47. EL PLAN

Viviana levantó la cabeza para ver cómo el señor Andrés llegaba con una enorme caja en sus manos, justo cuando ella y Trinidad se disponían ir a encontrar a Federico. Éste lo había visto, al entrar en la sala caminando nerviosamente de un lugar a otro y muy a su pesar, sintió los celos adueñarse de su pecho. No obstante lo saludó cordialmente y se disculpó.

—¡Papá! —lo saludó Trinidad entusiasmada. —Vamos a hablar con Federico que quiero preguntarle algo de leyes, pero ahora que llegaste no es necesario. Viví, ve tú a ver que quiere, yo me quedaré aquí.

El señor Muñóz tuvo que hacer un gran esfuerzo para no maldecir, pues no quería dejar que Viviana fuera sola a encontrarse con su enamorado, pero no podía hacer nada al respecto. La vio alejarse sujeta del brazo de su mamá, en lo que Trinidad se prendía del suyo intrigada al sentir la caja que traía aquel.

—¿Qué es eso papá?

—Es un regalo para ti.

—¿Un regalo?

—Sí, ven vamos a tu habitación. ¿Dónde dejaste a tu esposo?

—Está con Lando
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