Capítulo 3: Te salvé la vida

Era viernes por la noche. Sabía que debía de asistir a la fiesta de Aila, pero esto también era importante. Por suerte había conseguido la tarjeta de identificación del profesor Green para ir como voluntaria y estudiante de periodismo hacia la alfombra roja del estreno de la película “Galaxia”. Con esa oportunidad podría acercarse a Hudson Morgan y salvarlo de aquel hombre con feas intenciones.

Sin embargo, debía explicarle la situación antes. Al estar con el grupo de periodistas, se escabulló hacia las camionetas y automóviles que hacían fila para que los actores bajarán y se lucieran uno por uno. El espíritu de la mujer no tardó en aparecer.

—Bien, no sé cómo te llamas, pero salvaré la vida de Hudson. Dime cuál es el auto y ábrelo por mí para que pueda hablar con él. — El espíritu comenzó a avanzar hacia atrás de aquella cola. La joven la siguió mientras corría. Hudson era uno de los últimos. La camioneta en la que iba era negra y grande. Pronto el espíritu atravesó la puerta y esperó a que esta fuera abierta. Un espantado Hudson miró aquella escena con la boca semiabierta. Kerrie estaba igual, existían muy pocos espíritus con la habilidad de hacer mover las cosas o incluso abrir puertas como estás.

—Pero qué diablos…— La joven no lo dejó terminar. Se metió a la camioneta cerrando la puerta con llave. Miró que adelante no se podía ver al chófer ya que tenía una especia de compartimiento que dividía obviamente la sección del piloto el pasajero. Hudson estuvo a punto de soltar un grito, pero ella lo cubrió con su mano. Llevaba una mascarilla negra y una gorra intentando cubrir su rostro ante los demás.

—No digas nada. Estoy aquí para salvarte. — Hudson abrió de par en par sus ojos. Ella se bajó la mascarilla e hizo a un lado la gorra dejando que su cabello cayera sobre sus hombros. —Lo siento por ser tan brusca con esto, pero alguien intenta asesinarte.

—¿Eso cómo lo sabes?

—Carta. Amenaza. — Escuchó el murmuro de la mujer a su lado. Entonces su cerebro hizo clic.

—Recibiste una carta de amenaza ¿no? — El chico se puso blanco como el papel. Kerrie había dado en el clavo.

—Escucha, sé que parece una locura, pero lo vi. Vi cómo alguien atravesaba un cuchillo en tu espalda baja cuando pases por esa alfombra.

—¿Qué estás diciendo? — Tomó su muñeca con brusquedad y la alejó. Kerrie intentaba ser paciente. Incluso ella misma pensaba que esto era una locura. Lo que hacía, tampoco sería capaz de creerle a alguien que se aparecía en una van con una mascarilla y una gorra. La tomaría por loca, como una amenaza. Pero ya estaba ahí, debía de seguir adelante.

—Lo sé, suena a una locura, pero alguien me lo dijo. ¿Viste que la puerta se abrió sola?

—Fue el aire.

—Sabes que esa respuesta es muy estúpida.

—¿Entonces? ¿Tienes poderes o algo así?

—Algo así.

—Escúchame, solo quiero salvarte la vida. Esa persona saldrá de tu lado derecho, usa una gorra azul y una mascarilla negra. Es un poco más alto que tú. Intenta evitarlo o dile a tu guardia y toma esto. — La joven sacó de la mochila que llevaba un cinturón que había hecho con bolsas constituidas de varias capas de tape grueso.

—Con eso si logra herirte, no será tan grave. Póntelo alrededor de tu cintura. Por favor, no lo hago con la intensión de que creas que estoy loca. Si esa es tu idea de mí, bien, pero no dejes que esa persona te haga daño. — La camioneta comenzó a moverse. La joven debía bajar de ahí lo más pronto posible. —Solo hazlo. Mantente vivo. — Sin más la joven desapareció de ahí.

Hudson se quedó petrificado con el cinturón en sus manos. ¿Acaso eso fue algún tipo de broma?, pensó. No podía creer lo que había sucedido. Ni siquiera cómo es que esa chica se había colado a su van sin que nadie se diera cuenta. Sin embargo, ella parecía hablar en serio. Le pareció extraño, pero podía tratarse de una broma de mal gusto. Miró el cinturón recubierto e hizo una mueca. Lo lanzó detrás de él y soltó una mueca de burla. Finalmente llegó a donde debía bajar. La van fue abierta y él bajó de ahí escuchando los gritos de sus fans, notando los flashes de las luces. Él sonreía y saludaba mientras caminaba hacia donde estaba el fondo con el poster de la película y se colocaba en el centro mientras era fotografiado.

—Estará a tu derecha. — La voz de la joven hizo que inconscientemente mirara hacia ese lado, entonces vio al hombre de gorra azul y mascarilla negra correr hacia el sosteniendo un cuchillo. Hudson soltó un gemido de sorpresa y con sus manos sostuvo el arma del tipo. La gente gritó a su alrededor y pronto los guardias lo tomaron. Hudson sentía las manos calientes y su corazón latir a mil por hora. Pronto se dio cuenta que al sostener el cuchillo se las había cortado.

—¡Hudson! —Luther, su mánager apareció corriendo hasta él para hacerlo a un lado y llevarlo lejos de las cámaras y la gente. Todo se volvió una locura y Hudson no podía asimilar lo que acababa de pasar.

Alguien intenta asesinarte, de nuevo la voz de la chica vino a su cabeza.

¿Recibiste una carta de amenaza?

Lo había hecho, la había recibido. Le restó importancia y ahora casi había muerto. Luther lo regresó a la van y con unas toallas hizo presión alrededor de las manos de Hudson.

—Iremos al hospital. Ahora. — Cerró la puerta y el castaño se quedó sin palabras mientras asimilaba la escena. ¿Cómo diablos ella había sabido lo que iba a pasar?

—¿Entonces? ¿Tienes poderes o algo así?

—Algo así.

¿En serio era cierto eso? ¿La chica loca tenía poderes?

No era la primera vez que se la topaba, la recordaba del día en el teatro. Dos veces en una semana. ¿Quién diablos era ella? No lo entendía. No entendía nada de lo que estaba pasando, se estaba volviendo loco.

Miró hacia atrás el cinturón que le había dado y luego suspiró. De pronto su vista notó algo en el suelo. Parecía una credencial. AL recogerla se dio cuenta que era de la chica. Debió de habérsele caído de la mochila que llevaba. 

—Kerrie Steven. — Murmuró.

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