El viento fresco del pueblo acariciaba el rostro de Kerrie mientras ella y la profesora Luz caminaban hacia una pequeña casa de madera, blanca, que se erguía con un encanto rústico en medio del paisaje tranquilo. Era el tipo de casa hogareña que parecía pertenecer a un pasado más sencillo. Frente a la puerta, una mujer de cabello canoso y corto estaba regando las plantas que decoraban la ventana.Cuando Luz se acercó, la mujer levantó la vista y saludó a la profesora con una enorme sonrisa, reconociéndola de inmediato. Kerrie, observando desde atrás, calculó que la mujer debía estar en sus cincuenta y tantos, aunque conservaba una energía juvenil en su rostro.—¡Luz! —dijo la mujer con una voz cálida—. ¡Qué sorpresa verte por aquí!Luz sonrió, un poco nerviosa, y saludó con la mano antes de acercarse. —Hola, Amanda. Sí, hace mucho que no nos vemos. —Luego, hizo un gesto hacia Kerrie, presentándola—. Ella es Kerrie. Quería presentártela porque conocía a Douglas.Al escuchar el nombre d
La habitación del hotel estaba envuelta en un silencio tenso. Kerrie, sentada en la cama con los brazos cruzados, observaba a sus amigos mientras procesaban la última revelación. El aire estaba cargado con la sensación de que se acercaban a algo importante, algo que podría cambiarlo todo.—Douglas es hijo del fallecido Elliott Porter, —comenzó Kerrie, mirando a cada uno de ellos para asegurarse de que entendieran el peso de sus palabras. —Eso puede ser la razón por la que lo asesinaron. Él sabía lo que realmente le pasó a su padre, o al menos estaba buscando la verdad. Muy probablemente, lo mataron para silenciarlo.Dante asintió lentamente, apoyado contra la pared con los brazos cruzados. —Tiene sentido. Pero si es así… entonces, ¿quién es el asesino? ¿Alguien que también estuvo involucrado en la muerte de Elliott?Kerrie suspiró. Esa era la gran pregunta, la que los había perseguido desde el principio. —Eso es lo que aún no sabemos. Pero hay algo más que me preocupa. —Se inclinó hac
El lobby del hotel estaba lleno de anticipación mientras Hudson y Dante esperaban a las chicas. Hudson, con su disfraz de vampiro clásico, miraba el reloj con una sonrisa divertida, mientras Dante, vestido como pirata, no dejaba de ajustarse el sombrero.—¿Crees que tardarán mucho más? —bromeó Hudson, mirando hacia las escaleras.—Están buscando dejarte sin aliento, ya verás, —dijo Dante riendo, cruzando los brazos.Justo entonces, el ascensor se abrió y apareció Hazel, vestida como una bruja, con un vestido negro elegante y su característico sombrero puntiagudo. Al verla, Dante no pudo evitar sonrojarse un poco.—No se sorprendan demasiado cuando vean a Kerrie, —dijo Hazel con una sonrisa traviesa mientras se acercaba.—¡Te ves increíble, Hazel! —dijo Dante, aunque el toque de vergüenza en su voz fue evidente.Hazel le guiñó un ojo y tomó su brazo. —Gracias, pirata. —Luego miró a Hudson—¿Y tú, qué opinas?Hudson sonrió. —Te ves genial, pero estoy esperando a la pitonisa. Creo que me
El viaje de regreso a Roseville estuvo lleno de sonrisas cómplices y miradas furtivas entre Kerrie y Hudson. Después de haberse confesado y haber compartido su primer beso, todo entre ellos había cambiado, pero aún no le habían contado a los demás sobre su nueva relación. Kerrie, más feliz de lo que había estado en mucho tiempo, no podía evitar sentirse emocionada con la idea de estar con Hudson de una manera tan diferente, pero también divertida por el secreto que ambos compartían.—¿Estás bien? —preguntó Hazel desde el asiento trasero del auto, observando a Kerrie con curiosidad.—Sí, solo… cansada, —respondió Kerrie rápidamente, tratando de ocultar su sonrisa mientras miraba de reojo a Hudson, quien estaba conduciendo con una ligera sonrisa en su rostro.Hudson, sin decir una palabra, le lanzó una mirada cómplice. Ambos estaban disfrutando del pequeño juego de mantener su relación en secreto, y aunque se sentía un poco travieso, también era emocionante.Pasaron dejando a los chicos
Todos se reían a su alrededor. La tenían bien sostenida de los brazos mientras Peter Williams le rompía los botones de la blusa para poder encontrar ese méndigo celular que ella ni siquiera había robado. Miró a Aila y esta tenía los ojos cubiertos. Kerrie intentó pedirle ayuda, pero las chicas que estaban a su lado la sacaron del salón. La joven tenía ganas de llorar, de vomitar, de patear el rostro de Peter, pero no podía, no tenía tanta fuerza.—Vaya parece que si tienes busto. Creí que eras una tabla por esa ropa enorme que usas.—Suéltame, yo no tengo nada. — Insistió ella con las lágrimas surcando sus ojos. Peter sonrió malévolamente y comenzó a acercar su mano hacia su pecho cuando una voz fuerte retumbó en el salón.—¡Aléjate de mi novia ahora maldito bastardo! — Todos se quedaron petrificados al ver a Hudson Morgan de pie a su lado. La joven lo miró aturdida notando que no había ni un espíritu detrás de él. ¿Qué diablos estaba pasando?Una semana antes… —Continuando con las
Samantha odiaba a los fantasmas. Los odiaba, sin embargo, eran la maldición de la familia. Desde bebé había visto a esas cosas horribles aparecer en los techos, en la ducha, en el patio, en la calle, incluso en el baño simplemente para pedirle favores o aterrarla de muerte. Y cómo podía negarlo, les tenía miedo. Sin embargo, había aprendido a ignorarlos con la ayuda de su padre. La cuestión era que si los ignoraba por mucho tiempo mala suerte recaía sobre ella. Aun recordaba cuando se había roto el brazo por ignorar a nueve fantasmas consecutivamente. La última vez que hizo algo así un fantasma vengativo casi se deshacía de sus hermanos. Por eso, no siempre los ignoraba y ahora, había seguido a un fantasma hasta el teatro solo para encontrar a un chico que había fingido necesitar ayuda.—¿Quién diablos eres? ¿Qué haces a esta hora en el teatro gritando por ayuda? — El muchacho la miró con los ojos entrecerrados mientras se acomodaba la ropa.—¿Qué hace una loca como tu fuera de un tea
Era viernes por la noche. Sabía que debía de asistir a la fiesta de Aila, pero esto también era importante. Por suerte había conseguido la tarjeta de identificación del profesor Green para ir como voluntaria y estudiante de periodismo hacia la alfombra roja del estreno de la película “Galaxia”. Con esa oportunidad podría acercarse a Hudson Morgan y salvarlo de aquel hombre con feas intenciones.Sin embargo, debía explicarle la situación antes. Al estar con el grupo de periodistas, se escabulló hacia las camionetas y automóviles que hacían fila para que los actores bajarán y se lucieran uno por uno. El espíritu de la mujer no tardó en aparecer.—Bien, no sé cómo te llamas, pero salvaré la vida de Hudson. Dime cuál es el auto y ábrelo por mí para que pueda hablar con él. — El espíritu comenzó a avanzar hacia atrás de aquella cola. La joven la siguió mientras corría. Hudson era uno de los últimos. La camioneta en la que iba era negra y grande. Pronto el espíritu atravesó la puerta y espe
En cuanto bajó de aquel auto, la joven corrió para tomar unas fotos más. Esperaba que Hudson tomara en cuenta sus advertencias. Sin embargo, antes de poder verlo sintió un escalofrío recorres su cuerpo. Conocía esa sensación. Al darse la vuelta se encontró a una pequeña, piel pálida y cuerpo transparente, vestía una bata de hospital y no parecía tener señas de haber sufrido. Kerrie sintió un apretón en el pecho, no pudo evitar pensar en sus hermanos al ver a esa pequeña ahí.—Ayúdame. — Murmuró la pequeña tomando la mano de la joven. Kerrie apretó los ojos y miró al frente a las celebridades que pasaban frente a ella. No podía quedarse, no podía hacerlo. Se alejó de ahí siguiendo a la niña fuera de todo el gentío. La pequeña la arrastró hasta la calle y luego le señaló su celular. Ella lo sacó y pronto tenía la dirección a dónde la pequeña quería que fuera. El hospital universitario. Ella suspiró y luego corrió hacia la parada del autobús.En veinte minutos la joven se encontraba fren