El cementerio del pueblo no era tan grande por obvias razones. En la entrada había una reja negra grande y una pequeña caseta donde se suponía debía estar el guardia de seguridad. Kerrie vio la hora en su celular y eran casi las seis.―Debemos apresurarnos.―¿Sientes muchas presencias?―Por el momento no. Se supone que es tierra sagrada, sin embargo, en vísperas de noche de brujas las cosas suelen descontrolarse. ―Hudson hizo una mueca sintiéndose inútil al no poder defenderla de esos espectros. Continuaron avanzando entre el lodazal. Dante y Hazel les habían mandado la ubicación de donde se encontraban. Douglas estaba enterrado en un área donde las tumbas se encontraban en secciones, no directamente bajo tierra. Eran muros anchos, nichos, donde él estaba.Cuando llegaron lo primero que Kerrie visualizó fue el cabello de su amiga iluminado por la linterna de su celular.―¿Quién anda ahí? ―La luz les dio en la cara y Hudson junto con Kerrie cerraron los ojos debido a la luz directa.―N
Kerrie, Hudson, Hazel y Dante continuaban su labor en la secundaria, donde no solo ayudaban a los estudiantes, sino que también buscaban pistas sobre Thomson. El ambiente en la escuela era tenso; la presencia del espíritu de Denise se hacía cada vez más palpable, y Kerrie estaba decidida a encontrar la manera de ayudarla a cruzar al otro lado. Por ello, decidió llamar a su vieja amiga Starla.Después de una mañana de investigación, Kerrie finalmente dio con la forma de ayudar a Denise a liberarse. Se trataba de un ritual antiguo que permitiría que su espíritu encontrara paz. Emocionada, le contó a Hazel y a Dante, y los cuatro decidieron poner el plan en marcha al día siguiente.Durante el descanso, Hudson se tomó un momento para acercarse a Denise, intentando entender mejor sus miedos y lo que la retenía. Kerrie observaba desde lejos, sonriendo mientras veía cómo el famoso actor era amable y hasta protector con la adolescente. La calidez de Hudson parecía reconfortar a Denise, quien
Kerrie terminó de recoger los restos del ritual en su habitación, asegurándose de que el brazalete de Denise estaba completamente purificado. Lo sostuvo entre sus manos por un momento, sintiendo el alivio de haber completado otra parte de la difícil tarea que enfrentaba. Entonces, escuchó que alguien llamaba a la puerta.Abrió y vio a Hudson apoyado contra el marco, sonriendo.—¿Ya terminaste tu sesión de hechicería? —bromeó, arqueando una ceja.Kerrie sonrió, acostumbrada ya a sus comentarios. —Sí, he terminado. El brazalete está listo para Denise. ¿Qué pasa?—Nada importante. Solo pensé que podrías estar hambrienta. ¿Te apetece cenar algo? —Hudson la miró con ese tono casual, pero en sus ojos había un toque de interés.Kerrie no pudo evitar sonreír ante la invitación. —Claro, no me vendría mal algo de comida. Solo dame un segundo para cambiarme.Hudson asintió mientras ella cerraba la puerta para cambiarse rápidamente. Unos minutos después, ambos bajaron y caminaron hasta un restaura
La noche continuaba mientras Hudson y Kerrie caminaban por las calles del pueblo, envueltas en la suave luz de las farolas. El bullicio de las personas a su alrededor contrastaba con la calma que se había asentado entre ellos. Luego de un rato, llegaron a una banca en una pequeña plaza, rodeada por tiendas y cafés cerrados para la noche. Ambos decidieron tomar asiento, observando el ir y venir de la vida nocturna en el lugar.Hudson se apoyó hacia atrás, mirando las luces titilar a lo lejos. —¿Sabes? Hace mucho tiempo que no me sentía tan tranquilo —dijo, con una voz que reflejaba más paz de la que Kerrie jamás le había visto.Kerrie asintió, compartiendo el sentimiento. —Lo mismo pienso yo. Con todo lo que hemos pasado, especialmente la búsqueda del asesino fantasma… ha sido agotador. Pero ahora, por alguna razón, me siento en paz.Hudson sonrió levemente, todavía con la vista perdida en la calle frente a ellos. —Lo resolveremos pronto, lo sé. Pero… —se giró hacia ella, con una expre
El viento fresco del pueblo acariciaba el rostro de Kerrie mientras ella y la profesora Luz caminaban hacia una pequeña casa de madera, blanca, que se erguía con un encanto rústico en medio del paisaje tranquilo. Era el tipo de casa hogareña que parecía pertenecer a un pasado más sencillo. Frente a la puerta, una mujer de cabello canoso y corto estaba regando las plantas que decoraban la ventana.Cuando Luz se acercó, la mujer levantó la vista y saludó a la profesora con una enorme sonrisa, reconociéndola de inmediato. Kerrie, observando desde atrás, calculó que la mujer debía estar en sus cincuenta y tantos, aunque conservaba una energía juvenil en su rostro.—¡Luz! —dijo la mujer con una voz cálida—. ¡Qué sorpresa verte por aquí!Luz sonrió, un poco nerviosa, y saludó con la mano antes de acercarse. —Hola, Amanda. Sí, hace mucho que no nos vemos. —Luego, hizo un gesto hacia Kerrie, presentándola—. Ella es Kerrie. Quería presentártela porque conocía a Douglas.Al escuchar el nombre d
Todos se reían a su alrededor. La tenían bien sostenida de los brazos mientras Peter Williams le rompía los botones de la blusa para poder encontrar ese méndigo celular que ella ni siquiera había robado. Miró a Aila y esta tenía los ojos cubiertos. Kerrie intentó pedirle ayuda, pero las chicas que estaban a su lado la sacaron del salón. La joven tenía ganas de llorar, de vomitar, de patear el rostro de Peter, pero no podía, no tenía tanta fuerza.—Vaya parece que si tienes busto. Creí que eras una tabla por esa ropa enorme que usas.—Suéltame, yo no tengo nada. — Insistió ella con las lágrimas surcando sus ojos. Peter sonrió malévolamente y comenzó a acercar su mano hacia su pecho cuando una voz fuerte retumbó en el salón.—¡Aléjate de mi novia ahora maldito bastardo! — Todos se quedaron petrificados al ver a Hudson Morgan de pie a su lado. La joven lo miró aturdida notando que no había ni un espíritu detrás de él. ¿Qué diablos estaba pasando?Una semana antes… —Continuando con las
Samantha odiaba a los fantasmas. Los odiaba, sin embargo, eran la maldición de la familia. Desde bebé había visto a esas cosas horribles aparecer en los techos, en la ducha, en el patio, en la calle, incluso en el baño simplemente para pedirle favores o aterrarla de muerte. Y cómo podía negarlo, les tenía miedo. Sin embargo, había aprendido a ignorarlos con la ayuda de su padre. La cuestión era que si los ignoraba por mucho tiempo mala suerte recaía sobre ella. Aun recordaba cuando se había roto el brazo por ignorar a nueve fantasmas consecutivamente. La última vez que hizo algo así un fantasma vengativo casi se deshacía de sus hermanos. Por eso, no siempre los ignoraba y ahora, había seguido a un fantasma hasta el teatro solo para encontrar a un chico que había fingido necesitar ayuda.—¿Quién diablos eres? ¿Qué haces a esta hora en el teatro gritando por ayuda? — El muchacho la miró con los ojos entrecerrados mientras se acomodaba la ropa.—¿Qué hace una loca como tu fuera de un tea
Era viernes por la noche. Sabía que debía de asistir a la fiesta de Aila, pero esto también era importante. Por suerte había conseguido la tarjeta de identificación del profesor Green para ir como voluntaria y estudiante de periodismo hacia la alfombra roja del estreno de la película “Galaxia”. Con esa oportunidad podría acercarse a Hudson Morgan y salvarlo de aquel hombre con feas intenciones.Sin embargo, debía explicarle la situación antes. Al estar con el grupo de periodistas, se escabulló hacia las camionetas y automóviles que hacían fila para que los actores bajarán y se lucieran uno por uno. El espíritu de la mujer no tardó en aparecer.—Bien, no sé cómo te llamas, pero salvaré la vida de Hudson. Dime cuál es el auto y ábrelo por mí para que pueda hablar con él. — El espíritu comenzó a avanzar hacia atrás de aquella cola. La joven la siguió mientras corría. Hudson era uno de los últimos. La camioneta en la que iba era negra y grande. Pronto el espíritu atravesó la puerta y espe