Bastian estaba acostado en el piso de su habitación, en cuanto se fue de aquel sitio en el que pensó que Crys estaría feliz con su sorpresa, llegó a su casa y sacó una botella de Ron, llamó a Erick y a sus amigos para que le hicieran compañía y tener alguien con quien hablar de sus miserias. Crys estaba muy cambiada, estaba más delgada y ahora era rubia, se había cortado el cabello arriba de los hombros, aunque conservaba sus ondas naturales, estaba guapísima y en cuanto vio y besó aquellos labios carnosos, deseó hacerle el amor en ese instante.
—Creo que debes hablar con ella nuevamente —propone Jesse, quien no dejaba de tomarle fotos a Bastian— tal vez está asustada.
—Ella es mía —suelta Bastian borrac
Los primeros rayos del sol se filtran por mi ventana, ahora que todo estaba tan diferente, se iluminaba más, apagué el despertador y volví a cerrar los ojos rogándome mentalmente cinco minutos más, pero al poco tiempo mi madre toca la puerta para entrar e irrumpir mi paz interior.Cuando le doy entrada, se acerca con una enorme charola que contenía jugo de naranja, un pan tostado con mermelada de frambuesa, y fruta picada.—Buenos días, dormilona —mi madre me saluda con un beso en la frente y una enorme sonrisa, agradecía sus afectos, pero era demasiado empalagosa y sabía que lo hacía porque en el fondo se sentía culpable por lo que me pasó— hoy es Sábado, ¿tienes planes?
Sabía que Martín siempre estaría dispuesto a verme, y a hablar conmigo, necesitaba que alguien ajeno a mi círculo de amigos, me aconsejara, ahora que Chuck lo sabía, era un peligro, aunque en el fondo existiera esa voz diciéndome que no escapara, que le contara todo a Bastian, pero...Me cambio de ropa, unos sencillos shorts azul cielo, converse negros, una blusa sin mangas blanca, me maquillé y bajé a la sala principal, en donde estaban Saskia y mi madre viendo revistas de maternidad.— ¿Vas a salir cariño? —me pregunta mi madre.—Sí, necesito respirar un poco de aire, iré al pueblo, me muero por probar mis donas favoritas —contesto con tranquilidad mientras me acerco a mi peque
Los nervios me mataban, no estaba muy segura de contarle toda la verdad, pero al menos lo intentaría, ahora que Martín me había dado un pequeño empujón, lo haría.Bastian no me quitaba la mirada de encima, estudiaba cada movimiento mío, cada reacción, y terminaba por convertirme toda aquella situación, en un manojo de nervios.— ¿Y bien? —enarca una ceja.—Yo...Volteo detrás de él y observo que sus amigos vienen hacia nosotros, lo cual me deja un poco más tranquila, y en cierta forma vi una escapatoria.— ¡Vaya Crys, te ves diferente! —dice con asombro Romel
La lluvia no paraba y no podía defenderme, los ojos de Hugo estaban observando mi cuerpo con deseo, sus ojos estaban inyectados, y por el olor se notaba que había fumado marihuana.—Ahora si llegó mi turno, te voy a disfrutar como nunca nadie lo ha hecho, ni siquiera el imbécil de Bastian Woodwryn —dice con desprecio mientras yo hago un intento inútil por escapar.—No lo hagas, por favor, tú no eres como Annethe, tú...— ¡Cállate zorra! —Me da una bofetada que me duele más que el alma en esos instantes— ¡No menciones a mi hermana!Abro los ojos como platos al escuchar eso, ¿era cierto lo que había escuchado? O s
Bastian estaba furioso, no podía con lo que Crys le había contado, pero prefirió no mostrarse mal ante ella, ya que su sufrimiento era bastante, cuando ella le contó todo eso, una explosión de emociones se alojaban en su pecho, no lo podía creer, estaba confundido, se sentía frustrado per no haber podido defenderla, cabreado con Hugo por haberla tocado, su único alivio era que estaba muerto.Cuando se despidió de Crys y permitió que se marchara primero, gritó como nunca, maldijo a Hugo y a Annethe, pero sobre todo, a su padre, ¿cómo es que aquel hombre que tanto admiraba le hubiera hecho eso a su madre? ¿Ella lo sabía? Necesitaba respuestas, así que se puso de pie y caminando como si fuera un muerto viviente, salió de la cabaña de Crys, se dirigió a su carr
Me quedé impactada al escuchar que aquel anciano era mi abuelo, padre de mi madre, a pesar de su avanzada edad, era alto, cabello canoso que seguramente en algún momento estuvo lleno de vida, ojos azules, idénticos a los míos, y debo admitir que se parecía tanto a mamá, sin duda era mi abuelo, creía que estaban muertos o algo por el estilo.—Creo que lo más sensato es que me presente —aquel anciano se pone de pie y se dirige hacia mí— soy Alberth Bellowk, tú abuelo, padre de Nathaly, tu madre.Yo no supe que decir, aparté la mirada para colocarla en mí madre pero ella parecía perdida, es como si no estuviera con nosotros.—Un, placer… —murmuro.
Mi cabeza daba vueltas, todo estaba mal, o al menos eso creía, cuando aquel chico me dijo que era mi primo, no lo podía creer, mi madre tendría que darme muchas explicaciones, para empezar, no sabía que tenía una hermana, toda mi vida había vivido dentro de una mentira, recuerdo que cuando era más pequeña, solo una vez le pregunté porque no tenía primos con los que jugar, a lo que ella muy amable me contestó que para eso estaba Milan, que él llenaría todos mis vacíos, después cuando cumplí los once años, me dijo que toda su familia vivía muy lejos, y que era lo mejor, pero ella no hablaba más del tema y yo no preguntaba, porque realmente no me importaba.Y ahora, de la noche a la mañana salía de una prisión, le conté mi secreto a
La tarde ya había caído, la madre de Crys se escabulló de la casa dejando a la bebé con Saskia, diciendo que iba a la casa de la madre de Bastian, pero no era así, sus planes eran distintos, subió a su carro y arrancó, solo había un lugar al que debía ir antes de que todo se fuera por la borda, su celular había estado sonando, era Brandon, pero rechazó todas las llamadas, no quería que nadie la interrumpiera, y eso lo incluía a él.Mientras manejaba y apretaba el volante con fuerza, no dejaba de pensar en aquel recuerdo del pasado, en aquel día en el que ella había escapado de la jaula de sus padres.— ¡Pero papá, no pienso casarme con un primo, quiero estudiar teatro, quiero hacer muchas cosas antes de casa