Se aproxima el reencuentro de Alex y Lolita, ahí sabremos su cambio de look. No olviden las reseñas.
El corazón de María Dolores dio un vuelco al enterarse de que Alex había confirmado su visita a Manizales, inhaló profundo intentando contener la emoción, y el nerviosismo que le causaba aquel encuentro. —Alba se va a encargar que la bruja de Jacqueline no se le pegue —dijo Paz gruñendo—, y yo te voy a convertir en otra persona. —Elevó una de sus cejas, y sonrió divertida—, además te daré unos consejos buenísimos. —Chasqueó los dedos—, como vos comprenderás no es nada fácil estar casada con el hombre más bello de Colombia. —Suspiró profundo. María Dolores sonrió al escucharla.—Me conmueve mucho escucharlos hablar así tan bonito uno del otro, y la forma en que se miran, se respira mucho amor entre ustedes —habló Lolita con melancolía. —Desde que yo era niña, soñaba con él, anhelaba casarme con un Duque, y aunque este me salió falso. —Carcajeó—, es todo lo que en la vida esperé de un hombre —expresó con el corazón henchido—. Con Joaquín la palabra aburrimiento, no existe —enfatizó—,
New York - Usa. —¿Cómo que te vas a Colombia? —cuestionó arrugando el ceño Jacqueline—, yo me voy contigo, aún estás delicado —expuso caminando de un lado a otro por el apartamento. Alex colocaba un par de camisas en la maleta mientras su novia refutaba agitada. —No iré solo, mis papás también viajan —informó. Jacqueline golpeó la madera del piso con la punta del pie. —Voy contigo —sentenció. Alex lanzó con fuerza la tapa de la maleta. Jacqueline se sobresaltó. —Te dije que no, voy por asunto familiar —recalcó y la miró a los ojos con seriedad.Jacqueline apretó los dientes. —Soy tu pareja, y por ende parte de tu familia. Alex resopló y negó con la cabeza. —Nadie va a llevar a sus novios, es una reunión solo de miembros familiares, por eso me voy con mi hija —enfatizó—, cuando seas mi esposa, ahí sí —recalcó, cogió sus cosas y arrastró la maleta por el piso—. Volveré en un par de días. Salió sin despedirse de ella, ya que estaba molesta, mirando hacia la ventana y con los b
Cuando la mirada llena de confusión de Alejandro se clavó en ella, Lola sintió que el piso de la casa temblaba bajo sus pies, y que de un momento a otro desfallecería, de no ser por la oportuna intervención de la señora Duque. —Ella es Dalia, cariño —le habló con dulzura a Alexa—, creo que te estás confundiendo de persona —le dijo a la niña y le acarició el cabello—. Ella es una antigua amiga mía, y ahora nos colabora con la publicidad de nuestros producto —expuso y miró a su sobrino. María Dolores volvió a respirar, sin embargo, temía delatarse, tomó una gran bocanada de aire, y de la mano de Emma bajó. Alexa frunció el ceño, y miró a la niña, entonces Alba al darse cuenta de inmediato se aproximó a su nieta. —Vamos a que pruebes el arequipe que aquí preparan, es delicioso —propuso y la tomó de la mano y se la llevó a la cocina. —Mucho gusto —le dijo Lola a Alex, lo miró a los ojos y escuchó los fuertes latidos de su corazón, y extendió su mano temblorosa a él. Como hechizad
El sonido del móvil, sumado a los murmullos de la gente afuera de la hacienda obligó a Alex a abrir los ojos. Giró a su alrededor y se dio cuenta de que su hija no estaba a su lado, enseguida se puso de pie para buscarla, pero antes de que saliera de la alcoba, su madre ingresó con la niña de la mano. —Buenos días, cariño —expresó Alba, y se acercó a besarle la mejilla. —Hola, papi —dijo la pequeña—, desayunamos delicioso, la señora bo…—pausó—. Dalia preparó una comida exquisita —añadió Alexa. Alejandro sonrió y observó con dulzura a la niña, y correspondió con calidez el saludo de su madre. —Veo que madrugaron —comentó. —No, tú te quedaste dormido —rebatió Alexa. —Te vi descansar con tanta tranquilidad, que no quise despertarte —mencionó Alba. —¿Qué hora es? —cuestionó.—Las diez de la mañana —informó—, y te venimos a avisar que nos vamos a la ciudad. —Sonrió. Alex asintió y se despidió de ellas, se metió a la ducha, y luego de bañarse se colocó unos vaqueros azules, una cami
Al día siguiente María Dolores se miró frente al espejo, alistándose para la cita que tenía con Alex. Se colocó unos pantalones de mezclilla, y sonrió al ver lo quien que se entallaba a sus curvas, se colocó una camiseta rosa de manga corta, y encima cubrió sus brazos con un cárdigan de tela blanco, enseguida se colocó las botas bajas. Inspiró profundo, pues los recuerdos de los besos y las frases de Santiago le provocaron cosquillas en el estómago. Sin embargo, no podía flaquear, le había prometido una cita, y eso era lo que tendrían aquella mañana de sol radiante. *** En la casa de huéspedes Santiago finalizó de amarrar los cordones de sus deportivos, se miró al espejo: lucía unos vaqueros azules, una camiseta verde agua, sonrió al pensar que luego de unos minutos por fin podría estar a solas con Dalia. Se colocó su varonil fragancia en las manos y luego palmoteó sus mejillas y el cuello, de inmediato salió de la habitación, y al bajar se encontró con sus padres y su hija.
La mirada de Alejandro parecía traspasarle el alma a María Dolores, el corazón de la mujer, se detuvo por milésimas de segundos, todo su cuerpo temblaba esperando una reacción de él. Alex parpadeó y algunos recuerdos vinieron a su memoria, entonces sin pensar un segundo se aproximó a ella y la abrazó con fuerza.María Dolores dejó salir el aire que contenía en sus pulmones, liberó un suspiro, así como las lágrimas que se amotinaron en sus ojos. Alejandro sintió su corazón bramar con gran fuerza, percibió el calor de su cuerpo, la suavidad de su piel, y entonces ya no tuvo dudas, era ella, la mujer de sus sueños. Sin importarle nada, la besó con desesperación, y Lola correspondió con la misma ansiedad, percibiendo que, de un momento a otro, iba a desfallecer. —¡Eres tú! —exclamó él, y le acarició el rostro, el cabello, la inspeccionó con sus azules ojos, cristalinos. Lola pasó la saliva con dificultad. —¿Me recuerdas? ¿Recuperaste la memoria? —cuestionó ella con inquietud y las me
Alejandro suspiró profundo, no pudo evitar sonreír, y de pronto su móvil sonó, resopló creyendo que era Jacqueline; sin embargo, el contacto era un número desconocido para él. —Hola, tío Alex —se escuchó en la dulce voz de una niña—, dice mi abuelita que ya te acuerdas de nosotros. ¿Es cierto?Él sonrió y su corazón se llenó de alegría. —¿Eres una niña de ojos azules, parlanchina, traviesa y que le encanta robar chocolates? —indagó bromeando. —Soy Norita —respondió ella bufando. Alex carcajeó al escucharla. —Claro que me acuerdo de ti, y de tus papás —comentó. —¿Cómo están? —cuestionó sentándose en la cama. —Estamos bien, no viniste a verme cuando me secuestraron —reclamó—, mi papá me salvó como en las películas —relató—, ya estoy en casa, y quiero que mi hermanito nazca pronto —expuso. Alex parpadeó y sacudió su cabeza. —No sabía que te sucedió eso —comentó sorprendido—, vaya noticia, así que serás la hermana mayor —dijo con ilusión. —Sí tío —respondió Norita—, cuídate mucho
Luego de aquella ceremonia, el sonido del teclado se hizo a escuchar. Lolita notó como Paz se lanzó a los brazos de su esposo y de inmediato el vocalista de la orquesta entonó: «Volví a nacer by Carlos Vives» Alejandro sonrió y recordó que esa canción era muy especial para sus tíos. —Con ese tema, Joaquín le pidió matrimonio a mi tía —relató—, en el estadio de Bogotá, con más de veinte mil personas presentes, y con el propio artista en vivo. Lolita parpadeó y abrió sus ojos, sorprendida. —Debió ser un momento mágico —susurró, y miró como toda la gente coreaba el tema, uniéndose al sonido de los acordeones. «Quiero casarme contigo, quedarme a tu lado, ser el bendecido con tu amor. Por eso yo quiero dejar mi pasado, que vengas conmigo, morirme en tus brazos, dulce amor» Enseguida ellos se unieron a los demás y se pararon frente a la tarima para cantar la melodía. —Alex —dijo la voz dulce de una dama al instante que el tema finalizó. Alejandro dio vuelta, y sus labios esboza