Kilian
Kilian Fox a sus veintisiete años era uno de los hombres más exitosos en el mundo de la tecnología automotriz; seguro de sí mismo, agradable, elegante, seductor y muy bien conservado, sin llegar a ser un muñeco de revista. Cualidades que también lo convertían en uno de los hombres más apetecibles de la ciudad, pero también uno de los más difíciles de atrapar. Sin embargo, en ese momento de su vida, todo ello no le servía para nada. Hubiese ofrecido su fama y su fortuna entera a cambio de evitar la incertidumbre y el dolor por los que atravesaba esa noche.
Sentado al lado de esa cama de hospital, observaba a Anna Petrova entubada, inerte. Unas pocas horas antes, esa hermosa mujer contaba con una existencia plena, una carrera exitosa en el mundo del modelaje y ahora pendía de un hilo, un milagro. Lo más lamentable, era esa frágil vida inocente unida a la suya.
Se le hacía muy difícil asimilar lo acontecido esa noche. Deseaba poder borrarla o por lo menos, haber actuado de manera diferente. Si solo hubiese puesto atención a la llamada anónima, en la que incluso le dieron la dirección donde se suponía se encontraba ella en ese momento. Seguro habrían discutido como solían hacer, por su testarudez, pero quizá habría evitado ese fatídico accidente y aunque ya no había nada por hacer, no podía dejar de pensar y recriminarse por ello.
Y aunque Anna se encontraba en buenas manos, la frustración lo estaba acabando. Su amigo, Maximilian North, era uno de los mejores neurocirujanos del país, confiaba en él como profesional, aunque como hombre y aliado, un poco menos que en el pasado, porque sabía sobre lo que ocurrió entre ellos en el pasado, y no fue por Max. La misma Anna se lo confesó con la intención de despertarle celos después de una noche de fiesta en la que insistió en quedarse en su casa, pese a las reglas acordadas sobre lo que tenían. Ella se enfadó aún más al darse cuenta que había fallado en ambos cometidos.
Era una mujer atractiva, segura de sí misma y de sus atributos, a la que no detenía una simple negativa y coincidían en muchos sitios. Eso lo orillaba a retomar sus encuentros con más frecuencia, pero bajo la única condición de disfrutar y eso parecía venirles bien a ambos.
Pero esa tarde, tuvieron la peor de las discusiones cuando ella se presentó en su casa con maletas en mano, exigiéndole ciertos derechos, para desagrado de Mary y de él mismo.
Cuando le aseguró que esperaba un hijo suyo, concebido quién sabe dónde o cuándo. Él le dijo que se haría cargo, pero que vivirían separados mientras nacía el bebé y luego realizarían las pruebas correspondientes para comprobar su paternidad. Ella explotó furiosa y salió de la casa de la misma forma en que llegó, mostrándose ofendida.
Miró el monitor con sus pulsaciones y se perdió en él, cavilando en que si esa fatalidad no hubiese ocurrido, tampoco habría visto a Kassidy. Fue un enorme impacto darse cuenta de que llevaba demasiado tiempo extrañándola, ansiando su compañía, igual que su ácido sentido del humor y su aguda forma de percibir las cosas.
—¿Aún por aquí, Fox? Solo tenías autorizado unos minutos —le reclamó Max al entrar a la habitación y lo alejó de sus pensamientos.
—Lo sé, ya me iba. Se me pasó el tiempo sin darme cuenta —explicó con genuino pesar.
—No te preocupes, comprendo tu estado. La situación es muy difícil de asimilar, pero puedes estar tranquilo. Está en buenas manos.
—¡Están… en buenas manos! —corrigió Kilian con un deje de molestia.
—¡Eh, sí!, Con respecto a eso…
—Con respecto al bebé. —Kilian no lo dejó terminar antes de agregar—: Mira, North, seré quien tome las decisiones sobre ambos por ser la última pareja pública de Anna. Enviaré por su madre a Europa y, con ella tomaremos las decisiones necesarias.
Su seriedad no le dejó más opciones al doctor Maximilian North, quien apretó los dientes y su mandíbula crujió. No podía rebatir aquello. La semana anterior los medios mostraron el reencuentro de la famosa pareja, muy a su pesar, y ahora, ese bebé cambiaba todo el panorama. Anna no le había lanzado la noticia, pero él también podría ser el padre, aunque no era capaz de hacerlo público o ella no se lo perdonaría jamás. Se lo había advertid; si lo hacía, la perdería definitivamente.
—Comprendo —se forzó a contestar—. Pero ya debes irte. Estarás informado sobre cualquier cambio.
Ninguno de los dos salía de la habitación, retándose con la mirada.
Al final, fue Kilian quien se puso de pie, acercándose a Anna.
Se despidió de ella con un beso en la frente y al voltearse, le divirtió ver la expresión de su amigo totalmente convulsionado, pero no lo mencionó, no había necesidad después de dejar las cosas claras. Le tendió la mano y se dieron un abrazo brusco para despedirse.
Kilian salió de la habitación con la esperanza de que Anna despertara pronto. Esta situación lo superaba, pues hasta esa noche, todo estaba bajo control en su vida, como a él le gustaba.
No sabía por qué hecho toda esa demostración de macho alfa allá dentro, cuando en realidad él no tenía más derechos que su amigo sobre esa mujer, pero entonces, recordó a esa pequeña criatura gestándose en el cuerpo de la modelo y dejó de sentirse mal. Si bien era cierto que sus sentimientos por ella no superaban el simple afecto, los buenos momentos compartidos bastaban para protegerlos, a ambos. No importaba si alguien opinaba distinto.
Se dirigió a la sala de espera y se sintió culpable al advertir a Mary dormitando en una incómoda silla. Se acercó suavemente para darle un beso en la cabeza y ella despertó.
—Es hora de irnos. Te llevo a casa, pero en un par de horas debo regresar —dijo ayudándole a ponerse de pie y llamando la atención de una de las enfermeras, quien se ofreció a sacarlos de allí con discreción.
Al salir del hospital no quiso reconocer su desilusión al no encontrar a sus amigas, pero no mencionó nada o Mary se burlaría de él por todo el camino.
Ellos vivían en Steeple Hill Crescent, en la casa que perteneció a sus abuelos y que él heredó cuando fallecieron. No tardarían más de media hora en llegar.
El camino se tornó en uno muy silencioso, hasta que se rompió por una llamada telefónica.
—Fox —respondió de manera ausente.
—Señor, habla Clara. Lamento llamarlo en plena madrugada, pero he de confirmarle que ya me contactó el asistente de la señorita Evans, para redactar el comunicado de prensa sobre el accidente de esta noche. El señor Kovac se hará cargo de ser el portavoz mañana a primera hora. Mis disculpas por no haberlo hecho antes.
—¿Evans? ¿Kassidy se hizo cargo? —interrogó confundido.
—Eh…, su asistente, pero sí —contestó Clara con un deje de duda en su voz—. Él me dijo que usted estaba al tanto, ¿es eso correcto?
—¡Por supuesto, Clara! Te lo agradezco. Buenas noches, querida —zanjó sonriendo como bobo.
Gesto que Mary no dejó pasar al cubrirse la boca con la mano, en un intento vano por acallar las carcajadas y después le dio un par de palmaditas conciliadoras en el hombro como parte de su puesta en escena para enfadarlo.
Kilian prefirió cerrar la boca. Conocía los alcances de Mary para burlarse de él hasta dejarlo furioso, así que lo más sensato sería ignorarla.
Después de unos minutos por fin entraron a casa y cada quien buscó su habitación, deseándose una buena noche o lo que quedaba de ella para descansar un rato.
Al entrar a su habitación, detuvo de manera brusca la acción involuntaria y totalmente inconsciente de marcar el número de Kassidy.
—¡Por Dios, Kilian! ¿Estás loco o eres idiota? —dijo, alejando el teléfono de su mano y lanzándolo a la cama cual granada a punto de explotar.
Decidió darse un baño y bajo la ducha, recordó la razón por la que Kassidy llegó al hospital y se avergonzó. Debió haberlo considerado un hombre patético, pero no lo pensó así al marcar su número. Estaba conmocionado.
Y al verla, parte de su dolor se desvaneció solo con su mirada, con tener sus brazos alrededor de su pequeño cuerpo. Cuánta calma sintió con su cercanía y ese era uno de los tantos efectos que tenía sobre él y que tanto añoraba volver a experimentar.
Salió del baño, se vistió nada más con un pantalón de pijama y se tumbó sobre la cama.
En ese momento, se dio cuenta de que ya no sentía el hueco en el pecho que lo acompañaba desde hacía un tiempo. Con esa extraña y nueva sensación de sosiego, recordó tener nada más que un par de horas para cerrar los ojos. Debía regresar al hospital y hacerle frente a su nueva y caótica realidad.
Solo le pidió al cielo entre susurros que todo acabara pronto para recobrar la vida que antes tenía.
Kassidy Pequeños rayos del sol se filtraban entre las cortinas cuando Kassidy abrió los ojos y decidió levantarse e ir al baño. Al salir, buscó ropa en el armario. La mantenía allí por si decidía quedarse un fin de semana con su amiga. Candace hacía lo mismo en la que hasta la noche anterior era su casa. Justo en el momento de salir de su habitación y caminar por el pasillo, una de las puertas dobles de la entrada se abrió y se encontró a Candace vestida con ropa deportiva y una toalla sobre el cuello. El edificio donde vivía contaba con un gimnasio bien equipado, así como otras áreas recreativas. Era un buen lugar para vivir y de no haberse mudado con Roger, habría elegido hacerlo allí y cumplir el plan de vivir juntas que nunca pudieron realizar una vez graduadas. —Me baño mientras preparas nuestro desayuno, pequeña víbora —dijo Candace socarrona, golpeándole el hombro con el suyo al pasar a su lado—. Y no te olvides de nuestra conver
Kassidy El día estaba radiante, pero seguía frío debido al invierno, así que ambas se acomodaron dentro del auto con rapidez para disfrutar de la calefacción. —¿No me vas a ayudar a empacar? —Kassidy miró a su amiga con un poco de angustia. No es que tuviera miedo de Roger, pero no quería estar a solas con él y mucho menos discutir. —¿Empacar yo? Me tomé la atribución de llamar a Josh desde temprano. Él está haciendo las maletas por ti. Solo vamos en función de supervisoras. ¿Sabes? Para ser un genio en los negocios, te hace falta aprender a delegar funciones —dijo divertida y se puso en marcha. —Sé hacerlo, ridícula, pero esto se trata de un asunto personal, delicado y, Josh tiene una vida. Es fin de semana —contestó incómoda. —Como si Josh no muriera por saber qué tipo de lencería usas. Además, tú eres parte de su vida… Aunque debo reconocerlo; a veces compadezco a ese apetecible y desperdiciado dios griego —terminó con un lamento. —Deja en paz a Josh, porque tiene una par
Kilian Kilian salió hacia el hospital desde muy temprano, sin siquiera esperar a Mary para el desayuno. Al llegar, se fue directamente al consultorio de Max, pero según su secretaria, aún no había llegado, así que decidió buscar a la última enfermera que le atendió la noche anterior y tuvo suerte al encontrarla en el pasillo. La saludó con familiaridad y le pidió información sobre Anna y cómo había pasado la noche, pero su objetivo principal era convencerla para que le permitiera entrar a verla. Como la mayoría de féminas bajo sus encantos, aceptó de inmediato, no sin antes explicarle que su turno estaba por terminar y que lo acompañaría solo por unos minutos, porque si los descubrían, podía ocasionarle muchos problemas. Justo en el momento de girar la manija, la puerta se abrió y tras ella, se encontraron a un Maximilian North somnoliento, con el cabello revuelto en todas las direcciones posibles, quien al levantar su rostro y reconocerlo, se tensó por completo. Con una mirada de
No se había preparado emocional ni psicológicamente para verla tan pronto, pero el sujeto lo seguía mirando y se obligó a reaccionar como el hombre adulto en el que se había convertido y por un momento olvidó al jovencito enamorado que fue y con él dejó de lado el pasado y la historia que traía a cuestas con la mujer que estaba del otro lado de la pared.—Hola, vine a ver a Candace, soy… El hombre no lo dejó terminar, se le acercó con la taza y se la ofreció.—Te conozco, Kilian Fox, ¿cierto? —Le ofreció la mano para saludarlo y tomó agradeció la taza con té—. Soy Josh Cage. ¿Qué te pasó? No quiso responder a su pregunta, porque le pareció que no era el momento oportuno para decir que se había pegado con su mejor amigo por la misma mujer y porque en realidad lo que pensó en cuanto lo vio es que Candace los elegía cada vez más jóvenes. Aunque, al menos este iba vestido. No pudo continuar con sus cavilaciones, pues al avanzar a la sala el corazón ya le golpeaba con demasiada fuerza y
La noche ya había caído cuando Candace entró a la habitación que ocupaba Kassidy. Se sentó a su lado a la orilla de la cama y le acarició la espalda suavemente al susurrar:—Sé que no duermes, así que abre los ojos, porque necesitamos hablar. Josh me contó tu débil evasiva farmacológica para escapar de Kilian. —Al notar que no le hacía caso, cambió de táctica subiendo al colchón y empezó a saltar sobre él como una chiquilla—. Él ya se fue, pero un amigo mío está aquí y quiere verte. —No estoy de ánimo para conocer a tus amigos, Candace —dijo Kassidy abriendo los ojos y colocando ambas manos sobre su rostro. Intentó hacerla parar, sujetando una de sus piernas, pero se soltó y la evadió al correr alrededor de la cama haciéndola reír, ella no iba a madurar nunca—. Tus amigos son raros. —No sé qué significa eso y no quiero saberlo, porque te recuerdo que eres mi amiga más antigua. Él es abogado y te ayudará a manejar de la mejor manera lo que decidas hacer. —Pero aún no sé qué hacer.
Fue un día cargado de emociones perturbadoras para él, todas ellas generadas por la misma fuente: Kassidy Evans. Hacía mucho no sentía esa tempestad por dentro y la emoción que lo dominaba esa noche era la absoluta y sofocante ira. Kilian parpadeó un par de veces como saliendo de un trance cuando llegó frente al Avant—Gard casi sin darse cuenta, el bar quedaba a unas calles del edificio donde vivía Candace y lo visitaban juntos con frecuencia. Era un lugar de paredes decoradas con obras de arte hechas a mano inspiradas en Kandinski y con carteles de la época soviética, buena música en vivo y un ambiente agradable. Lo que necesitaban después de una semana llena de trabajo cuando no querían ir a los mismos lugares de siempre y encontrarse con demasiados conocidos.Pidió un mahattan a la chica de la barra y le dio el primer trago, disfrutando de la combinación del vermut junto al whisky en su garganta, su bebida favorita. Pero ni siquiera eso pudo tranquilizarlo. También intentó disfrut
A Kilian se le había hecho muy difícil conciliar el sueño y lo había logrado hacía solo por un par de horas, por lo que despertó sintiéndose más cansado que antes de irse a la cama. Al bajar a la cocina y notar en Mary una mirada acusadora, supo que debía dar muchas explicaciones por no ponerse en contacto con ella en todo el día de ayer. Ella había sido más que una madre para él en los peores momentos de su vida y por lo que parecía, seguiría siendo así y por ello le guardaba la mayor de las consideraciones y agradecimiento, por ello, ahora tenía que anticiparse a sus reclamos.—¿Cómo amaneció mi linda y maravillosa Mary? —dijo acercándose meloso, con una dulce sonrisa y depositando un beso en su mejilla. Ella ni se inmutó—. Lamento no haberte llamado ayer, pero tuve un día intenso y debía...—Tranquilo. —Detuvo a Kilian con la mano y a su vez se movió con agilidad por la cocina, sirviéndole el desayuno—. Me enteré de que estuviste un momento con Candace, ella sí me llamó para no pre
Ellas estuvieron casi toda la mañana con el médico que les recomendó el abogado la noche anterior, con quien tenían que verse en casa de los padres de Candace y entregarle el parte correspondiente ese mismo día por la tarde.No fue tan incómodo como Kassidy temía. De hecho, el doctor fue muy comprensivo cuando ella se cohibió un poco mientras realizaba su revisión. Le hizo varias preguntas mientras llenaba el formulario y la felicitó por su valentía, pero no dejó pasar el comentario de que lastimosamente, muy pocas personas denunciaban estos hechos. Sin embargo, ella no se sentía valiente ni mucho menos, pero ya la habían convencido de que debía hacerlo como una medida de precaución. Él también sugirió solicitar ayuda profesional con un psicólogo, pero se negó en redondo, porque pese a como la veían los demás, ella no se veía a sí misma compartiendo aquella situación con otro extraño. Llegaron después del medio día a casa de los padres de Candace donde la estimaban mucho. Según ello