía que tenía que hacer todo lo que él quería y me había dejado bastante evidente su deseo hacia mí.Si estaba aquí en contra de mis deseos y haciendo cosas incorrectas era por Mike, mi hermano y su liberación eran lo único que me importaban. Y ahora, después de casi haber rozado el placer con ese cretino, él deja de estar conmigo por ser virgen y me acaba de dejar humillada.Esto no quedaría así, porque mi mayor defecto era el orgullo y la soberbia. Rebusqué en el suelo mi ropa y me vestí rápidamente. Me recogí el cabello en un moño, ya que si lo dejaba suelto se veía horrible y salí en busca de Nikolay.Lo encontré hablando con un hombre de piel bronceada, ojos azules y cabello oscuro, su acento me hizo sospechar que era latino. Corrí hasta ellos, dándome cuenta de que estaba descalza y que había provocado que los hombres de Nikolay me siguieran muy de cerca, pero me
Cuando desperté a la mañana siguiente, actué por inercia. Me vestí con aquel vestido de seda oscura que Nikolay había preparado para mí, a juego con lencería oscura y sugerente, y unos zapatos de tacón para no variar. Me sorprendió seguir estando sola en la habitación o eso pensaba, porque cuando entré al baño, vi a Nikolay con una toalla en su cintura, secándose el pelo con otra toalla. El agua caía por su fuerte espalda y un temblor me recorrió. Me alejé antes de que él me descubriera y me senté en el tocador. Tenía que tranquilizarme y dedicar mis pensamientos a otras cosas. Sí, eso es.Me dispuse a maquillarme y peinarme y entonces, Nikolay salió del aseo, por suerte, ya vestido. Suspiré aliviada de verle con traje y me causo gracia ver como luchaba con la corbata.—Parece que ya estás mejor —parecía algo nervioso—. Insisto en que lamento el golpe de ayer…—Olvídalo, Nikolay —respondí rápidamente y de manera fría. —No volverá a ocurrir —prometió.Pensé que lo mejor por ahora e
Tras un silencioso camino en el vehículo de Nikolay, un precioso Ferrari descapotable de color negro, llegamos a la casa donde comenzó mi nueva vida. Intentaba no pensar demasiado en lo que había ocurrido con aquel hombre asiático y también intentaba no pensar en lo que había pasado en esa pequeña y modesta casa. Tenía la certeza de que algo debía haber pasado en la vida de Nikolay para que pasara a ser el mayor narco de Europa.—Nikolay, necesito ver a Mike —exigí. —¿Por qué? —me miró receloso.—Es mi hermano y quiero verlo —alcé la barbilla, ya que comenzaba a acercarse lentamente a mí. —Eso no entra en el trato —dijo con actitud amedrentadora.—Hago todo lo que me pides. Lo mínimo que puedes hacer…—Lo mínimo que podrías hacer tú sería dejar de quejarte a cada encargo que tienes que hacer y dejar de exigir, no estás en condiciones de hacerlo —habló seco.—¿Quejarme? ¡Disculpa si me saca de los nervios el hecho de que mates a gente y te quedes tan ancho! —me alteré rápidamente.
El frío era insoportable en el exterior, por suerte, sólo tendríamos que bajar del auto para entrar en el restaurante, ya que estábamos en la puerta. Sin embargo, cuando estuve a punto de entrar, Nikolay me agarró del brazo con suavidad y con la mirada me indicó que esperase para entrar. Rodeé mi cuerpo con mis brazos para darme algo de calor por encima del recio abrigo, hasta que Nikolay apartó mis brazos y pasó el suyo por encima de mis hombros. Le miré extrañada ante su gesto galante.La verdad era que desde que habíamos vuelto de esa pequeña casa a su escondite, se estaba mostrando mucho más agradable. Aún así, no podía olvidar quién era en realidad. Nikolay era el hombre que tenía secuestrado a mi hermano y me obligaba a trabajar para él, entrando en un mundo sádico del que yo no quería formar parte.El frío se incrementó cuando un coche paró frente a nosotros y de él se bajó el hombre latino que ya había conocido tiempo atrás en casa de Nikolay, que si mal no recordaba se lla
No podía creer lo que acababa de decirle, pero hacía ya algún tiempo que lo había estado pensando. Seguiría trabajando para él, pero si aprendía a satisfacerlo como hombre, estaba segura de que el infierno pasaría mucho antes y él empezaría a confiar en mí, dándome la posibilidad de poder elaborar otro plan más complejo para poder escapar de aquí algún día con Mike.Aunque claro, también cabía la posibilidad de que al ser un hombre astuto, Nikolay no se dejara engañar y no aceptara el trato.En ese caso no podría hacer nada, porque si insistiera en eso, sospecharía, sin embargo, Nikolay acarició su mentón mientras parecía meditar esa posibilidad. ¡Se lo estaba pensando!Esperé con paciencia durante unos minutos que se convirtieron en los más intensos de toda mi vida, hasta que finalmente, Nikolay me miró decidido y supe que ya lo había considerado.—¿Estás segura de eso? —había cierto brillo en sus ojos… —Sí, claro —traté de sonar segura, pero debía admitir que mi estómago dio un v
NikolayJamás hubiese imaginado que una mujer me pediría lo que Margaret me pidió. Al menos no del modo en que lo hizo ella. Se veía tan inocente, tan frágil… pero también sabía que era una mujer de carácter y que si la acostumbraba a mí, si le enseñaba todo lo que le gustaba a un hombre; ella sería capaz de hacer mucho mejor las misiones que le enviara.Sin embargo, hacerle el amor a Margaret fue una de las cosas más maravillosas que me pude haber imaginado. Realmente era hermosa como mujer, pero también como persona. Incluso me sentí mal al acostarme con ella porque sentía que me estaba aprovechando. Pero cuando estuve dentro de ella, el mundo pareció detenerse. No sabía qué me estaba pasando con ella, pero estaba empezando a obsesionarme.Me preocupaba por ella cuando lloraba o desaparecía, sentía celos cuando otro hombre la miraba con deseo, pensaba en ella todo el tiempo y a veces parecía olvidar que ella era la hermana de mi archienemigo. Mike y yo comenzamos llevándonos muy
Margaret¡Mi plan no estaba saliendo bien!La noche anterior le había pedido a Nikolay que me enseñara a hacer el amor y fue justo lo que hizo, y ahora, al día siguiente me decía que tenía que ser la amante de Fernando. Según él, el latino parecía haberle engañado en algo y quería descubrirlo a pesar de que eran amigos.El problema de esto, es que la noche que había pasado con Nikolay me había parecido fantástica, la mejor experiencia de mi vida y creí que le había importado algo, sin embargo, parecía haber aceptado hacerlo para el nuevo trabajo que tenía para mí, es decir, un motivo muy egoísta. Aunque claro, debería darme igual porque mi plan es utilizarlo para que confiara en mí y escapar, ¿no?El único problema con el que no contaba, fue que empezaría a tenerle cariño a este estúpido hombre que había hecho daño a mi hermano, que me había hecho daño a mí, pero que me daba mi lugar ante los demás como si fuéramos algo. ¿Por qué algunas veces parecía importarle y otras veces parec