Mary era la única persona a la que Kassidy no lograba eludir por más que quisiera. Con ella se mostraba como era, pues tenía la habilidad de despojarla de su armadura, su arrogancia, su fuerza y hasta su mordaz ingenio, que usaba para defenderse y convertirla en la niña que había acogido años atrás, con una simple mirada.
No podía contra esa mujer, quien con el tiempo se convirtió en su resguardo, su calma, su dirección y por quien gracias a sus consejos, no desfalleció al trazarse objetivos que muchos tildaron de ambiciosos, pero que ella había apoyado sin dudar y los logró. Vivía agradecida, porque la hubiese incluido en su vida sin tener ninguna obligación. Así que suspiró vencida y dijo:
—Bien, te lo diré, pero antes, dime lo que pasa aquí. Lo mío no tiene importancia en este momento, hablaremos luego sobre el tema, ¿te parece?
—Me parece justo. —Entonces, se dispuso a describir el preludio de esa fatal noche, extrayendo antes un pequeño pañuelo de su bolso—: Esta tarde, Kilian recibió una llamada anónima. Le dijeron que Anna lo engañaba con otros hombres y le dieron una dirección. Ignoró el mensaje y me aseguró que no le importaba tal acusación, porque ellos no tenían ningún compromiso y siguió trabajando en casa, pero lo noté intranquilo. Un par de horas después, recibió otra llamada, esta vez del hospital. Él figuraba como contacto de emergencia de una paciente que tuvo un accidente automovilístico y aquí estamos.
—Mary, tú no me dijiste que Kilian esperaba un hijo con nadie.
—Nena, nos enteramos esta noche. Un médico nos dijo y como debes saber, él no tiene nada serio con nadie. Esa muchachita entraba y salía de su vida constantemente, como muchas otras –dijo apenada, pero con un leve brillo de picardía que Kassidy decidió ignorar.
—No puedo creerlo, ¡un hijo! —soltó incrédula.
—Tiene solo unos meses de embarazo. Y aquí entre nosotras, no estoy tan segura de que mi Kilian sea el padre. Hay tantas cosas…
—Sí, tantas cosas… —repitió contrariada. Al notar cómo la veía Mary intentó cambiar su expresión, pero ya era muy tarde.
—Nunca cambiarás, mi pequeña. ¿Dónde te está llevando esa cabeza tuya? —indagó, tratando de descifrarla con una sonrisa enigmática.
—¡Por Dios!, ¿me vas a decir que no notaste a ese doctor? Estaba a nada de golpear a Kilian cuando hablaban de esa mujer —recalcó airada.
—No se te escapa una, ¿cierto? —dijo muy seria—. Él es una de las tantas razones por las cuales esa relación nunca funcionaría. Ese muchacho tiene sentimientos más fuertes por esa chica que Kilian. Y también está ese otro, con quien tuvo el accidente, él falleció ¿sabes? Era modelo, como ella, pobre chico.
—¡Vaya! En esta tragedia no sé quién realmente será el verdadero afectado, aparte del bebé.
La conmoción la llevó a cubrirse el rostro con ambas manos y Kassidy se sintió culpable por decirlo.—Así es, nena, pobre criatura inocente —dijo Mary apesadumbrada y Kassidy sabía que no fingía—. Pero tiene a personas que le queremos desde ya. Tendrá mucho amor en su vida.
—Hay algo que no comprendo. —Con un gesto de confusión colocó uno de sus codos sobre sus piernas cruzadas y sostuvo su quijada con la palma—. ¿Qué pasa con Kilian?, parece demasiado afectado y, ¿por qué me llamó precisamente a mí, en lugar de a Candace? No hablamos desde hace mucho.
—¿Te parece poco enterarse de todo este lío en una misma noche? Sí que llamó a Candy, pero al parecer no estaba disponible, le mencionó algo sobre un trabajo de investigación, ya sabes cómo es cuando se concentra en sus artículos de moda. Además, no tiene nada de malo que haya acudido a ti. No te diré que no me sorprendió, pero, debes admitir que es una buena forma de hacer las paces de una vez, ¿no te parece?
—Sí, creo que tienes razón.
En ese momento las dos mujeres dirigieron su mirada al pasillo. Kilian y Candace venían juntos hablando apaciblemente, con un vaso de café cada uno. Al acercarse, ambos extendieron el café que llevaban hacia Kassidy y Mary resopló:
—¡Claro!, y la anciana puede morir de hipotermia, ¿cierto? Muchas gracias.
Los tres la vieron sorprendidos, pero Candace fue más rápida y desvió el vaso que llevaba a sus manos, para luego darle un beso en la mejilla. Todos sonrieron y se miraron entre sí, no era la primera vez que compartían escenas como esas y hacía parecer que el tiempo no había pasado, pero sí que lo había hecho.
—Y al final no viajaste, pequeña arpía —le dijo Candace a su amiga con una sonrisa de oreja a oreja y mirando de soslayo a Kilian con una ceja arqueada.
—¡Vaya! Pensé que este holograma era suficiente para evadir tus comentarios, dulce Candy —contestó aburrida y sin ánimos de seguir sus juegos cuando estaban los tres juntos.
Habían ocurrido demasiadas cosas entre ellos como para retomar su amistad sin más y eso la hizo sentir incómoda y apesadumbrada. Eran sus amigos de siempre, pero ya nada era como antes.
No agregaron nada más y pasaron un par de horas en las que solamente se miraban de vez en cuando, sin intención de iniciar ninguna conversación, cada uno en su asiento, en la fría sala de espera del hospital de la región.
Kassidy le respondió un mensaje a Josh, su asistente, para que pospusiera el cambio del nuevo boleto hasta nuevo aviso y volvió a su asiento, tratando de no mirar a su derecha y no detallar el perfil de Kilian, aunque lucía más fuerte, más maduro.
Justo a la medianoche, se acercó una enfermera hasta el grupo, informándoles que la paciente había sido trasladada a la unidad de cuidados intensivos y que autorizaron que solo una persona la viera por unos minutos, pero fue enfática al explicar que nadie podía quedarse con ella por el momento.
La molestia de Kilian fue la suya, pero por un motivo en el cual no quería ni debía pensar. Seguro pasaban esas cosas por su cabeza, debido a la conmoción de unas horas atrás, con su vida como la había organizado, con el regreso de él a lo que quedaba de ella. Se iba a volver loca.
Kilian se puso de pie de inmediato, se volteó hacia ella y la tomó suavemente de la mano derecha, logrando que se pusiera a la defensiva, pero apenas la miró a los ojos al decir:
—Gracias por haber venido y acompañarnos, pero no es necesario que se queden. Les avisaré sobre cualquier cambio. Es mejor que se vayan a descansar.
La soltó de inmediato con un leve temblor en la mano y lo vieron perderse por el pasillo.
Candace y Kassidy se miraron sorprendidas, pero fue Mary la que rompió el silencio:
—Chicas, yo las mantendré informadas. Kilian tiene razón. No hay nada que podamos hacer aquí. No sabemos por cuánto tiempo estaremos en este lugar en los próximos días.
Ambas sabían que no se discutiría más y se ofrecieron a acompañarla hasta el regreso de Kilian. Sin embargo, las rechazó y las sacó de allí, no sin antes advertirles tener cuidado a la salida con los reporteros.
El personal del hospital les informó que estaban apostados en el estacionamiento, esperando declaraciones de personas allegadas a los famosos modelos.
Candace le ofreció a Kassidy irse juntas a su apartamento. Ella vivía en Besserer Street y estaban más cerca del hospital. Aprovechando que era viernes y para no dar demasiadas explicaciones, aceptó su oferta. Su otra opción hubiese sido quedarse en un hotel y eso despertaría demasiadas preguntas a las que no quería responder por el momento.
Un guardia les ayudó a salir y pasar desapercibidas.
Al subir al auto, Kassidy abrió su bolso, encontrando su teléfono lleno de notificaciones.
—Oye, enana, ¿te has hecho famosa y yo no me enteré? —bromeó Candace.
No obtuvo la respuesta que esperaba, excepto una especie de gruñido, porque Kassidy a esa hora ya no daba para más.
—Es trabajo, nada más, Candy —explicó fríamente y desvió su mirada un momento hacia la ventanilla, ignorándola, antes de volver a ponerle atención a la pantalla.
No tenía el menor interés de hablar del tema hasta no tener más opción. No quería pensar en ello, por lo menos por el resto de la noche. Había tomado la decisión de marcharse y eso haría, pero ahora con lo de Kilian…
Entonces, recordó que necesitaba hacer una llamada más y a su vez, borró todos los mensajes que recibió en todas esas horas de parte de Roger, sin leer uno solo. Todavía no estaba segura de cómo reaccionar ahora que la impresión había pasado.
—Para servir a su majestad… —contestó una voz medio adormilada.
—Josh, necesito un favor más. Comunícate con Clara, la asistente de Kilian Fox, quiero que se pongan de acuerdo sobre el comunicado de prensa y su postura sobre el accidente. Aprovecha para llamar a tus amigos cibernéticos y filtrar información que no afecte la imagen de los involucrados, ¿entendido?
No hizo ni una pausa, hasta que volteó hacia Candace y esta la veía con una expresión de asombro abriendo la boca en exceso, alternando su mirada entre la calle y ella.
—De hecho, hace treinta minutos hemos dejado todo listo. Perdona mi atrevimiento, pero vi en los noticieros lo del accidente e hice mis averiguaciones. Así que moví mis hilos mágicos y a primera hora se hará un comunicado de prensa, usando como portavoz al agente de la señorita Petrova. Él también manejaba la carrera de Damien Pietri, el modelo fallecido. Está todo cubierto, jefa.
—Gracias, Josh, no esperaba menos de ti. Siento haberte despertado y arruinar tu sueño reparador de belleza —admitió relajada y aprovechando para halarle un mechón de cabello a su amiga que seguía burlándose de ella con gestos infantiles—. Buenas noches.
—Para eso vivo, mademoiselle, para servirte. Debes revisar las acciones de Fox, no dejan de subir. Sería bueno invertir algo o en alguien. Buenas noches —respondió riendo y finalizó la llamada.
Solo les tomaba diez minutos llegar al edificio donde vivía Candace. Así que, cuando terminó la llamada, ya entraban al estacionamiento subterráneo. Bajaron del auto en silencio y una vez llegando al ascensor, ambas suspiraron, pero se mantuvieron con la vista al frente hasta que se abrieron las puertas en el treceavo piso del edificio.
Candace llegó hasta la puerta de su departamento y después de abrir, dejó pasar a su amiga antes. Luego de dar unos cuantos pasos, la detuvo halando su cabello como ella hizo antes y preguntó:
—¿Estás muy cansada para hablar ahora?
—Lo estoy. —Asintió Kassidy bostezando.
—Está bien. Si quieres, comemos algo ligero y luego vamos a dormir —ofreció y fue hacia la cocina.
—Bien, porque no tengo mucho apetito.
—Me lo imagino. —Candace se lavó las manos y preparó unos emparedados, mientras Kassidy la miraba moverse por la cocina de última generación con habilidad, una que nunca tuvo o no que hubiese visto, pero se abstuvo de preguntar.
Se dirigieron hacia el mueble frente al televisor, dejándolo en cualquier canal. Terminaron de comer en silencio. Candace se puso de pie y le pidió el plato para llevarlos, pero al detenerse frente a ella, le dijo:
—No quieres hablar en este momento y lo respeto, pero mañana a primera hora, me dirás todo lo que pasó con Roger. No me ha dejado en paz en toda la noche, llorando como un desquiciado y yo sin saber qué decir. Llamaré a Mary y luego me voy a dormir. Si pasa algo, te aviso. Buenas noches.
Kassidy se quedó como una estatua, mirando cómo giraba, dejaba los platos sucios en el lavavajillas y se iba a su habitación sin mirarla. Fue ingenua al no pensar en que ella sería a la primera persona a quien acudiría Roger.
Reaccionó después de un rato y decidió irse a la habitación restante. Se sentía agotada por todo lo ocurrido y suspiró, antes de posar su cabeza en la almohada con el deseo de dormirse de inmediato, sin que las imágenes volvieran a aparecer frente a ella, pero no tuvo éxito y la resignación por hablar de lo que no deseaba le cayó encima, igual que la certeza de que no quería que Kilian se enterara, así que iría por la tangente como con Mary.
KilianKilian Fox a sus veintisiete años era uno de los hombres más exitosos en el mundo de la tecnología automotriz; seguro de sí mismo, agradable, elegante, seductor y muy bien conservado, sin llegar a ser un muñeco de revista. Cualidades que también lo convertían en uno de los hombres más apetecibles de la ciudad, pero también uno de los más difíciles de atrapar. Sin embargo, en ese momento de su vida, todo ello no le servía para nada. Hubiese ofrecido su fama y su fortuna entera a cambio de evitar la incertidumbre y el dolor por los que atravesaba esa noche. Sentado al lado de esa cama de hospital, observaba a Anna Petrova entubada, inerte. Unas pocas horas antes, esa hermosa mujer contaba con una existencia plena, una carrera exitosa en el mundo del modelaje y ahora pendía de un hilo, un milagro. Lo más lamentable, era esa frágil vida inocente unida a la suya. Se le hacía muy difícil asimilar lo acontecido esa noche. Deseaba poder borrarla o por lo menos, haber actuado de maner
Kassidy Pequeños rayos del sol se filtraban entre las cortinas cuando Kassidy abrió los ojos y decidió levantarse e ir al baño. Al salir, buscó ropa en el armario. La mantenía allí por si decidía quedarse un fin de semana con su amiga. Candace hacía lo mismo en la que hasta la noche anterior era su casa. Justo en el momento de salir de su habitación y caminar por el pasillo, una de las puertas dobles de la entrada se abrió y se encontró a Candace vestida con ropa deportiva y una toalla sobre el cuello. El edificio donde vivía contaba con un gimnasio bien equipado, así como otras áreas recreativas. Era un buen lugar para vivir y de no haberse mudado con Roger, habría elegido hacerlo allí y cumplir el plan de vivir juntas que nunca pudieron realizar una vez graduadas. —Me baño mientras preparas nuestro desayuno, pequeña víbora —dijo Candace socarrona, golpeándole el hombro con el suyo al pasar a su lado—. Y no te olvides de nuestra conver
Kassidy El día estaba radiante, pero seguía frío debido al invierno, así que ambas se acomodaron dentro del auto con rapidez para disfrutar de la calefacción. —¿No me vas a ayudar a empacar? —Kassidy miró a su amiga con un poco de angustia. No es que tuviera miedo de Roger, pero no quería estar a solas con él y mucho menos discutir. —¿Empacar yo? Me tomé la atribución de llamar a Josh desde temprano. Él está haciendo las maletas por ti. Solo vamos en función de supervisoras. ¿Sabes? Para ser un genio en los negocios, te hace falta aprender a delegar funciones —dijo divertida y se puso en marcha. —Sé hacerlo, ridícula, pero esto se trata de un asunto personal, delicado y, Josh tiene una vida. Es fin de semana —contestó incómoda. —Como si Josh no muriera por saber qué tipo de lencería usas. Además, tú eres parte de su vida… Aunque debo reconocerlo; a veces compadezco a ese apetecible y desperdiciado dios griego —terminó con un lamento. —Deja en paz a Josh, porque tiene una par
Kilian Kilian salió hacia el hospital desde muy temprano, sin siquiera esperar a Mary para el desayuno. Al llegar, se fue directamente al consultorio de Max, pero según su secretaria, aún no había llegado, así que decidió buscar a la última enfermera que le atendió la noche anterior y tuvo suerte al encontrarla en el pasillo. La saludó con familiaridad y le pidió información sobre Anna y cómo había pasado la noche, pero su objetivo principal era convencerla para que le permitiera entrar a verla. Como la mayoría de féminas bajo sus encantos, aceptó de inmediato, no sin antes explicarle que su turno estaba por terminar y que lo acompañaría solo por unos minutos, porque si los descubrían, podía ocasionarle muchos problemas. Justo en el momento de girar la manija, la puerta se abrió y tras ella, se encontraron a un Maximilian North somnoliento, con el cabello revuelto en todas las direcciones posibles, quien al levantar su rostro y reconocerlo, se tensó por completo. Con una mirada de
No se había preparado emocional ni psicológicamente para verla tan pronto, pero el sujeto lo seguía mirando y se obligó a reaccionar como el hombre adulto en el que se había convertido y por un momento olvidó al jovencito enamorado que fue y con él dejó de lado el pasado y la historia que traía a cuestas con la mujer que estaba del otro lado de la pared.—Hola, vine a ver a Candace, soy… El hombre no lo dejó terminar, se le acercó con la taza y se la ofreció.—Te conozco, Kilian Fox, ¿cierto? —Le ofreció la mano para saludarlo y tomó agradeció la taza con té—. Soy Josh Cage. ¿Qué te pasó? No quiso responder a su pregunta, porque le pareció que no era el momento oportuno para decir que se había pegado con su mejor amigo por la misma mujer y porque en realidad lo que pensó en cuanto lo vio es que Candace los elegía cada vez más jóvenes. Aunque, al menos este iba vestido. No pudo continuar con sus cavilaciones, pues al avanzar a la sala el corazón ya le golpeaba con demasiada fuerza y
La noche ya había caído cuando Candace entró a la habitación que ocupaba Kassidy. Se sentó a su lado a la orilla de la cama y le acarició la espalda suavemente al susurrar:—Sé que no duermes, así que abre los ojos, porque necesitamos hablar. Josh me contó tu débil evasiva farmacológica para escapar de Kilian. —Al notar que no le hacía caso, cambió de táctica subiendo al colchón y empezó a saltar sobre él como una chiquilla—. Él ya se fue, pero un amigo mío está aquí y quiere verte. —No estoy de ánimo para conocer a tus amigos, Candace —dijo Kassidy abriendo los ojos y colocando ambas manos sobre su rostro. Intentó hacerla parar, sujetando una de sus piernas, pero se soltó y la evadió al correr alrededor de la cama haciéndola reír, ella no iba a madurar nunca—. Tus amigos son raros. —No sé qué significa eso y no quiero saberlo, porque te recuerdo que eres mi amiga más antigua. Él es abogado y te ayudará a manejar de la mejor manera lo que decidas hacer. —Pero aún no sé qué hacer.
Fue un día cargado de emociones perturbadoras para él, todas ellas generadas por la misma fuente: Kassidy Evans. Hacía mucho no sentía esa tempestad por dentro y la emoción que lo dominaba esa noche era la absoluta y sofocante ira. Kilian parpadeó un par de veces como saliendo de un trance cuando llegó frente al Avant—Gard casi sin darse cuenta, el bar quedaba a unas calles del edificio donde vivía Candace y lo visitaban juntos con frecuencia. Era un lugar de paredes decoradas con obras de arte hechas a mano inspiradas en Kandinski y con carteles de la época soviética, buena música en vivo y un ambiente agradable. Lo que necesitaban después de una semana llena de trabajo cuando no querían ir a los mismos lugares de siempre y encontrarse con demasiados conocidos.Pidió un mahattan a la chica de la barra y le dio el primer trago, disfrutando de la combinación del vermut junto al whisky en su garganta, su bebida favorita. Pero ni siquiera eso pudo tranquilizarlo. También intentó disfrut
A Kilian se le había hecho muy difícil conciliar el sueño y lo había logrado hacía solo por un par de horas, por lo que despertó sintiéndose más cansado que antes de irse a la cama. Al bajar a la cocina y notar en Mary una mirada acusadora, supo que debía dar muchas explicaciones por no ponerse en contacto con ella en todo el día de ayer. Ella había sido más que una madre para él en los peores momentos de su vida y por lo que parecía, seguiría siendo así y por ello le guardaba la mayor de las consideraciones y agradecimiento, por ello, ahora tenía que anticiparse a sus reclamos.—¿Cómo amaneció mi linda y maravillosa Mary? —dijo acercándose meloso, con una dulce sonrisa y depositando un beso en su mejilla. Ella ni se inmutó—. Lamento no haberte llamado ayer, pero tuve un día intenso y debía...—Tranquilo. —Detuvo a Kilian con la mano y a su vez se movió con agilidad por la cocina, sirviéndole el desayuno—. Me enteré de que estuviste un momento con Candace, ella sí me llamó para no pre