Las horas pasaban lentamente mientras Crys se duchaba con pasmosidad, estaba feliz, y quería gritar a los cuatro vientos que estaba enamorada, tenía 15 años y Milan le había preparado una sorpresa, ya eran las siete de la noche, él le había dicho que pasaría por ella en una hora, salió de la ducha y se dirigió a su habitación, aunque al hacerlo chocó con su madre.
— ¡Cielos cariño! —Le sonríe— Milan no ha llegado.
—Eso lo sé, pero voy tarde —Crys frunce el ceño.
—Te he dejado ir con la condición de que llegues a las once de la noche, ni un minuto más, ni un minuto menos, y confío en que Milan sabrá cuidarte.
—Lo sé mamá, no tienes por qué repetirlo —Crys rueda los ojos esquivando a su mamá— tengo que darme prisa.
Crys entró a su habitación y se vistió, había escogido unos sencillos jeans oscuros con pequeñas y largas aberturas en las piernas, unos botines negros, una blusa blanca sin mangas con un estampado de una luna con diamantina, y una chaleco oscuro al estilo rockero, dejando su cabello alaciado y con maquillaje natural, se perfumó, tomo sus cosas y bajo a esperar a Milan.
Aunque cuando lo hizo él ya estaba esperándola, lo saludó de beso en la mejilla y le sonrió, estaba contenta de tener un amigo como él, que a pesar de ser gay, pasaba como hetero para que no la molestaran los demás.
—Milan, te encargo a Crys, los quiero a ambos en una sola pieza —les dice su madre.
—Claro señora, estaremos antes de la hora acordada, solo es para que ambos conozcamos un poco del mundo de nuestros compañeros —Milan le guiña un ojo.
—Solo iremos a una pizzería —Crys se cruza de brazos.
—Yo sé porque les digo eso, tú todavía no sabes cuál es la sorpresa que te tiene preparada Milan —su madre se acerca a ella y le da un beso y un abrazo— feliz cumpleaños cariño.
—Gracias mamá —Crys sonríe y en el fondo se siente enfadada por saber que su padre no le ha hablado, ni un mísero mensaje le había mandado.
Crys y Milan se despidieron y se pusieron en marcha, había que tomar en bus y el metro para llegar, pero a ella le encantaba viajar con Milan, era toda una aventura que valía la pena el tiempo. Cuando estaban a cinco minutos de llegar, la impaciencia la invadía.
— ¿A dónde me llevas? Solo me has dado los lugares que tenemos que atravesar, pero no a qué lugar vamos —dice Crys mientras observa como un tipo le guiña un ojo y ella lo ignora.
—No hagas preguntas, solo sígueme y calla —Milan le pone un dedo en los labios indicándole silencio.
Cuando salieron del metro, los nervios de Crys aumentaban poco a poco pero no decía nada, hasta que dieron una vuelta y se dio cuenta de que estaba parada frente al Lem Krom, el antro más famoso de la ciudad, y en donde dejaban entrar a chicos como ellos si dabas una buena cantidad de dinero.
—No es verdad —dice Crys asombrada.
—Sí, ¡sorpresa! —Milan la abraza por detrás y le da un beso en la mejilla.
—Milan, es increíble —Crys sonríe mientras se da cuenta de que al fondo están haciendo fila un grupo de chicos de la escuela, y en donde se encontraba Tony, el chico que le gustaba.
— ¿Entramos? —pregunta Milan emocionado.
—Claro que sí.
Milan se dirigió hacia la señorita que estaba apuntando algo en una lista, y que estaba en la entrada, le dijo algo al oído y ella sonrió.
Crys estaba tan entretenida asomándose hacia adentro, que no se daría cuenta de que alguien la observaría, alguien que en unos años más, se convertiría en su mundo.
Cuando entraron sintió una emoción enorme, la música estaba a todo lo que daba, los chicos y chicas bailaban y restregaban sus cuerpos con el de sus parejas. Milan nunca soltó la mano de Crys mientras se abrían paso entre la gente, pasaron desapercibidos hasta que llegaron a la barra.
— ¿Quieres algo de tomar? —le pregunta Milan al oído y Crys puede percibir su aliento mentolado.
—Somos menores de edad —Crys abre los ojos como platos.
— ¿Y eso qué? —Milan frunce el ceño.
—Vale lo que tú digas —Crys pone los ojos en blanco.
—No te muevas de aquí, la persona que conozco está del otro lado de la barra, ella nos ayudará —le dice Milán al oído ya que la música está a todo volumen.
Crys asiente y observa como su mejor amigo se aleja y choca con algunas personas, ella intenta relajarse pero su emoción aumenta al ver a lo lejos como Tony le clava su mirada y enseguida le guiña un ojo. Aunque enseguida se pierde entre toda la gente. Estaba tan entretenida que no se dio cuenta de que alguien estaba a su lado, muy de cerca, alguien que...
—Hola ¿lo estás pasando bien? —le pregunta alguien al oído, una voz ronca, pero ella no quería apartar la mirada de Tony, a quien había encontrado de nuevo.
—Sí —responde ella con poco interés.
—Soy Bastian, pero mis amigos me dicen Bas —vuelve a decir el chico pero Crys sigue sin prestarle atención, ni siquiera se había tomado la molestia de voltear a verlo.
—Vale, yo soy Crystalle, pero mis amigos me dicen Crys —responde ella sin mucho interés mientras frunce el ceño al ver como Tony coqueteaba con otra chica mayor que ellos.
—Sabes, creo que nos veremos algún día —dice el chico mientras su voz se pierde entre la multitud.
Crys al escuchar eso decide girar y encarar al chico que le había dicho, pero al hacerlo no se encontró con nadie, buscó con la mirada pero era imposible averiguar quién le había hablado, entre tanta gente.
—Listo —le dice Milan dándole un vaso largo con un líquido amarillo.
— ¿Qué es eso? —Crys frunce el ceño observando el trago como si fuera algún tipo de químico extraño que matará a personas.
—No preguntes y solo toma —le indica Milan con una enorme sonrisa.
Crys hace lo que le pide su mejor amigo, y disfruta esa noche como nunca, sin saber que ese era su segundo encuentro con el que años más adelante sería su gran amor, y su gran perdición.
La celda es fría, pero Crys cierra los ojos y se obliga a pensar en lo que tiene que hacer, no podía estar cerca de Bastian por más que quisiera, se levanta, y comienza a caminar de un lado para otro recordando lo que Hugo le había dicho, lo que Hugo hizo, lo que guardaba.
La luna estaba por lo más alto, mañana tendría visita de Milan, su mejor amigo y cómplice en ese secreto. Se acerca a la reja y observa la oscuridad que inunda aquel lugar.
—Te amo —susurra Crys haciendo que aquella palabra se perdiera entre los pensamientos y sueños de todos en aquel lugar.
La noche estaba cayendo y las ganas de pasar un buen rato aumentaban con el paso incorrecto de minutos, Bastian estaba recostado en la cama de Tony, lo había ido a visitar como hacia cada año, normalmente era él quien iba al pueblo a verlo pero esta vez era su turno.— ¿En serio quieres ir a ese estúpido antro? —pregunta Tony mientras busca algo que ponerse.Desde que Bastian había llegado, investigó los lugares más con concurridos, y populares en esa ciudad, aparte de que moría por conocer a chicas y follar con alguna.—No quiero aburrirme aquí contigo viendo Netflix, como si fuéramos dos novios —dice Bastian soltando el humo que tanto le gustaba inhalar, amaba la marihuana.
Ha pasado más de un mes desde que todo lo trágico que me pudiera suceder, me hundiera en un profundo pozo sin salida, al principio me habían llevado a la cárcel local, pero con el dinero que mi madre y Milan pagaron, lograron meterme a una especie de cárcel para ricos, de esas en donde meten a los chicos problemas de familias poderosas, lo que quería decir que si los hermanos Ferrer fueran a la cárcel por algún crimen cometido, este sería su lugar, y digo chicos porque parece una cárcel con funda de manicomio para chicos y chicas.Aquí todos convivimos por igual, al principio me costó mucho adaptarme pero gracias a mis dos nuevos amigos lo he logrado.Observo como Damaris le enseña a Rapha unos movimientos sobre que hay que hacer cuando alguien qu
Los ojos verdes de Milan se clavan en los míos para después pasar a colocar su fría mirada en Rapha.Pensaba que llegaría más tarde o quizá mañana, pero mi mejor amigo estaba aquí, solté un enorme suspiro y me acerqué a él para saludarlo, Milan era la única parte de mi vieja vida que conservaba, el único que me mantenía a flote en los momentos más difíciles.—Hola —lo saludo.—Crys, ¿por qué ese chico te estaba besando? —me pregunta observando a Rapha alejarse y saludar a sus guardaespaldas.—No tengo idea —encojo los hombros— pasemos a tomar asiento mejor.
Las luces neón alumbran aquel lugar, la música está a todo volumen mientras la gente baila y toma, la droga no faltaba, las chicas vestían entalladamente y se mostraban muy accesibles ahora que todos en el pueblo sabían lo ocurrido, ahora que Bastian estaba de nuevo en el mercado de ligues, pero lo que ellas no sabían, era que el viejo Bastian había vuelto, ese que era una pesadilla para las chicas y una preocupación para los chicos.Termina su copa de vino y se carcajea interiormente al saber que todos piensan que Bastian se ha acostado con modelos, lo cierto es que lo ha intentado, pero no puede, Crys, ella es la causa de su sufrimiento, ella siempre aparece en todos lados para impedirle que sea feliz ¿quién se cree? La amaba con locura, la deseaba solo a ella, pero cuando estaba ebrio quería demostrarse a s&i
No pasé una buena noche, no dejaba de pensar en todo lo que me esperaba cuando saliera, en todo lo que tenía que enfrentar, pero nada era comparado con tener que enfrentar a Bastian, temía que si le contara todo me rechazara, muchos habían tratado de separarnos desde que él y yo nos conocemos, pero solo una persona lo había logrado y no precisamente fue Annethe, no, fue Hugo.Me volteo de lado para intentar dormir nuevamente, pero sin conseguirlo, no podía salir, así que comienzo a caminar de un lado a otro en plena oscuridad. Lo extrañaba, lo amaba, pero estaba rota por dentro, no lo merecía. Desde que había llegado a este estúpido lugar no me permití llorar, pero ahora, estando a unas cuantas horas de salir de este encierro, me siento en el suelo colocando mis rodillas en mi pecho y lloro, lloro
Yo respiro profundamente, es como si me despidiera de un sitio que me acogió, aunque fue todo lo contrario, en aquel lugar nació la nueva Crys, ya que la vieja yo, estaba muerta.Me doy la media vuelta y me dirijo hasta el guardia, quien me veía con lujuria y mal humor al mismo tiempo, paso por una especie de recepción en donde me entregan una canasta plateada y fría, ahí estaba una pulsera de oro puro que traía la vez que me trajeron, mi celular, y unos cuantos billetes, observo todo eso y me doy cuenta de que no los necesito, todo eso me trae malos recuerdos, le aviento una mirada cómplice al chico que me tendió aquello, y le sonrío.—Quédatelos si quieres, no los necesito —digo tajante devolviéndole aquella canasta fría de metal.
Por fin tenía frente a mí a Bastian, en cuanto me vio me estrechó contra él, sentir su cuerpo tan cerca del mío me hizo ser débil por unos momentos, y me besó, una lucha interna abrió paso al deseo encerrado por meses, no pude rechazarlo, ¿a quién engañaba? Yo también lo deseaba, su lengua se mueve ágilmente dentro de mi boca y mis manos reaccionan desobedeciendo mis órdenes, agarrándose de sus hombros, pero la magia acaba cuando veo en mis pensamientos los ojos de Hugo, y esa sonrisa que me perturba recordar.— ¡No! —lo empujo con todas mis fuerzas.—Crys, te tengo una sorpresa —estira su brazo para que yo lo tome sin importarle lo que acababa de hacer— no digas nada hasta que lo veas por tu cuent
Bastian estaba acostado en el piso de su habitación, en cuanto se fue de aquel sitio en el que pensó que Crys estaría feliz con su sorpresa, llegó a su casa y sacó una botella de Ron, llamó a Erick y a sus amigos para que le hicieran compañía y tener alguien con quien hablar de sus miserias. Crys estaba muy cambiada, estaba más delgada y ahora era rubia, se había cortado el cabello arriba de los hombros, aunque conservaba sus ondas naturales, estaba guapísima y en cuanto vio y besó aquellos labios carnosos, deseó hacerle el amor en ese instante.—Creo que debes hablar con ella nuevamente —propone Jesse, quien no dejaba de tomarle fotos a Bastian— tal vez está asustada.—Ella es mía —suelta Bastian borrac